Bolivia ante la crisis global

Todos quisiéramos que la razón esté del lado del optimismo gubernamental y no del pesimismo de la Cepal. Sin embargo, es de esperar que el gobierno considere la posibilidad de estar equivocado.

Editorial Los Tiempos.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) ha difundido hace un par de días un estudio acerca del desempeño económico de los países de la región durante la gestión que concluye y sobre los efectos que en cada uno de ellos tendrá la crisis global.



En lo que concierne a nuestro país, las previsiones de la Cepal no son nada alentadoras. Considera que Bolivia, junto con Venezuela y Ecuador, será uno de los más afectados. Calcula que durante el próximo año el Producto Interno Bruto (PIB) caerá entre 4 y 6 por ciento como consecuencia del descenso de los precios del petróleo, el gas y los minerales, entre otros factores, y que los ingresos fiscales disminuirán notablemente.

Según el informe, las malas noticias no estarán originadas sólo en la disminución de los precios de los principales productos básicos exportados. A ello se sumará la caída de las ventas externas del sector manufacturero debido a la suspensión de las preferencias arancelarias otorgadas por Estados Unidos a Bolivia.

Los efectos negativos de este último problema serán considerables, indica, porque Estados Unidos es el cuarto socio más importante de nuestro país; hasta octubre de 2008, un 6,1 por ciento de las ventas externas se habían dirigido al mercado norteamericano. Y aunque toma en cuenta los esfuerzos que está haciendo el gobierno boliviano para remplazar las oportunidades comerciales perdidas por las que ofrecen Venezuela e Irán, no cree que sean suficientes para paliar la reducción de las exportaciones no tradicionales.

Como consecuencia de lo anterior, se teme que Bolivia esté también entre los países con más dificultades para implementar medidas capaces de contrarrestar el impacto de la crisis sin descuidar, al mismo tiempo, los programas sociales que atienden a los sectores más vulnerables. Se puede pues prever que no será nada fácil para el gobierno continuar con la distribución de los bonos “Dignidad” y “Juancito Pinto”, sin poner en serio riesgo la estabilidad de la economía.

Como se ve, el estudio contradice de manera absoluta y total las previsiones gubernamentales, según las cuales Bolivia es, más bien, uno de los países mejor preparados para afrontar los embates de la crisis global. Sin duda, todos quisiéramos que la razón esté del lado del optimismo de nuestros gobernantes y no del pesimismo de los expertos de la Cepal. Sin embargo, más allá de los buenos deseos, es de esperar que el gobierno considere la posibilidad de estar equivocado, pues sólo así podrá adoptar las medidas más convenientes. Ante la magnitud de la debacle de la economía mundial ninguna precaución es excesiva.