Cuba, ‘hacer media’, la gran oportunidad de robarle al Estado

El ocio en la jornada laboral. El gobierno gasta tres veces más en materiales para realizar una obra. En las construcciones roban cemento y en los hoteles se llevan los jabones.  En el fondo, hacer la media es una forma de protesta.

Las cuidadoras de un museo en pleno descanso. | Archivo Las cuidadoras de un museo en pleno descanso. | Archivo

Iván García | La Habana. Hacer "media" en Cuba, es no hacer nada. Se dice también coger un "diez" o un "chance", pero en el fondo no es más que tomarse un descansito. Es un momento sagrado en la liturgia laboral cubana, la oportunidad única de, "en términos legales", poder conversar de la telenovela de turno, burlarse de los jefes, criticar al gobierno, chismear sobre los novios, o planificar que se va a robar del trabajo al final del día.



En cualquier centro laboral de la isla, las personas trabajan en cámara lenta. Como si estuvieran en permanente huelga de brazos caídos. La gente entra a trabajar a las 8 de la mañana, pero si es una empresa de servicios, suelen abrir una hora más tarde. Después, a hacer la típica media. Si, porque no hace falta trabajar para coger la media. Todo momento es bueno y oportuno para la media. Y si uno se atreve a cuestionarlo, ponen cara de Al Capone y responden con una grosería.

Nada les interesa. Ni los clientes ni el buen trato. Sólo que pasen volando las 8 horas, para irse a casa. Y ver que pueden robarse en el trabajo. Un poco de aceite, si trabajan en un restaurante o bodega; muestras de champú o jabones, si son empleadas en un hotel. Papel o presillas, si es oficinista. Cables, tornillos, un martillo o un serrucho, si es obrero o constructor.

Laborar de forma eficiente no es negocio para el cubano. La paga es miserable y el Estado, que todo lo controla, no ofrece beneficios por hacer las cosas bien. Por tanto, en la República Socialista de Cuba, la mayor parte de la producción y los servicios son lentos y chapuceros. La media suele ser más rentable que el trabajo en sí.

El gobierno gasta tres veces más en materiales para realizar una obra, porque los obreros roban el cemento y las cabillas para intentar reparar sus hogares. Las personas son indolentes por el simple hecho que se sienten estafadas y maltratados por el Estado, que todo lo mira y todo lo abarca. La media es el desquite. O sea, robar todo lo que puedan porque nada pueden comprar. Es el grifo mayor del mercado negro.

La lógica de los trabajadores es simple y pura. Si el gobierno no se preocupa por ellos, entonces a ellos les importa un comino el Estado y sus problemas. Y todo es fantasear. Disimular. Aparentar. Fingir. Engañar. Para poder apropiarse de la mayor cuantía de bienes estatales.

Así, entre desidia, robo y mal trato, "pinchando" (trabajando) lo menos posible, transcurren las jornadas laborales en la isla de los hermanos Castro. Ya no importa que el General Raúl exija trabajar más y mejor, para que en ese hipotético futuro que nunca llega, podamos vivir como Dios manda.

En el fondo, hacer la media es una forma de protesta. (El Mundo, España)