Cooperativismo, generación de valores y prácticas democráticas

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 Germán Antelo Vaca

Presidente de CRE



La 16 conferencia regional titulada “responsabilidad social cooperativa y vida democrática”, de la Alianza Cooperativa Internacional para las Américas, ACI, realizada el año pasado abordó como ejes centrales tres temas de vital importancia para la región, la democracia en nuestros países, la democracia al interior del movimiento cooperativo y la responsabilidad social del sector.

¿Para qué quiere el pueblo la democracia política sino tiene condiciones dignas de vida? Cada día con mayor frecuencia se visualiza a la democracia de manera integral tomando en cuenta todos los aspectos inherentes al desarrollo de los ciudadanos y su entorno. Se toman en cuenta todos sus derechos en particular de las mujeres y todas las minorías sean raciales, étnicas o de cualquier tipo.

Pero también esta nueva visión de la democracia incluye la extensión de derechos que hasta hace poco tiempo la mayoría de los ciudadanos ni siquiera conocían, como por ejemplo el acceso a la información del estado y la protección de los datos de los miembros de la sociedad, el acceso por igual a las ondas de radio y televisión, los derechos de los consumidores, la participación en la elaboración de los presupuestos y políticas públicas.

Pero no por avanzar en una concepción amplia e integradora del sistema democrático debemos olvidar la necesidad de mejorar en los derechos que todas las constituciones de nuestros países reconocen y garantizan y que sin embargo estamos lejos de conquistar, como son el acceso a la salud, la educación y la justicia.

Sin la posibilidad de los ciudadanos de acceder a los beneficios de una mejor calidad de vida a partir del ejercicio de los derechos y libertades no habrá una comprensión general y apropiación de los principios y valores democráticos porque la gente todavía espera que seamos capaces de mejorar en la distribución de la riqueza.

América Latina ha venido creciendo en estos años a tasas no conocidas en nuestra historia. El aumento de los precios de nuestros principales productos de exportación, el incremento de las remesas y otros fenómenos han conducido a nuestros países a una notoria expansión económica que han redundado en la reducción de la pobreza, pero no ha sido suficiente.

Las cifras que manejan los organismos internacionales así lo confirman, tal como señala la Cepal que a pesar de la situación de EEUU y del incremento del precio de los alimentos en los mercados internos de nuestros países, habrá una cifra de ciudadanos en situación de pobreza por debajo de los 200 millones de habitantes.

Visto en cifras el hecho de que 200 millones de personas vivan en Latinoamérica por debajo de la línea de pobreza son una muestra palpable de que el desafío real está en disminuir la injusta distribución de la riqueza que persiste en nuestros países a pesar del crecimiento económico.

En ese sentido, quienes como ciudadanos sostenemos un compromiso social profundo debemos bregar para que la cultura democrática que propulsamos fomente en el individuo una cultura política sólida con valores y principios que le permitan ejercer ciudadanía. Un proyecto democrático que lejos del neoliberalismo de los 90 y del socialismo real de la Europa de este, ambos fracasados, proponga como objetivos estratégicos a libertad, la solidaridad y la participación como ejes de nuestro accionar.

No hay democracia sin libertad y justicia social, pero tampoco es posible alcanzar la justicia social sin libre expresión de los ciudadanos.

En ese marco y si es cierto lo que afirmamos en relación a que el desarrollo de la democracia tiene que ver con la participación de los ciudadanos, la justicia social, con el respeto a los derechos de las personas sin discriminación de ninguna especie, con el acceso a la educación y la salud, con el uso social del conocimiento y la información. ¿Tiene algo que ver con todo esto el cooperativismo?

No cabe ninguna duda que los valores y principios del movimiento cooperativo coinciden con una perspectiva de búsqueda de una utopía democrática que mejore la vida de nuestros ciudadanos y por eso en todo América Latina los proyectos que sintonizaba con esta visión han contado con los cooperativistas y por el contrario cuando se arrasó la democracia y con ella las libertades las organizaciones del movimiento cooperativo han luchado por restablecerla pagando muchas veces un alto precio.

En CRE sostenemos principios solidarios y de libertad democrática que practicamos brindando información constante a nuestros delegados, funcionarios, socios y comunidad porque en 46 años de vida institucional aprendimos que es a partir de la participación de todos los ciudadanos que crecemos y nos fortalecemos.