Exportadores de droga

Los informes sobre la captura de cargamentos de droga en vías de exportación se han hecho cotidianos. Las autoridades de la FELCN admiten que están operando contra una fuerza que es cada vez más superior a sus propias fuerzas.

laRazon Subeditorial La Razón



En efecto, las operaciones de captura de droga que se hacen últimamente están localizadas en puntos fronterizos con Brasil, probablemente con la ayuda de la Policía Federal de ese país.

Pero lo más notorio es el progreso tecnológico que ha alcanzado el negocio de la cocaína, lo que queda evidente al comprobar la capacidad que tienen las fábricas que se van descubriendo en el territorio nacional.

Hasta parece que los traficantes dejaran a propósito algunas fábricas que han trabajado demasiado tiempo y que han llegado al límite de su vida útil por las sospechas que han levantado.

En efecto, el país está frente a una de las mayores transnacionales que lo han amenazado en toda la historia, capaces de hacer tambalear a sociedades más grandes y mejor organizadas.

Es el caso de México, país que ahora mismo es territorio de una guerra frontal declarada por el poder de la droga contra el Estado mexicano. Las mafias de Michoacán se han lanzado, furiosas, contra las fuerzas del orden y han desatado una sangrienta guerra.

En Bolivia no se ha llegado a tanto, quizá porque el país sólo participaba como proveedor de materia prima o de producto semielaborado, pero el peligro está creciendo conforme las mafias optan por operar en regiones poco controladas.

El Gobierno nacional reclama el derecho de los cocaleros a cultivar la hoja, pero ha demostrado que no puede evitar que esos cultivos crezcan hasta niveles peligrosos. Se han suspendido las erradicaciones forzosas, porque así ha decidido el presidente Evo Morales, que se oponía a esas prácticas cuando operaba en el Chapare. A cambio, ha ofrecido siempre la erradicación concertada y voluntaria, pero su credibilidad está en duda desde que las cifras de los cultivos no hacen más que aumentar.

La credibilidad de Bolivia está ahora en duda porque el país está pasando de territorio de cultivo descontrolado de la coca a país productor de cocaína refinada y exportador de la droga, proceso que no enorgullece ni dignifica.