Auge del narcotráfico

0902051010 ¿Acaso no dan las cosas para pensar que la tragedia es completa o cuando menos puede ampliarse más alla de lo previsible?

Editorial La Prensa.

No sólo que nos abruma a los bolivianos en general, sino que a la vez nos abochorna y nos duele hondamente. Nos referimos a la amarga pertinacia del narcotráfico que se registra todos los días en los medios de comunicación, de los cuales son centrales protagonistas hombres y mujeres casi por igual, lo mismo que jóvenes y viejos.



Y casi siempre esa pertinacia noticiosa refiere que el condenable e ilícito negocio de las drogas prohibidas no sólo tiene a nuestra ultrajada Bolivia como país de paso, pues, además de ser óptimo productor de la materia prima, lo es del producto elaborado y refinado con mano maestra. Y no viene a resultar tan arriesgado pensar, para hacer más dramático el problema, que así como poseemos la materia prima óptima, así como elaboramos el estupefaciente altamente refinado, así como tenemos tan audaces y numerosos traficantes, cómo no imaginar, por lógica elemental, que no son raros los adictos criollos, los que se dejaron tentar por el vicio, más de lo que se pueda imaginar, y de él quedaron cautivos.

Resumiendo conceptos, el drama terrible es de alcances más insospechados aún. Producimos la materia prima, elaboramos la droga en escala mayor, la traficamos con destino a los mercados del mundo y… la consumimos. ¿Acaso no dan las cosas para pensar que la tragedia es completa o cuando menos puede ampliarse más allá de lo previsible?

¿Qué es lo que está fallando, qué mecanismos se han desajustado, qué controles han dejado de responder en el aparato formal de la lucha contra el narcotráfico que involucra a todos los países grandes, medios y pequeños del planeta? Es cosa que corresponde investigar sin pérdida de tiempo en nuestro país, en el patriótico e inexcusable afán de aliviarlo del estigma insufrible que implica la ligazón con la elaboración, el tráfico y el consumo de los alucinógenos.

¿La súbita salida de aquella agencia norteamericana que, en nuestro país como en tantos otros, trabajaba en la represión en general del narcotráfico tiene que ver con este insufrible auge de los hechos que a diario registran los medios de comunicación sobre malas andanzas desbaratadas, pero sin que decline el deplorable fenómeno? De ser así, de estar dejándose sentir la ausencia de la aludida organización norteamericana, pues habrá que buscar la forma de reponer esa presencia. Tal vez no, dado lo tirante de nuestras relaciones con Estados Unidos, con ese mismo ente, pero sí con uno más o menos similar y que garantice eficacia, buenos resultados.

Aun desde el punto de vista de nuestra dignidad tan mellada urge dar paso a mecanismos que si no son capaces de acabar con el narcotráfico sumariamente, quizás, al menos lo mantengan a raya y bloqueen su expansión y auge que tiene, aparte de lo estigmatizante, una sentencia a muerte para nuestros poco prevenidos segmentos sociales.