Los peligros del incordio chavista

Hugo Chávez había anunciado una revisión integral de las relaciones con Colombia, tras haber censurado el funcionamiento de bases militares estadounidenses en ese país.

laPrensa Editorial La Prensa

Una vez más han vuelto a encresparse las relaciones entre Venezuela y Colombia, esta vez a causa del hallazgo de armamento de procedencia venezolana en poder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que desde hace décadas operan en el territorio cafetero, haciendo causa común con el bandidaje y encorchetadas del narcotráfico para secuestrar, aterrorizar y disponer de la vida y hacienda de ciudadanos colombianos, entre otras fechorías.



A comienzos de la semana, las autoridades de Colombia revelaron el hallazgo de lanzacohetes adquiridos por Venezuela a Suecia en poder del grupo guerrillero, que es considerado terrorista por la comunidad y organismos internacionales. El propio Gobierno sueco ha pedido explicaciones al presidente Hugo Chávez sobre cómo ese armamento fue a parar a manos de la guerrilla.

En lugar de dar respuesta a la inquietud sueca, muy en su estilo simplón y pendenciero, el Coronel apuntó a otro lado ordenando “congelar” las relaciones bilaterales con Colombia por “salir a acusar”, antes que informar acerca de los hechos referidos y motivo del nuevo distanciamiento. A tiempo de advertir que ante nuevas acusaciones rompería definitivamente, el Mandatario venezolano llamó a consultas a su Embajador en Bogotá y pidió a sus ministros sustituir las importaciones que Venezuela realiza desde la nación vecina y la posible cancelación de proyectos conjuntos binacionales. Después de Estados Unidos, Colombia es el segundo principal socio comercial de Venezuela, pero eso a Hugo Chávez parece importarle muy poco porque, en caso de una eventual ruptura, dice que se las arreglará con lo que le provean otros “países amigos”.

En los días previos, el controvertido y locuaz gobernante del Orinoco había anunciado una revisión integral de las relaciones con Colombia, tras haber censurado el funcionamiento de bases militares estadounidenses en ese país. Pero Venezuela sigue obteniendo millonarios ingresos cotidianos por la exportación de energéticos al “imperio” contra el que su Presidente despotrica cada dos por tres.

Bajo el manto de la democracia formal, donde sensiblemente también las imposturas hallan cobijo, Hugo Chávez se ha convertido en una suerte de incordio repudiable que frecuentemente provoca situaciones de tirantez e intranquilidad en el continente. Un incordio que, para desventuras mayores, en América Latina ha encontrado emuladores y corifeos que andan extraviados tras su huella y cumplen sus dictados a pies juntillas.