El Padrino

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“Sabemos de donde venía la plata, pero tenemos que saber a donde iba”, dijo el Presidente Morales, al tiempo de tener que admitir que una vez roto el dique de la corrupción en YPFB no se podía seguir evitando el rebalse a puro dedo.

Ante la imposibilidad de frenar el escándalo mayúsculo, con todos los indicios que conducen a iluminar el mismo camino, porque para desgracia del gobierno todos los caminos llevaban a Roma y sólo a Roma, Evo Morales tuvo que improvisar una nueva reunión de gabinete, después de la cual en las escalinatas del interior del Palacio tuvo que destituir prácticamente a Don Santos Ramírez, sacando del sombrero de mago que siempre tiene a mano para estas emergencias a Carlos Villegas, quien antes fue Ministro de Hidrocarburos y pasó a Ministro de Planificación y ahora vuelve a planear en un vuelo de emergencia como Presidente Interino de YPFB.



Estos son los gajes del oficio y los afanes de una presidencia tan controvertida y de tantos cambios y recambios, que a veces no deja otra opción que sacar de la vieja chistera una paloma, un pañuelo, a veces un pollito, un conejo, un huevo que en el azar del truco de magia puede resultar de paloma o de serpiente.

De todos modos, la crisis en ciernes también lo obligó al Presidente a improvisar un discurso en el que expresó una demanda a la Viceminstra Anticorrupción Nardy Suxo, para que investigue al interior de YPFB, anunciando que además le estaba proporcionando una lista de diez funcionarios a ser investigados.

Hasta ahí todo iba bien, porque esto es lo que se debe hacer, pero luego el Presidente le dejó un cabo suelto al caso de Don Santos, y es que en su habilidad soltó uno de los muchos amarres y nudos que incriminan a Ramírez y planteó que a pesar de todo, él se puede defender como todo ciudadano, dejando entrevere en ese truco que son las palabras unas sobre otras, que quien dice si después Don Santos no sale libre de culpa y paja, tal como pasó con el “hermano” Manuel Morales, quien fuera alejado también de YPFB por sindicaciones de corrupción, pero que según “las investigaciones” salió libre de culpa y responsabilidad, pudiendo de ese modo gozar del reconocimiento del Gobierno que lo envió a Venezuela en misión diplomática.

Si es que el radar no nos falla, Santos Ramírez podría terminar en alguna misión diplomática, porque esta es la usual y reiterada salida elegante para los que se han manchado el guante blanco y han encastrado al gobierno de transparencia.

Luego el presidente Morales, volvió a la duda existencial tipo Hamlet, …sabemos de donde venía el dinero, pero tenemos que saber a donde iba…

Nos preocupa que en medio de esta duda, en el colmo de esta duda, se cumpla el mito del enmascarado de plata, al que nadie le pudo sacar nunca la máscara, porque cuando esto estaba a punto de suceder uno y otro hecho fortuito le permitía volverse a sujetar la máscara y escapar dejando a todos en la terrible intriga de no descubrir su rostro y su identidad.

En medio de los dimes y diretes que ha traído a colación esta historia, se dijo que el Presidente Morales tiene tal cercanía a Santos Ramírez que incluso fue su padrino de boda el reciente 7 de enero, cuando contrajo nupcias con la diputada suplente masista Giovanna Navia Doria Medina, hermana de uno de los implicados en el volteo y asesinato del empresario del que sabía que puso el dinero, pero todavía no se sabe a que manos iba, según palabras del propio Presidente.

El Presidente Morales, seguro que también ha escuchado que se dice que su ahijado Santos Ramírez, que es un maestro rural que en su declaración a la contraloría sólo tenía deudas, se habría comprado una mansioncita de un millón y medio de dólares, que según el propietario ya habría dado el empoce inicial. Esperamos que esto alerte al Presidente así como el caso irresuelto de los 33 camiones de contrabando del ministro Quintana, entre otros casos que conducen también a Roma.

No es aconsejable padecer este tipo de ceguera, ni siquiera por el gran cariño que se puede sentir hacia los hijos y los ahijados.