Yungas: saquearon casa y golpearon a la ex diputada Paredes

Fue expulsada del MAS en 2003 y en diciembre publicó el libro Del gonismo al evismo, en el que critica a Morales. Fue obligada a caminar durante cinco horas. Tiene 30 días de impedimento

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Magullada. La pedagoga, de 56 años, tiene todo el cuerpo amoratado, pese a que han pasado 8 días de la golpiza



Violencia. Fue expulsada del MAS en 2003 y en diciembre publicó el libro Del gonismo al evismo, en el que critica a Morales. Fue obligada a caminar durante cinco horas. Tiene 30 días de impedimento

El Deber

Pablo Ortiz 

Un nuevo caso de agresión política sale a luz pública. El martes 3 de marzo, la ex diputada del Movimiento Al Socialismo Marlene Paredes fue agredida por unas 10 personas (cuatro hombres y seis mujeres) cuando salía de su casa, ubicada en el kilómetro 67 de la carretera  antigua entre La Paz y Coroico.  Hasta ese punto de la llamada ‘ruta de la muerte’, la pedagoga, de 56 años, había llegado acompañada del albañil Sergio Condori, al que contrató para que haga refacciones en la vivienda que construyó en el lugar en 1983. Cuando ingresó en su casa, se dio cuenta de que ésta había sido saqueada, pero mayor fue su sorpresa cuando preguntó a una de sus dos vecinas quién le había robado. “¿Acaso soy tu cuidante?”, dice Paredes que le respondió.

Mientras caminaba por la carretera, buscando una explicación del hecho, fue rodeada por un grupo de personas que la comenzó a insultar y a golpear. “Un hombre me empujaba con un palo para embarrancarme, mientras las mujeres me lanzaban piedras y me daban chicotazos”, contó. Su acompañante trató de defenderla, pero fue disuadido de no meterse con un latigazo.

Dos mujeres intercedieron por ella, y en ese momento consideró que la mejor opción era irse del lugar. Como había llegado en transporte público, tuvo que emprender una larguísima caminata hasta Coroico. Antes de llegar, volvió a ser agredida por los que identifica como dirigentes de la población yungueña, que salieron a su encuentro en un trufi.

Tras cinco horas de marcha, entre las 14:30 y 19:30, logró llegar al hospital de Coroico, donde un médico forense le dio 15 días de impedimento. Regresó a La Paz, fue a ver a otro galeno, que le dio 30 días. Los dolores y hematomas la obligaron a guardar reposo durante más de una semana e incluso hoy le cuesta lavarse la cabeza por los chichones que tiene.

Paredes fue expulsada del MAS en noviembre de 2003. Ella asegura que fue porque reclamó a Evo Morales por qué no estaba en las calles de El Alto mientras la gente moría. En 2006 ya presentó una denuncia ante la Fiscalía por acoso de militantes oficialistas y en diciembre del año pasado presentó el libro Del gonismo al evismo, en los que detalla lo que ella considera violaciones a los derechos humanos en las zonas rurales del país.

Paredes ya presentó la denuncia en Coroico y La Paz, y asegura que hay otros casos de violencia política ‘perpetrados por militantes del MAS’ en Yungas, sobre todo en Chulumani y Coroico.

Lino Villca, senador yungueño del MAS, intentó justificar estas acciones. “Desconozco estos hechos, pero como persona, ella no cumple los deberes de la comunidad, ella debe estar presente en las reuniones, aunque si no cumple, existen sanciones”, dijo a ANF.

Para el senador Wálter Guiteras (Podemos), el Gobierno está en la obligación de hacer respetar el principio constitucional del respeto a la propiedad.

“Cualquier argumento de justificación es un estímulo a más tomas de propiedades de quienes no comulgan con las ideas del MAS o los sectores sociales”, consideró Guiteras.

«Sé que estoy en la lista negra»

Felipe Quispe / Dirigente indígena y político

– ¿Por qué cree que se han dado las agresiones a opositores en áreas rurales de La Paz y, sobre todo, en Omasuyos?

– Creo que lo que dijo la dirigente Beatriz Quispe, que aunque tiene mi apellido no tiene nada que ver conmigo, es claro. Esto es un plan estratégico para destruir a aquellos hombres y mujeres que no están de acuerdo con la filosofía del MAS y, más concretamente, con Evo Morales.

– ¿Cuál fue el error de Víctor Hugo Cárdenas para que le quiten su casa?

– Eso también está clarísimo: desafió al Evo a debatir en aimara. Creo que ése ha sido su delito más grande. Tenemos un presidente que no habla aimara, que no sabemos dónde ha nacido. Puede ser que nos esté gobernando un extranjero, hay que investigar eso. Creo que nuestros hermanos han sido usados.

– Y usted, ¿no teme correr la misma suerte?

– Creo que nuestros dirigentes y hermanos están manejados como ‘eunucos’ que cuidan al Evo Morales. Alguien los está induciendo, algún cerebro maligno de Palacio, como el del Vicepresidente. Sé que estoy en la lista negra, igual que Alejo Véliz, Marcial Fabricano, Fernando Untoja e incluso René Joaquino. Pero soy un viejo dirigente y no tengo miedo. Ya estuve en la cárcel, confinado y exiliado. Que vengan y si tienen que quemar mi casa y mi parcela que las quemen, yo no voy a llorar como el Víctor Hugo Cárdenas.

Desautorizan el ‘estado de sitio civil’

El alcalde de Achacachi, Eugenio Rojas, afirmó ayer que la región de Lago-Cordillera, donde se encuentra la localidad de Sankajawira, nunca aprobó un supuesto ‘estado de sitio civil’, tal como informó el dirigente Justino de la Cruz, al que desautorizó a hablar por esta comunidad.

“No sé cuándo aprobaron eso. Yo estaba en el ampliado y no se decidió nada de estado de sitio. (Justino de la Cruz), es un dirigente comunal pero él no estaba autorizado a hablar ante la prensa”, dijo el mandamás de los ponchos rojos.

Rojas añadió que el problema de Sankajawira ‘es entre un comunitario y su comunidad’ y que por tanto el tema debe ser resuelto en ese marco.

Los mismos criterios fueron expuestos por el secretario general de la prefectura de La Paz, Félix Patzi, que dijo que este asunto ‘en el fondo, es familiar’ y que Víctor Hugo Cárdenas debe responder por los problemas que generó cuando era vicepresidente.

Añadió que como gobierno departamental no se puede inmiscuir en el hecho y que todo el territorio nacional tiene una autoridad jurisdiccional que deberá tomar las decisiones.

Por su parte, Cárdenas sugirió al Gobierno nombrar un embajador en Omasuyos. “La decisión de los comunitarios es un sopapo a las leyes que tiene el Gobierno. Están poniendo en ridículo al Gobierno y al Presidente ante el mundo”, consideró.

Ex diputada del MAS dice que tomaron su propiedad

ARGUMENTOS • Comunarios de los Yungas la habrían expulsado por móviles políticos.

image AGRESIÓN • Paredes enseña las lesiones en su cuerpo. 

La Razón

Aún con huellas de los golpes que le propinaron los pobladores de la comunidad de Carmen de Chicalulu (Yungas), la ex diputada disidente del Movimiento al Socialismo (MAS) Marlene Paredes denunció ayer que el 3 de marzo los comunarios tomaron su propiedad y la expulsaron de la localidad con violencia.

“Ellos me han amenazado, me acusan de traidora y no me dejan llegar ni siquiera a Coroico… pero esa es mi propiedad desde 1976, está registrada en Derechos Reales”, afirmó Paredes.

Entre sollozos relató que, desde hace dos años, los comunarios la acusan de ser una traidora por haber dejado las filas del MAS y que constantemente la amenazaban con tomar su propiedad de siete hectáreas ubicada en el kilómetro 67 de la carretera antigua a Coroico (Yungas).

Dijo que finalmente la amenaza se cumplió hace una semana. “Llegué a mi propiedad y ellos ya estaban ahí, habían saqueado todo lo que había y se instalaron en mi casa. Cuando me vieron me querían embarrancar, todos con palos, latigazos y piedras me han atacado”, relató la ex diputada masista, mientras mostraba los hematomas en su cuerpo.

Paredes, quien dejó el MAS por diferencias políticas, aseguró que las personas que propiciaron la toma y golpiza son “Samuel Pilco, David Román, Gregorio Zabaleta, Isaac Tórrez, Felipe Blanco y otra cantidad de mujeres, todos masistas”, contra quienes dijo que iniciará un proceso penal.

Según la ex parlamentaria, el sindicato agrario que se conformó recientemente está integrado por personas que hace poco llegaron de diferentes lugares “a un lugar que era deshabitado” y ahora imponen sus normas.