Obsecuente con unos y altanero con otros

La diplomacia chilena está a punto de anotarse una nueva victoria ante una cancillería boliviana raquítica, ineficiente y desprovista de argumentos.

image Michelle Bachelet y Evo Morales conversaron en privado ayer viernes en el marco de la Reunión Extraordinaria de la Unasur, en Bariloche, Argentina.(Foto Abi)

Sucede que mientras por un lado se ejecutan políticas de Estado por el otro se tienen construcciones alucinadas a las que se quiere denominar “democracia de los pueblos”.



Como siempre, Evo Morales , dice una cosa y hace otra diametralmente distinta. Proclama como base de sus acciones a la transparencia pero en el caso de las negociaciones con Chile existe todo menos eso, lo que lleva a pensar de que algo muy oscuro se está cocinando en contra de los intereses nacionales.

De entrada, la diplomacia portaliana ya logró un objetivo histórico al introducir un incordio en las relaciones boliviano-peruanas. Ya es hora de darse cuenta de que eso de la “unidad y la hermandad latinoamericana” es lirismo puro. Aquí lo que existen son intereses y en este caso los intereses nacionales de Bolivia, históricamente, coinciden con los del Perú y no con los de Chile. Sin embargo, los diplomáticos chilenos, lograron convencer a Evo de lo contrario y para ello no necesitaron más que unas cuantas moneditas con su aguileño perfil.

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Morales recibe Moneda del Director de La Casa de la Moneda de Chile, Gregorio Iñiguez, en Palacio de Gobierno el pasado mes de mayo.

Por de pronto se sabe que el tratamiento de la difusa y misteriosa agenda de 13 puntos ha tenido como producto el reconocimiento tácito de que Bolivia solo es propietaria del 50 por ciento de las aguas del Silala a pesar de que la reacción potosina haya frenado, por el momento, la firma del acuerdo para el que se buscó el respaldo de las “organizaciones sociales” y de los campesinos de Quetena que movidos por su pobreza están dispuestos a aceptar migajas como compensación.

Se habrían producido también avances en cuanto a la posibilidad de vender gas natural a Chile, mercado con el que se pretende reemplazar al brasileño que está en camino de su autoabastecimiento. En este punto no está demás recordar que la sola mención de esta posibilidad ocasionó en el 2003 un violento alzamiento de las «organizaciones  sociales” de El Alto contra el presidente Gonzalo Sánchez de Lozada y que dejó como trágico saldo alrededor de 60 muertos y la caída de ese gobierno. 

Del tema marítimo nada, a pesar de que con habilidad maquiavélica, Chile dijo que la demanda entablada por Perú ante la Corte Internacional de Justicia por el diferendo limítrofe marítimo podría perjudicar la aspiración boliviana de lograr un acceso al océano Pacífico.

Es más, Sebastián Piñera, el candidato a quien dan la mayor preferencia en las elecciones que se realizarán en Chile ya se ha adelantado a reiterar la tradicional posición en sentido de dar a Bolivia “facilidades de acceso” al mar descartando cualquier posibilidad de una salida soberana.

Se sabe, además, que el candidato Eduardo Frei, de la Concertación Nacional, la misma agrupación que sustenta a la actual presidenta Michelle Bachelet, tiene idéntico criterio que ya fue expresado cuando ejerció la presidencia en 1997.

Todo indica por tanto que Evo, luego de haber sido muy bien utilizado recibirá un portazo en las narices y esta situación no ha pasado desapercibida para algunos asesores gubernamentales que ven con preocupación el impacto que tendría esta situación en sus ambiciones de ser reelecto, por lo que aconsejaron alargar el asunto hasta pasadas las elecciones de diciembre.

La reunión efectuada el pasado martes entre el vicecanciller boliviano Hugo Fernández y el embajador peruano Fernando Rojas tuvo el objetivo de hacer un sana-sana y establecer una tregua en los cruces de palabras entre los presidentes Morales y García, pero los resultados siempre son dudosos tomando en cuenta la vara con la que Evo separa a sus «enemigos» y amigos, además de su crónica incontinencia verbal.