Jugando con la educación

Los maestros de Santa Cruz han caído en las garras del más crudo totalitarismo. Son víctimas de la manipulación en las pruebas de ascenso y de trabas que les ponen para ejercer su trabajo con normalidad. La educación está en manos de un agente del MAS que practica terrorismo administrativo.

Editorial El Nuevo Día.

El Gobierno está pregonando sobre una autonomía que no está dispuesto a practicar, suponiendo que sean genuinos los conceptos de descentralización contenidos en la constitución oficialista, aunque todos saben que se trata de centralismo disfrazado de fragmentación y caos administrativo, cuando menos. Una muestra es lo que está sucediendo en las escuelas públicas de Santa Cruz, donde existe una clara y burda manipulación del Ministerio de Educación, con el objetivo de convertir a las unidades educativas en centros de adoctrinamiento ideológico.



La actuación de un rabioso e irresponsable agente del MAS en la oficina departamental de educación está llegando a límites intolerables, hecho indignante porque está haciendo politiquería, y de la peor, con un asunto muy delicado, que compromete el futuro de la niñez y de la juventud.

Hace unos meses, el funcionario de marras se salió con la suya en el despido de decenas de maestros acusados de participar en actividades políticas contrarias al Gobierno y de apoyar el proceso autonómico. Su mentalidad intolerante lo llevó a afirmar que dichos profesores podrían ser restituidos si se comprometen a no incurrir nuevamente en el “delito” de cuestionar al oficialismo.

Los maestros de Santa Cruz han caído en las garras del más crudo totalitarismo. Son víctimas de la manipulación en las pruebas de ascenso y de trabas que les ponen para ejercer su trabajo. El ensañamiento también se ejerce contra los colegios “de convenio” que dependen de la Iglesia Católica, donde el MAS prácticamente ha vetado a los directores religiosos, pese a que éstos gozan de una formación pedagógica impecable y han dedicado su vida a la vocación educativa.

A menos de un mes de iniciarse la nueva gestión escolar, se está produciendo una masacre blanca sin precedentes en las escuelas públicas cruceñas. Hasta el momento ya son 400 los directores que han sido suspendidos de sus funciones y suplantados por maestros que llegan desde otros distritos del país, especialmente de la región andina, sin haber demostrado idoneidad para ejercer el cargo. La molestia es evidente entre los docentes del departamento, quienes han denunciado que por lo menos un millar de profesores se preparan para hacer el mismo enroque. Se ha dado el caso de una directora de larga trayectoria, a quien le sugirieron su traslado de Santa Cruz a Boyuibe, para darle lugar al recién llegado, que obviamente viene con credenciales partidarias bien signadas.

La reacción de los padres de familia no se ha hecho esperar. Ayer, vecinos de la escuela Tierras Nuevas bloquearon una avenida en protesta por el cambio de la directora, usando las mismas maniobras espurias. Está claro el objetivo del Gobierno, aunque será difícil a estas alturas que introduzca su ideología racista y de confrontación en los contenidos escolares, como lo pretende.

Los maestros de Santa Cruz han caído en las garras del más crudo totalitarismo. Son víctimas de la manipulación en las pruebas de ascenso y de trabas que les ponen para ejercer su trabajo con normalidad. La educación está en manos de un agente del MAS que practica terrorismo administrativo.