Y sigue el festival de bonos…

Es casi un axioma de la política latinoamericana que los regímenes populistas  han tenido la costumbre de distribuir prebendas -de todo tipo- para garantizar así su permanencia en el poder.

image Editorial El Deber.



En América Latina tal práctica ha sido común en diversos modelos de populismo, desde las primeras épocas de Juan Domingo Perón en la Argentina, como también en diversos otros gobiernos de la región y ahora, ciertamente, con la administración de Evo Morales. Un corolario del axioma es de naturaleza limitante: el populismo sólo puede distribuir mientras cuente con fondos suficientes. Cuando se acaba la plata, se acaba la repartija y comienzan los problemas. Ha sucedido y volverá a suceder, pero parece que en la Bolivia del presente eso no es tomado en cuenta.

Con fines de proselitismo electoral, que no escapan al menos avezado, el presidente Morales anunció hace poco un nuevo bono, esta vez para las madres necesitadas. El ‘Bono Madre-Niño-Niña’, será pagado desde el 27 de mayo como homenaje al Día de la Madre. Se habla de un monto total destinado a este bono que superaría los siete millones de dólares.

Bolivia tiene unas de las tasas de mortalidad infantil más elevadas del continente y a ello debe agregarse la pobre nutrición que reciben muchos niños carenciados en sus primeros años de vida, lo que les crea permanentes daños mentales y físicos en su futuro devenir, con las consiguientes desventajas para un natural desenvolvimiento. Este  preocupante cuadro es el que debe atacarse a fondo mediante la implementación de medidas efectivas que eviten esos desastres en forma estructural. Cuidar la niñez es cuidar el futuro de la patria. Pero he aquí que aunque en el nuevo texto constitucional se pregonan muchas cosas ideales o ilusorias, la realidad sigue golpeando mediante el colapso de los centros de salud pública, que en el caso de madres y niños llega a ribetes dramáticos en diversos establecimientos como en la maternidad de Santa Cruz y similares.

Mientras sigue vigente la triste realidad del abandono del Estado hacia madres e infantes, ahora resulta que tenemos un nuevo bono destinado, en teoría, a paliar esas calamidades en las regiones más necesitadas del país. Nadie puede discutir tal bono en función de lo que se vive en los sectores pobres materno-infantiles, pero sería mejor un cambio profundo –como se estila decir ahora- que verdaderamente modifique el actual estado de cosas. Pero no, en lugar de ese esfuerzo de largo aliento, se opta por el recurso fácil y demagógico de un nuevo bono. Y para colmo, este anuncio se hace en paralelo con otros anuncios públicos de drásticas caídas en las recaudaciones fiscales por motivo de la baja de los hidrocarburos y de otros factores económicos.

Reiteramos: las soluciones efectivas son otras, lo del bono es simple prebenda con miras a ganar  votos en las próximas elecciones. A ello debe agregarse un grado de irresponsabilidad en la prosecución de estas medidas populistas, máxime cuando los recursos disponibles se achican y el país debe prepararse para enfrentar los coletazos de una crisis financiera de naturaleza global que ya afecta al mundo.


    Tres en Uno   

Mercados… y el pescado sin vender
La venta de pescado en Santa Cruz tiene deficiencias importantes que deben ser superadas en beneficio de la salud pública. El mercado Los Bosques no ofrece condiciones de salubridad, transitabilidad ni un parqueo adecuado. Al lado de la feria hay un estacionamiento de camiones -que además de lo incómodo que resulta, la contaminación del carburante emitido, más los ruidos de sus motores- entorpece la calidad del servicio alimentario. Otro tema por resolver es la falta de servicio sanitario para los clientes y la carencia de basureros suficientes ante tanta congregación de gente. El mercado sigue sin pavimentarse, lo que provoca el levantamiento de polvo en época seca y un barrizal cuando llueve. El nuevo Mercado del Pescado comienza hoy cuando ‘la semana del pescado’ ya finaliza y no existe la costumbre del usuario de comprar en un sitio nuevo, desconocido y con un espacio reducido para la magnitud de la demanda. La Alcaldía cruceña debiera tomar previsiones y efectivizar sus proyectos con anticipación pensando en la calidad de vida de los cruceños.

Entre el desprecio y la discriminación
El periodismo paceño ha registrado en las últimas horas un nuevo incidente en la relación del presidente Evo Morales con los informadores. De acuerdo a la versión de los medios de la sede de Gobierno, el mandatario convocó el martes último a los comunicadores nacionales a una rueda de prensa conjunta con los corresponsales extranjeros.
Lo llamativo del caso es que sólo les permitió preguntar a los foráneos y habría eludido alguna pregunta de uno de los comunicadores bolivianos. ¿Cómo se puede entender esta actitud del jefe de Estado que hace tiempo anunció que prescindirá de las conferencias de prensa con los periodistas nacionales? Indudablemente que es un acto discriminatorio el privilegiar a los corresponsales foráneos.
El Gobierno de la inclusión incurre en una conducta excluyente con los medios bolivianos que no son de su agrado. La otra pregunta que surge es: ¿Hasta cuándo aguantarán los informadores el desprecio del poder?

En busca del cine posible
Historias de vino, singani y alcoba se llama la nueva película boliviana estrenada en las salas nacionales. La propuesta, dirigida por Rodrigo Ayala Bluske, no sólo apunta a entretener al público, sino a demostrar que en el país es posible hacer cine sin morir en el intento. Más allá de su propuesta narrativa o estética, que puede ser discutida dependiendo del ojo con el que se la mire, la gran virtud del cineasta tarijeño es saber moverse para promocionar su creación por todos los medios, en un mercado en el que las películas ‘made in Hollywood’ lo inundan todo y dejan poco espacio para lo nacional.