Día de los difuntos o Todos Santos, afloran las creencias y tradiciones

Difuntos. Se suele levantar altares con comidas y bebidas de los difuntos. Este año, la música en los cementerios está permitida en Santa Cruz.  En La Paz las t’antawawas rememoran a los niños que fallecieron, pero para rendir culto a los adultos hay que adquirir t’antachachas y t’antamamas.

Comercio. Algunas familias acuden hasta el mercado La Ramada para proveerse de dulces, masitas y tantawawas para esperar la visita de sus difuntos



El Deber. (Deisy Ortiz Durán). El Día de los Difuntos saca a flote tradiciones y creencias propias de cada región. En Santa Cruz se conserva la costumbre de recordar a los seres que ya partieron de este mundo con rezos y plegarias, aunque la fusión con la cultura occidental ha dado lugar a prácticas andinas.

Según la tradición del interior del país, al mediodía del 1 de noviembre las almas visitan a sus familiares en sus casas y se marchan un día después. Por ello, se suele armar altares con comidas y bebidas preferidas del difunto, relata Marcela Mamani, que ayer se encontraba en el mercado La Ramada comprando masitas y dulces, que eran del agrado de su madre fallecida.

Josefa Colque, nacida en La Paz, pero que reside desde hace cinco años en nuestra ciudad, relató que el 1 de noviembre las familias de los muertos alistan una mesa con un mantel blanco. Encima colocan coca, frutas secas, masitas, dulces en forma de cruces y tantawawa (niño de pan) y una fotografía del difunto. Los familiares se sientan toda la noche alrededor de la mesa y elevan oraciones por el alma del familiar fallecido y, además, comparten los alimentos.

El 2 de noviembre se van al cementerio, donde despiden a sus seres queridos difuntos.  “Es tradición elevar plegarias, entonar la canción o música que más agradaba al difunto y, por supuesto, tomar su bebida preferida”, dijo Colque.
En Santa Cruz también se acostumbra que grupos de niños recorran los mausoleos para rezar y cantar a las almas, recibiendo monedas a cambio.

Asimismo, en los cementerios las familias son convocadas a participar de las misas que se celebran en diferentes horarios.
El director municipal de Cementerios de la Alcaldía cruceña, Jorge Queirolo, afirmó que en los camposantos públicos se permitirá todas las costumbres, excepto aquéllas que empañen la festividad y que vayan en contra de las buenas costumbres.
En este sentido, detalló que se permitirá el ingreso de flores, velas y comida, pero está terminantemente prohibido el consumo de bebidas alcohólicas.

Con relación a los grupos de música, Queirolo manifestó que sólo se permitirá el ingreso de aquéllos que cuenten con el permiso de esa repartición y que respeten la prohibición sobre el consumo de bebidas alcohólicas.

Advirtió que los infractores de dicha norma serán sacados de los cementerios.
“No queremos que la gente piense que estamos en contra de sus tradiciones, pero si la música es acompañada de bebidas alcohólicas el conjunto será desalojado del lugar”, reiteró Queirolo.

En algunas provincias cruceñas, como Vallegrande, también se acostumbra preparar masitas para los difuntos, pero a diferencia del interior del país, no colocan comidas ni diferentes bebidas alcohólicas.

Para la Iglesia, el culto a los muertos es algo sagrado

En su mensaje semanal, el arzobispo de Cochabamba, monseñor Tito Solari,  hace  un llamado a tomar el culto a los difuntos como algo sagrado.

“En estos días todos realizamos actos en conmemoración de nuestros difuntos. Son la expresión de nuestra fe. Creemos en la vida eterna que nos ha participado Jesús con su muerte y resurrección”, sostiene.

El prelado afirma que la festividad dedicada a los difuntos es una de las más importantes expresiones de la fe cristiana. “El culto a los muertos es algo sagrado, tiene que ver con Dios. Por eso es necesario que nos preparemos con la oración, con la confesión, con la reconciliación entre hermanos y familiares. ¿Acaso podrá ser escuchada nuestra súplica al Señor si nuestra vida no es coherente con los actos religiosos que realizamos?”, reflexiona.

En este sentido, llama a evitar excesos en las bebidas alcohólicas. “Es necesario mantener vivas las tradiciones, purificándolas de las escorias…”.

No sólo hay t’antawawas, sino t’antachachas y t’antamamas

image Preparativos: una mesa de Todos Santos armada en la Cancillería de la República, como un incentivo a las tradiciones andinas

La Prensa. En algunas regiones de Chile, aún se desentierran a los muertos para rendirles culto. La sopa de arvejas y el refresco de chicha morada sirven para aligerar las penas de los difuntos.

Hoy a las 12.00 llegará a la casa de doña Graciela Pérez su hermano Renán. Él murió pero su alma será invitada a la mesa preparada en su honor. Ella buscó en el mercado una mascarita de pan con la imagen mofletuda y bigotuda del familiar porque en la fiesta de Todos Santos no sólo hay t’antawawas, sino también t’antachachas (para varones) y t’antamamas (para mujeres).

Aquellas t’antawawas de las que se habla en La Paz —explica el estudioso Édgar Arandia— en realidad están pensadas para rememorar a los niños que fallecieron en el transcurso del año, pero para rendir culto a los adultos hay que adquirir t’antachachas y t’antamamas; los primeros son para varones y las segundas para mujeres. También existen las t’antaachachis, para los abuelos.

Es parte central de la ceremonia que se vivirá a partir del mediodía de hoy hasta el mediodía del lunes, tiempo en el cual los vivos comparten con los muertos.

El origen

El antropólogo y sacerdote Xavier Albó explicó que Todos Santos “es un día para conmemorar a los santos y a los difuntos. En nuestros países, Todos Santos forman una unidad en cuanto a los difuntos”. Es decir, se trata de un sincretismo religioso.

Al hablar del origen de la celebración, Albó refirió que el retratista Guamán Poma tiene dibujos preciosos sobre la fiesta de los muertos. El cronista vivió en esta parte del altiplano en el siglo XVI, de modo que en sus retratos plasmó costumbres locales de antes y durante su mezcla con las españolas.

Durante aquellos años, continuó Albó, el culto a los muertos era tal que incluso se llevaba en andas el esqueleto del Inca.

Pero el culto no quedó en los días precoloniales. Arandia explicó que en algunas regiones de Chile se continúa desenterrando a las chullpas para hacerlas partícipes de la celebración.

Con la irrupción española, ingresó con fuerza la religión católica, que hizo coincidir la práctica originaria con la fiesta de Todos los Santos, en honor de los mártires de la Iglesia.

Las tradiciones

Está previsto que la señora Graciela levante la mesa a las 12.00. Cuando su hermano retorne desde la tierra de los muertos para compartir con los suyos.

Para entender lo que sucederá hoy en el altar de la mesa es necesario remontarse a las tradiciones precolombinas. En este mundo están presentes tres universos: “la Mankapacha, el mundo de abajo; la Akapacha, el mundo donde estamos, y la Alajpacha, el mundo de donde vienen los muertos, las almas”.

Por eso, en esta fecha se coloca una escalera como parte central de la mesa, porque es por ella por donde descenderá y ascenderá el alma. Pero no sólo eso, existen otros elementos que forman parte de este ritual. Por ejemplo, las masas cuya máxima expresión son las t’antawawas, las t’antachachas, las t’antamamas y las t’antaachachis, para los ancianos que fallecieron el último año.

La existencia de estos elementos confirma la dualidad hombre-mujer de la cosmovisión andina, según David Mendoza, investigador de la Oficialía Mayor de Culturas de la Alcaldía de La Paz.

Alivianar los pecados

El preparado de las mesas está repleto de metáforas (algunas de ellas están explicadas en los recuadros de la página siguiente). Sin embargo, uno de los aspectos más importantes se refiere a las penas y los pecados.

Hay dos elementos que les sirven a los difuntos para tener un “viaje” más ligero de pecados. El ají de arvejas y la chicha morada.

Según la investigadora Elizabeth Col: “Esta comida se debe preparar con muchas arvejitas y cada una de ellas representa un pecado que te lo comes tú y así le estás alivianando la carga. La chicha morada se hace de granos, se hace de maíz, y como también son granos representan pecados que al comerlos hacen más ligero el viaje de ida y vuelta los difuntos”.

Otros elementos que también son parte de Todos Santos son los animales hechos de pan. En especial los caballos y los perros, que son los compañeros en el viaje de los difuntos. En tanto que las llamas sirven para aligerar las cargas, que por lo general son las penas de las almas.

Hoy, a las 12.00, la señora Graciela colocará la mesa con estas características. Espera que venga su hermano a servirse su comida preferida y que le acompañe durante el resto del día.

Las caretas se hacían a mano y con ojitos de clavo de olor

Todos Santos es una fiesta que conserva su mística, aunque algunas cosas han cambiado. Una de las características que más recuerda Elizabeth Col es que en el pasado las máscaras de los panes eran hechas de masa de pan, igual que el resto de las ofrendas. “Me acuerdo que se hacían caritas con ojitos de clavo de olor y he visto caritas preciosas. Se hacían según el difunto, había para mujer, niño y hombre. Me acuerdo de esas caritas que había que armar, hablo de los años 40 a 60, desde que me acuerdo de la mesa de mi abuelo”.

Las caretas hoy en día se compran en las calles y vienen en diferentes modelos. Hay desde las que representan a los niños e incluso aquellas que son de varón, mujer, ancianos y personas del campo.

Otra de las características de antaño está marcada por la comida. Édgar Arandia explica que el primer año del deceso del difunto se debe preparar un quintal de masas, preferentemente pan que se entregaba entre las personas que rezaban por las almas. Hoy, esta cantidad ha bajado considerablemente.

Col cuenta en tono de broma que en Todos Santos “una persona se podía morir de indigestión, pero no de hambre”. Las masas no eran hechas por los deudos, sino por otras personas.

“Además, no se hacían bizcochuelos en el horno de la cocina porque no entraban y había que ir a los hornos de los barrios”. El preparado de las masas estaba a cargo de los “gualaychos”. “Los gualaychos ganaban plata batiendo el molinillo con sus cinturones: entonces no había batidora eléctrica. Ellos, sentados, sujetando el perol con las rodillas, dándole con la correa al molino”.

El bizcochuelo —una masa característica de Todos Santos— se hacía con harina de papa. Una receta antigua, rememorada por Col, indica que se usaban 50 huevos, cuatro libras de harina de papa y media botella de pisco.

El preparado de la masa también era un indicador del futuro. Si ésta era “espumosa y deliciosa”, era una premonición de días mejores para los vivientes.

Antes, más que ahora, era prohibido colocar en la mesa a animales con las patas desiguales, porque las bestias lisiadas no servirían a las personas en su peregrinaje. Hoy bajó esta exigencia.

Características de la celebración

Hoy a mediodía se espera la llegada de las almas de los difuntos a los hogares.

Es necesario preparar comida del agrado al alma que retorna al hogar terrestre.

Sólo una vez al año arriban las almas de los difuntos. El resto del tiempo viven en otro espacio.

Los tokoros, conocidos como cebollas torcidas, les sirven a los difuntos como cantimploras.

Además de agua, se debe poner chicha morada y bebidas del gusto de los difuntos.

También es necesario colocar bombillas: las almas no son corpóreas y sorben.

Hoy se debe preparar la comida preferida del alma. En la oferta culinaria se incluye ají de fideo.

Cuando alguien se alimenta con productos colocados en la mesa, se sirve a nombre del difunto.

Las personas deben comer los alimentos al día siguiente de colocados en las mesas.

La música de los dolientes debe ser del agrado del difunto. También hay cantores .

Cuando te pregunten quién es tu madre, vas a decir que es la Dolorosa…

Así comienza una de las típicas canciones de esta festividad que se interpretaba en antaño.

Y cuando te pregunten quién es tu padre, vas a decir que Jesús…

Es el verso final de uno de los cientos de temas antiguos, muchos olvidados.

En los cementerios, ahora, se suelen vender cancioneros con nuevas melodías.

Celebración

La Alcaldía ha anunciado el armado de una mesa en el Cementerio General.

Durante la semana lo hizo en el pasillo del Palacio Consistorial, en el centro paceño.

El Gobierno también incentivó esta costumbre con una mesa en la Cancillería.

Significados de los elementos de la mesa

Caña

Además de ser un elemento dulce, estas cañas sirven para señalar los cuatro puntos cardinales. Al mismo tiempo, sirven como carpas para acompañar a los difuntos en su viaje.

Ají de arveja

Este plato es propio del mundo andino. Pero es recomendable emplear arvejas muy pequeñas ya que éstas simbolizan los pecados de los difuntos y al comerlas se aligera su viaje de regreso.

Chicha morada

Es una bebida que se relaciona con el mundo andino y que se coloca en la mesa de Todos Santos. Pero también es una bebida que “quita” los pecados de los difuntos.

T’antamama

Se utiliza para rendir homenaje a las mujeres fallecidas en el transcurso del último año. Al igual que con los varones, se recomienda hallar una careta con alguna facción de la difunta.

T’antaachachi

T’antaachachi representa a los ancianos que fallecieron durante el último año, en cuyo honor se arma una mesa. En el mercado hay t’antaachachis del campo y de las ciudades.

Caballos

Los caballos de masa sirven para ayudar a las almas de los difuntos a viajar a través de sus mundos. Nunca se debe usar uno con la pata rota. También se pueden colocar perros y llamas como acompañantes.

T’antachacha

La t’antachacha representa a los varones que fallecieron en el último año. Se recomienda encontrarle una careta con características físicas del fallecido. Hay también “personajes” campesinos.

Bizcochuelo

El bizcochuelo se hace de huevos. Elizabeth Col señaló que antes se lo hacía con harina de papa y pisco. No se utilizaba batidora eléctrica, sino unos envases de madera agitados con cinturones.

Escalera

Está hecha de masa y sirve para que las almas de los muertos vayan y vengan por los diferentes mundos. Es imprescindible en una mesa de Todos Santos y no debe estar rota.

Suspiros

Los suspiros y los dulces deben estar presentes en las mesas de Todos Santos que se arman para los niños. Estas golosinas hacen referencia a los gustos de los infantes durante su estadía en “este” mundo.

Corona

Son de diferentes colores. Las blancas son para recordar a los menores fallecidos; las negras y moradas, para los adultos.

Fruta

La fruta y la comida que está presente en la mesa es para saciar el apetito de los visitantes que han hecho el viaje desde su mundo.

Foto

La fotografía que se usa en la mesa hace una clara referencia a la persona a la que se está invitando a la mesa de Todos Santos.