Responso… sin muerto

Entre paréntesis….Cayetano Llobet T.

Los que fuimos “pro-chinos”, partidarios de “la guerra popular prolongada”, orgullosos de la definición ideológica de militantes del “marxismo- leninismo-pensamiento Mao Tse Toung” -¡qué tamaño de definición!-, liquidadores del capitalismo, tenemos que admitir que estábamos viviendo un verdadero cuento chino.  El “socialismo con peculiaridades chinas” es, hoy, una belleza de capitalismo.

Sería una insensatez desconocer las dimensiones de una crisis. Pero es una estupidez pensar que el derrumbe de Wall Street es el camino para llegar mañana al socialismo. La proclamación de la muerte del capitalismo que hacen Chávez y Kirchner  -seguidos, para variar, por Evo Morales-  es un extraordinario salto al vacío de la ignorancia. Ignorancia que, por lo demás, ya no debería causarnos asombro. En primer lugar, porque es una falacia afirmar que el capitalismo se hubiera guiado históricamente por la ortodoxia del “mercado y sólo mercado”. Una de las claves de la supervivencia del sistema ha sido, precisamente, la facilidad y la frecuencia con la se han introducido regulaciones, limitaciones, salvatajes e intervenciones estatales.



Una de las partes más tristes de la historia de los luchadores por el socialismo  -materia desconocida por la mayor parte de los que hoy agitan sus banderas-, es la constatación de la inutilidad de su lucha. No tanto por la supervivencia del capitalismo, a pesar de sus crisis, sino por el fracaso de su alternativa. ¡No hay, en el mundo, un solo ejemplo de socialismo exitoso!  Y es que ya no es un problema de definiciones ideológicas, sino de realidades. Y no hay que acudir al otro extremo del mundo: a la ya inexistente Unión Soviética  -que acaba de  definir que los bolcheviques eran unos asesinos y el Zar, poco menos que un gran tipo-, ni a los restos de las denominadas “democracias populares”, la Europa del Este. Peor, a una Corea del Norte que terminó cambiando bombas atómicas por comida.  A menos horas de vuelo  -¡y ahora el tráfico es intenso!-, basta con ver a Cuba. Cincuenta años de socialismo, con el apoyo de miles  de millones de dólares soviéticos y ahora venezolanos, para enfrentar una de las más lamentables situaciones de irresolución de pobreza.

Con todo el respeto, admiración y cariño que me mereció Fidel Castro y la revolución cubana, hay que admitir, sin vueltas y revueltas, que la constatación, hace unos meses,  de un analista de El País de Madrid, era dramáticamente verdadera. La revolución cubana ha tenido tres éxitos formidables: salud, deporte y educación. Y tiene tres problemas terribles: el desayuno, el almuerzo y la cena.

Alguien tiene que avisarle a Evo Morales que su amigo Chávez le está mintiendo cuando le cuenta que el capitalismo está herido de muerte. Entre otras cosas, porque la platita que le da a él, a Cuba y al club de pobres del Alba, es producto de sus negocios capitalistas. Igual que los maletines con cientos de millones de dólares, en efectivo, para la señora Kirchner… ¡qué señora más cara!  Y que su historia del “socialismo del siglo XXI”, es otro cuento. ¡Acaba de perder 300 millones que tenía en el banco de Inversión Lehman Brothers!

La crisis es seria y nadie tiene la menor duda de que su repercusión va más allí de Estados Unidos. Estamos hablando de una inminente recesión en la economía más grande del mundo. A nosotros, aquí, nos tocará menos, por nuestro tamaño, ¡somos chiquitos! Pero va a servir para que muchos oficiantes del socialismo sigan celebrando responsos… ¡creyendo que hay muerto!