Drama en La Paz

118 familias lo pierden todo. El deslizamiento en Huanu Huanuni comenzó a las cinco de la madrugada. Tomó por sorpresa a los vecinos que no pudieron sacar más que su ropa. La Alcaldía, Bomberos, la Policía y militares resguardaron el lugar para evitar riesgos.

imageZONA AFECTADA • Las viviendas se desplomaron unas sobre otras en un área de 1,8 hectáreas.



La Razón. El crujido de las calaminas y el ladrido de los perros alertaron del deslizamiento en Huanu Huanuni en la zona Sur de La Paz. A las 5.00 de la mañana, la tierra comenzó a ceder y 72 viviendas que estaban construidas en un terreno de alta pendiente se vinieron abajo.

“Todo comenzó como si estuvieran reventando cohetillos (petardos) y sonaban cada vez más fuertes”, relató Rosario Vargas, una de las vecinas que vio, desde la parte baja, cómo las casas comenzaron a ceder.

Johnatan Cruz, un joven de 17 años, contó que a las 5.00 de la madrugada sintió un temblor. “Mis perros se pusieron en alerta y todos (los animales) comenzaron a ladrar. No me daba cuenta de lo que sucedía. Me volví a echar en la cama cuando sentí un temblor aún más fuerte”. Salió como estaba vestido y ya no pudo regresar más a su vivienda.

Cerca de las 5.00, las casas que se encontraban en la parte alta comenzaron a deslizarse. El ruido y los gritos despertaron a todos los vecinos. Aproximadamente 400 personas de 118 familias fueron las afectadas.

“Mi hijo salió y apenas jaló a su esposa por la ventana, porque la casa del lado se estaba deslizando. Han podido salir pero nos quedamos así paraditos (mostrando su ropa)”, dijo entre lágrimas Delfina Arteaga Cruz, una mujer de la tercera edad.

Los primeros en llegar fueron los efectivos de la Policía. A las 6.30 comenzaron a cercar el área para evitar que los vecinos retornen a sus viviendas, que aún estaban en riesgo de desplomarse.

El secretario ejecutivo de la Alcaldía de La Paz, Javier Zárate, informó que de forma gradual llegaron 150 obreros del Retén de Emergencias, 120 miembros de la Policía Militar, 150 efectivos de la Policía, Bomberos y otras unidades de salvataje.

Luego llegaron las autoridades. Primero, el ministro de Gobierno, Sacha Llorenti, y el alcalde de La Paz, Juan del Granado; el presidente del Concejo Municipal, Luis Revilla. Luego, la ministra de Culturas, Zulma Yugar; el viceministro de Defensa Civil, Hernán Tuco, y el ministro de Defensa, Rubén Saavedra.

El cerco se hizo más rígido. Policías, militares y guardias municipales impedían que los vecinos se acerquen a la zona del desastre y, a la vez, sacar sus pertenencias.

Pero la desesperación de las familias fue más grande y se aventuraron a cruzar el control por la parte alta. Sólo se podía acceder por un camino sinuoso y estrecho, en cuyo suelo aún se notaban grietas de 15 a 20 centímetros. La pendiente no fue un obstáculo. Las paredes, las ventanas y las puertas destruidas sí lo eran. Todo por recuperar las camas, televisores, radios y otros objetos de valor.

Pasado el mediodía y en medio de la lluvia, tres familias aún buscaban algo de valor entre los escombros, ignorando las llamadas de alerta o peligro de los bomberos.

“Mi hijo salió y apenas jaló a su esposa por la ventana, porque la casa del lado se estaba deslizando. Salimos pero nos quedamos paraditos”.
DELFINA ARTEAGA CRUZ. Vecina afectada

Historias

“Pude salir antes de que todo se me venga encima”
Sin nombre. Una mujer mayor de edad afectada por el evento geodinámico

La casa de la mujer, que prefirió no dar su nombre, se encontraba a medio construir. Vivía en el primer nivel y los gritos de sus vecinos la despertaron a las 5.00 de la mañana.

“A esa hora de la madrugada salí con lo que tenía puesto y, al ver a mi alrededor, me convencí de que algo pasó. Lo primero que pensé fue que se cayó la casa de mi vecino. Él tenía unas pequeñas rajaduras en su vivienda.

Luego entré a mi vivienda y lo primero que atiné a hacer fue despertar a mi esposo que aún dormía. ¡Está pasando algo!, le grité para que se despertara. Me puse algo de ropa (con los brazos mostrando su vestimenta). Con eso me ve ahora y pude salir de mi casita, antes de que todo se me venga encima. Ahora pido que me ayuden, porque no tengo dónde ir. El único sitio que tenía era mi casita, por eso me compré el terreno hace años para venirme a vivir en mi casa propia.

No sé qué hacer porque, además, debo dinero al banco. Me presté un poco de platita para comprar mi terrenito. Ahora ¿dónde voy a ir?”

“Daba pena, vi cómo las casas se venían abajo”
JOSÉ LUIS. Joven de 23 años que vivía junto a sus padres en la zona afectada

Pese a las advertencias del equipo de Bomberos que pedía desalojar el área deslizada, José Luis se encontraba en medio del cerro buscando cosas de valor entre los escombros. Él contó lo que vio desde temprano.

“Comencé a escuchar gritos a eso de las 5.00 de la mañana. En ese momento pensé que los vecinos estaban linchando a algún ladrón. Pero después, al salir de mi casa, he visto cómo poco a poco se venía deslizando todo. Me quedé asombrado.

Lo primero que hice fue correr al cuarto de mi papá. Le dije que se estaban cayendo las casas. Después, todo fue un desastre, daba pena, porque vi cómo todas las casas se vinieron abajo.

Las casas a medio construir se cayeron. Los árboles se doblaron y se deslizaron. Después pude ver a varias personas llorar por sus casas, porque todo lo que tenían se había perdido en un momento. Ahora estoy intentando sacar algunas cosas del lugar, pero todo quedó aplastado”.

“Aparecieron rajaduras de 10 a 15 centímetros”
MARCELO FLORES. Vecino afectado quien perdió su casa en el deslizamiento

Marcelo Flores y su esposa Sandra Villarroel, ambos de 40 años, perdieron su único patrimonio a raíz del deslizamiento. La casa les costó 20.000 dólares y la habían construido hace 15 años.

La vivienda era de tres pisos, y además de alojar a la pareja y sus dos hijos, cobijaba a 16 familiares más. “Mi cuñada nos alertó; dijo ‘la casa se está desplomando’. En ropa interior hemos salido toda la familia, aparecieron rajaduras de 10 a 15 centímetros en el piso. Mi perrito y dos gatos se quedaron debajo de los escombros”, relató Flores.

Además de perder 3.000 dólares en electrodomésticos, sus ahorros de Bs 5.000, que iban a ser utilizados para arreglar sus gradas, todo quedó enterrado. “Desconozco cuál será nuestro rumbo. Mi esposa tiene dos meses de embarazo. Espero contar con la ayuda de las autoridades”.

Testimonios

“Todo se nos ha venido abajo”
Francisca Pillco (28)
Ama de casa
“Ya no tenemos nada, todo se nos ha venido abajo, mis cosas ahí estaban. Ha temblado primero a las 4.30, mi tele se movía, los vidrios y el piso han empezado a reventar, todos hemos gritado, he mirado el piso y grietas han empezado a salir. Mi esposo, Édgar, ha salido en calzoncillos por el auto. Apenas nos hemos ido con él, yo, mi hijita y mi hermano. Ya no tengo casa. 15.000 dólares nos ha costado”.

“La tierra se ha abierto a las 5.00”
María ferrufino (60)
Obrera de la Alcaldía
“Vivía con mi hija, mi yerno, mis nietos, mis nietas, toda la familia. La casa era de dos plantas, yo vivía abajo. A las 5.00 se ha abierto la tierra, los perros han empezado a ladrar y aullar, y de eso nos hemos levantado. De golpe todo ha sido, no ha avisado, les he hecho levantar a las wawas y sin zapatos, sin nada les he sacado. La gente de aquí me los ha puesto ropa a mis wawas y nos ha prestado ropa, porque estábamos temblando de frío”.

“Mi auto se ha caído al río”
Rolando Cruz (22)
Radiotaxista
“Estaba durmiendo y a lo así he empezado a escuchar bulla, salí y vi que todo caía, saqué a mi familia por la ventana. Ya en la mañana, mi auto estaba fuera del garaje, por el deslizamiento, estaba bien, pero un tronco le cayó encima y se ha caído al río. No tenía las llaves, porque se quedaron adentro. Era mi fuente de trabajo como radiotaxista, ayer lo había llevado a la empresa para empezar a trabajar”.

“Gracias a Dios, mi hijo se salvó”
Nieves Monroy (59)
Comerciante
“Mi hijo vivía en mi casa, gracias a Dios se salvó. Dice que se ha movido como un sismo. Cuando despertó ya había estado tapada la mitad de una de mis dos tiendas, él vivía en una tienda. Íbamos a ir a vivir en el lugar mi esposo y yo, pero ahora ¡cómo haremos! Íbamos a abrirnos una tienda, no sé dónde me voy a ir ahora. Las cosas de mi hijo se han quedado adentro, y recién me había hecho conectar luz. Tanto esfuerzo para nada”.

El fenómeno se debió a la falta de drenaje y saturación del suelo
El alcalde de La Paz, Juan del Granado, informó que el deslizamiento en Huanu Huanuni fue un evento súbito y sin antecedentes en la zona. Descartó un posible movimiento sísmico. Programan los trabajos de estabilización.

La Razón. La sobresaturación del terreno, falta de drenaje, elevada cantidad de edificaciones y las lluvias fueron los factores que provocaron el deslizamiento en 1,8 hectáreas en el barrio de Huanu Huanuni, según el informe del alcalde de La Paz, Juan del Granado.

El saldo inicial del desastre es de 72 viviendas colapsadas y 118 de familias damnificadas.

“Se trata de un desastre natural, de un deslizamiento de proporciones, pero no es un movimiento sísmico”, aclaró el burgomaestre al inicio de su reporte, ayer por la tarde.

El evento, denominado movimiento geodinámico y geomorfológico, sucedió a las 5.00 de ayer. La causa se debe principalmente a la sobresaturación del suelo, por las precipitaciones pluviales, que generó el deslizamiento, explicó Del Granado.

A esa situación se sumó la gran cantidad de edificaciones en el lugar que también ocasionaron una saturación del suelo.

“El peso de las edificaciones fue saturando el talud hasta ocasionar el deslizamiento. La zona, primero se hundió y se deslizó después”, manifestó la autoridad.

Informó que se trata de 1,8 hectáreas deslizadas y 0,2 hectáreas denominadas de seguridad, en un área de 210 metros de largo, 115 metros de ancho y 15 metros de altura.

“Fue un deslizamiento de 15 metros que se desplazó hacia abajo y colapsó las viviendas”.

El Alcalde fue enfático al indicar que no hubo forma de prevenir el fenómeno, debido a que no se tienen antecedentes de movimientos de tierra en la zona en los últimos meses ni desde hace dos décadas. “Fue un evento súbito”, manifestó.

Al ser consultado si el barrio afectado estaba definido como de alto riesgo, Del Granado afirmó que Huanu Huanuni no se encontraba contemplada como zona de alto riesgo en el mapa de riesgos del municipio.

Tampoco se refirió a la evaluación de la legalidad de las construcciones. “Estamos, primero, en la fase de la solidaridad, luego se analizará ese tema”, dijo.

Sobre los trabajos de estabilización, explicó que en las próximas horas se realizará una primera fase con la demolición controlada “de los inmuebles que no han colapsado del todo, pero tienen grave riesgo de colapsar. Vamos a dar prioridad, en el curso de las próximas 72 horas, al rescate de enseres y una vez producido eso empezamos la reestructuración integral”, dijo.

El trabajo supone la conformación de una cuña de tierra pasiva en la parte baja que permitirá controlar el deslizamiento. Posteriormente, según Del Granado, se procederá a la conformación de “banquinas, el peinado del talud y la reconformación del mismo, al haber sido desconfigurado por el movimiento de suelos.

Para ello se utilizará maquinaria de la comuna y la Prefectura.

“Los vidrios y los ladrillos estallaban como cohetes”
Desastre. El deslizamiento fue tan rápido que la mayoría sólo logró salvar la vida. A algunos no les dio tiempo ni de sacar abrigo para el frío paceño

image Pérdida. Casas de dos y tres pisos, construidas con buenos materiales, se vinieron abajo como si fueran de naipes, ante la mirada de vecinos, policías y bomberos

El Deber. (Marco Chuquimia) “Los vidrios reventaban como cohetillos. Luego estallaron los ladrillos, parecía un granizo fuerte y cuando vi frente a mi ventana desplomarse la casa del vecino, salí en dos minutos y no pude sacar nada, sólo a mi esposa y mis dos hijos. No tengo nada”, dijo Alex, un vecino que alquilaba una casa en la calle 2 de Huanu-Huanuni. Apenas dejó la casa donde vivía, ésta se vino abajo. Sólo atinó a huir rápido, mientras entre la oscuridad sentía a sus vecinos salir gritando de sus casas, tan desesperados como él. Otros, los más osados, trataban de volver a sus viviendas para salvar lo que podían cargar.
La mayoría de las 118 familias no pudo salvar nada. Incluso fueron testigos de cómo el alud sepultaba sus vehículos.
Pese a la pérdida total de sus bienes, los vecinos prefieren no culpar a nadie. Consideran que este hecho se produjo porque ellos mismos no tuvieron cuidado con las construcciones y no dieron importancia a sucesos anteriores.
En medio del desastre, a lo primero que atinaron los afectados fue a buscar a sus familiares. Édgar cuenta que primero trató de encontrar a sus tres hijos. La habitación de uno de ellos estaba cerrada con llave y, por la desesperación, hizo astillas la puerta a patadas para salvarlo. Luego, a los dos minutos que alcanzaron la calle, su vivienda se desplomó. No logró rescatar ni siquiera la ropa de diario y a las 6:00, toda su familia tiritaba de frío.
Propietarios, anticresistas o inquilinos, nadie culpaba a nadie por la desgracia y todos intentaban reconocer a sus vecinos para saber quién pudo quedar enterrado en medio de las toneladas de tierra que se desprendieron del alud.
Hasta las 9:00 se hablaba de ocho personas desaparecidas, pero conforme pasaba el tiempo, los abrazos y sollozos eran portadores de buenas nuevas. Los informes confirman tres heridos leves, pero nadie perdió la vida.
Delfina Arcaya tenía sentimientos encontrados. Estaba contenta de salvar la vida, pero triste porque su hijo perdió su herramienta de trabajo, un auto Toyota que compró al crédito y que no pudo salvar de la mazamorra de tierra.
Cuando Delfina escuchó las primeras casas derrumbarse, en medio de la noche, creyó que una volqueta estaba echando piedras desde la parte superior del cerro. Cuando cayeron en cuenta que un alud de piedra, tierra y ladrillos se les venía encima, lo primero a lo que atinaron fue a tratar de sacar su vehículo. Su nuera subió al radiotaxi en un intento de-sesperado, pero fue en vano. Su hijo tuvo que sacarla rompiendo la ventana, ya que el vehículo estaba enterrado entre el lodo y la piedra.
La familia Arcaya vive en esta zona 30 años y hasta ahora no había ocurrido nada similar. Doña Delfina apenas recuerda que una casa se vino abajo, pero fue porque no tenía buenos cimientos y la construcción era mala.
Iván, como los otros 10 inquilinos con los que compartía la casa, salió con lo que tenía puesto y su celular en la mano. Con él intentó alertar de lo que estaba sucediendo a la Policía, al igual que otros vecinos. Sin embargo, los uniformados sólo llegaron a las 6:00 y una hora y cuarto después se hicieron presentes los gendarmes municipales. Los equipos de la Alcaldía encargados de atender estas emergencias recién arribaron presentes a las 8:30. La Policía puso algo de orden. Acordonó el área para que los vecinos no intenten recuperar sus cosas y ayudó a los que habían logrado rescatar algo.
Ahora, cientos dependen de la solidaridad. La Alcaldía ha iniciado una campaña para recaudar fondos para garantizarles alimentos y ropa. Mientras tanto, los vecinos que se encuentran a tres cuadras a la redonda del deslizamiento han comenzado a sacar sus cosas para ponerlas a buen recaudo. Temen que las lluvias y el río Colquehauira también se ensañen contra ellos.

   Desde el lugar    

– Existe contradicción sobre el número de vehículos que había en garajes privados y públicos; unos afirman que fueron cinco vehículos enterrados, otros dijeron que en la calle 2 había un garaje donde la mayoría de los vecinos dejaba su auto.
– El 80% de las viviendas de Huanu-Huanuni no tiene agua potable ni alcantarillado.
– Los deslizamientos en esta zona no son nuevos. Los vecinos relataron que en 1982 ya se produjo el derrumbe de una casa por la acumulación de aguas. 
– Ninguno de los vecinos declaró grietas en sus casas y por ello dijeron que el movimiento fue inesperado; pero en las distintas calles se pueden observar rajaduras y hundimientos, incluso los árboles están inclinados.
– Varias fábricas de ladrillos trabajan en los alrededores y extraen el material de la zona.
La Alcaldía no permitió ingresar una grúa que debía sacar uno de los autos que estaba semisepultado. Mientras el propietario y los bomberos discutían, otro derrumbe enterró al vehículo.

Dos productores de TV están afectados
Mario Espinosa, ex director de PAT, y Justa Caranavi, presentadora del programa La Justa de Canal 7, eran vecinos en Huanu-Huanuni y ahora sus casas se han reducido a escombros. Espinosa recuerda que despertó en medio de fuertes ruidos, en medio de golpes de calamina. Tomó una chamarra gruesa y salió a la calle, donde sus vecinos miraban azorados cómo las casas se derrumbaban. Trató de sacar su auto y el garaje estaba obstruido por escombro. Logró liberar la puerta y rescatar el motorizado antes de que su casa comenzara a tambalearse y caer “como una de las Torres Gemelas el 11 de septiembre”.
La Justa no tenía consuelos. Entre sollozos, sentada en una acera y con los pies llenos de lodo, contaba que creyó que se trataba de un terremoto, pero nunca se imaginó que su casa, que le costó una vida de trabajo, se viniera abajo. Ahora, pide un lugar seguro donde vivir junto a las otras 20 personas que habitaban su casa. “Vengo de la nada, yo no heredé nada. Todo lo que tenía lo logré con 11 años de trabajo en la TV. Aquí no hay culpables, lo que viene de la naturaleza hay que aceptarlo con fortaleza”, dijo.
Espinosa coincide con Caranavi: “Todos somos culpables, construimos donde queremos… Desde el punto de vista turístico es bonito pero es absolutamente dramático como vivimos”, añadió.

  Efectos en todo el país  

Gobierno alista por vía rápida un decreto
En los siguientes días, el Gobierno aprobará un decreto declarando la emergencia nacional, debido a los problemas climáticos que afectan al país, informó el ministro de Defensa, Rubén Saavedra. La autoridad explicó que, una vez anunciada la medida, el Gobierno asignará los recursos necesarios a las prefecturas y municipios para que hagan frente a  los desastres naturales. "El Consejo Nacional para Reducción de Riesgos y Atención de Desastres y Emergencias recomendó declarar la emergencia nacional. Por eso el Ministerio de Defensa ya elaboró el proyecto de decreto que se va a tramitar por la vía rápida y en los próximos días  tendremos la norma que aplique la declaratoria de emergencia", dijo Saavedra.

Chuquisaca: 2.600 familias afectadas
Defensa Civil, el Centro de Operaciones de Emergencia (COE) y la Unidad de Gestión de Riesgos, de la Prefectura de Chuquisaca, informaron de que son más de 2.600 las familias afectadas y 1.400 hectáreas de cultivos dañados por las inundaciones ocasionadas por las lluvias y granizada de la temporada 2009-2010 al menos en siete municipios de Chuquisaca. "Las fuertes precipitaciones pluviales y la granizada de la temporada en Chuquisaca han afectado al menos a unas 80 comunidades, en especial en la zona rural", señaló el responsable de la Unidad de Gestión Riesgos de la Prefectura, Weimar Becerra.
También se indicó que unos 1.000 niños deberán iniciar las clases en precarias carpas. /JCS/ABI

Cochabamba reclama celeridad
En Cochabamba el número de familias damnificadas por inundaciones en cinco municipios de Chapare alcanza a 6.660; y por granizada y riadas a 2.195, otros seis municipios, lo que hace un total de 8.855 víctimas.
El encargado del Centro de Operaciones de Emergencia (COE), Fernando Fernández, subrayó que la situación es grave y que está a la espera de que el Gobierno declare de una vez emergencia nacional para permitir un mejor desempeño de los departamentos más afectados.
“En Cliza tuvimos el desborde de una canal de riego que afectó a 30 hectáreas de plantaciones de maíz, pero no se registraron pérdidas”, indicó Fernández. /JCS

Prefectura cruceña pide el decreto
La Prefectura cruceña pidió al Gobierno que declare emergencia nacional  con el fin de facilitar recursos y que organismos internacionales puedan ayudar en las emergencias que sufren varios departamentos del país por las lluvias. Mario Aguirre, director del Centro de Operaciones de Emergencia Departamental (COED), luego de participar en la reunión del Conarade afirmó que los entes internacionales se han visto impedidos de colaborar con el departamento. “Santa Cruz, Beni y Cochabamba se han declarado en emergencia, es necesario que lo decreten porque a nosotros nos queda poco alimento para ayudar a los afectados”, dijo Aguirre