Su mejor defensa es el ataque

Jorge Landívar Roca

Tal vez no se ha tomado debida nota del alcance de una entrevista realizada por El Deber, a un ex presidente del Cejis, en la que éste justifica al presidente Evo Morales, cuando ataca, agrede y acusa aún sin pruebas a sectores de la oposición. El Cejis, es una Ong de la cual varios de sus miembros partieron a ocupar importantes cargos en el gobierno del MAS, luego de haber apoyado a este movimiento político.

El entrevistado explica que: ‘un factor común al mundo aimara es ‘la intuición’: ya sea leyendo las hojas coca, consultando a los yatiris, o interpretando los sueños, de modo que muchas veces procede y actúa, no guiado por la lógica citadina, sino por intuiciones; por tanto, es posible que un plan que se hubiera definido en la víspera, sea cambiado al día siguiente si es que en esa noche tiene un sueño revelador’. ¡Ante semejante aseveración huelgan los comentarios y emergen las preocupaciones, dada la necesidad de una administración racional y prudente del Estado! Y ojo, no se trata de menoscabar la ‘intuición’ como un valioso recurso que genera señales instantáneas, repentinas, a modo de súbitos mensajes del interior; pero hay que interpretarlos adecuadamente. El propio Descartes señala que lo peculiar del enfoque racionalista consiste en considerar que, junto con lo que podríamos llamar intuición sensible o percepción, existe una intuición más perfecta,  la intuición de la mente o ‘intuición intelectual’.



En la entrevista periodística, el ex presidente cejista, profundo conocedor del mundo aimara, alimenta una sugestiva y a la vez preocupante advertencia: ‘no entender la mentalidad de Evo que como todo aimara se comporta de un modo muy propio y característico de su cultura, provoca ‘desconcierto’ entre quienes tenemos una formación más occidentalizada’. Arguye que: ‘al aimara se lo cataloga como ‘janiwa’, es decir con cierta tendencia a la negación’, ‘a la no aceptación de aquello que es diferente a su propio ser y que -fruto de siglos de sometimientos y abusos- es desconfiado y no acepta fácilmente al q’ara (el blanco)’, a quien sindica por esta actuación’. Señala, al mismo tiempo, que ‘a la psicología propia del aimara hay que añadirle la también continua agresión de la que Evo es objeto por parte de la oposición, por lo que debe entenderse los desplantes a la prensa, la crítica a USAID y al entorno norteamericano, etc. ¡Evo ataca, porque se siente agredido, y su mejor defensa es también el ataque!’

Este razonamiento que excusa la actitud agresiva del presidente Morales, y desnuda posturas propias de una cultura, debe motivar una profunda reflexión sobre el carácter ‘aimarista’ del proyecto de Constitución del MAS, que privilegia esta cultura sobre las demás y asume una actitud vindicta sobre los apodados ‘interculturales’, sólo así podremos conocer que nos depara el futuro.