Termómetro político

El Nuevo Día. Los del MAS son ingenuos al jurar que, con una reelección y un par de trucos constitucionales, se quedarán en el poder. Y los autonomistas son ingenuos, al pensar que con la autonomía plena frenarán las fuerzas de coyuntura que tiene el MAS.

La semana pasada y la que comienza.



Estas semanas – la pasada y la que viene – están signadas por la pregunta ¿se firmará un pacto o no?

El MAS firmará un pacto si le aseguran la reelección. Confía en que esa es la ruta para asegurar el poder por varios años. Y la media luna, firmará si le aseguran autonomía plena. En el fondo, hay ingenuidad en ambas partes.

Los del MAS son ingenuos al jurar que, con una reelección y un par de trucos constitucionales, se quedarán en el poder. Y los autonomistas son ingenuos, al pensar que con la autonomía plena frenarán la fuerza de coyuntura que tiene el MAS.

La lección que el MÁS no ve: quedarse muchos años en el poder requiere MÁS que trucos y que una reelección. Requiere vencer de modo definitivo al rival. Y la lección que los autonomistas no ven: les falta un proyecto de poder, capaz de proponer un futuro distinto. No basta con oponerse al MAS.

Ahora bien, si no hay un pacto, al MAS le queda el recurso de la violencia para imponer su constitución. Pero en el camino de la violencia, el MAS debe afinar. Tendrá que dejar la violencia como amenaza y tendrá que pasar a la violencia como método permanente de vida. Nada de cerco: invasión.

Pero no sólo eso. El siglo XX, el de las tiranías modernas, enseñó que la verdad dictadura combina palo con popularidad. Si el MAS quiere conquistar el futuro desde la violencia, tendrá que superar en popularidad a la autonomía dentro de la propia media luna. Todos saben que una votación para escoger entre el socialismo del MAS y la autonomía de los autonomistas, siempre será una victoria de los autonomistas en la media luna, y eso es un hueco muy grande para una dictadura respetable.

Es decir, si el MAS escoge la violencia, necesita dos cosas: la primera, meter violencia en serio. La segunda, tener verdadero apoyo popular en la media luna.

En cuanto los autonomistas, ¿qué distancia política – respecto al poder central – necesita

Santa Cruz a fin de realizar su potencial politico y económico? ¿La autonomía le garantiza esa distancia? ¿O es mejor, como algunas voces la proclaman, la confederación?

Lo que está claro a esta altura, es que el prefecto de Santa Cruz no puede limitarse a la

misión pequeña de frenar al MAS. La autonomía o la confederación como reacción (frente al socialismo del MAS) no hacen futuro. Pero la autonomía o la confederación, concedidas como un cambio que da forma definitiva y nueva al futuro, es otra cosa.

Si el MAS en Cochabamba ofrece un pacto que garantice el desarrollo del potencial político, económico y cultural de Santa Cruz, entonces, hay que tomar ese pacto. Pero si el MAS no ofrece un pacto de esta naturaleza, hay que dejar que el MAS se cocine en su propiedad salsa, jugando a instalar la dictadura.

Termine esto en dictadura o no, Santa Cruz, debe sacar una cosa clara de este momento histórico: su idea del futuro. Ello significa que, pase lo que pase, a partir de ahora Santa Cruz debe entenderse como un proyecto político. El proyecto de una nación en sí misma.

De una nación, cuya misión esencial no es oponerse al MAS: es realizar su propia identidad y su propia fuerza como un Pueblo que tiene historia, que tiene vida y que tiene futuro propio en los planos político, económico y cultural.

Un Pueblo, que está contento de cohabitar con la nación andina dentro de la unidad del Estado boliviano, pero que no por ello renuncia a su identidad y al derecho de existir.

Un pueblo, cuya identidad se basa en valores universales, lo cual permite que cruceños, sean los que quieren ser.

Y un pueblo, cuyos valores universales, precisamente, son la Libertad en lo político, la Prosperidad capitalista en lo económico y la Solidaridad cristiana en la convivencia. Es decir, la trilogía compuesta por los valores de la libertad moderna, por los valores del esfuerzo individual en cuanto motor del desarrollo y por los valores de la solidaridad cristiana; aquella, que la doctrina llama Caridad y que los viejos cruceños practicaban con el nombre de “Hospitalidad”

La temperatura política

En una escala del 1 al 10, donde 1 significa estabilidad, ¿Cómo calificaría Ud. la situación actual? La situación está en un 7. Hay una tensa calma.