Ignaro «teacher»

Arrogante e irónico pretendió dar «lecciones» de historia a docentes y alumnos y se ahogó en la piscina de su ignorancia. 

imageEl presidente Evo Morales, inauguró el miércoles obras de una Unidad Educativa del municipio de Quillacollo y se despachó ante docentes y niños con su «lección» de historia. (foto Abi)

Es claro que Evo Morales no es la persona más indicada para rebatir a nadie en ninguna área del conocimiento y ya nos ha dado demasiadas muestras de ello. Según su biógrafo oficial Martín Sivak no concluyó el bachillerato y no se caracteriza por sus inclinaciones para el estudio.



Sin embargo el presidente considera lo contrario y de manera recurrente nos quiere dar muestra de su “erudición”. Recordemos que en una ocasión se refirió a las épicas luchas de los pueblos indígenas del Abya Yala ¿contra el imperio romano?, un hecho que hasta entonces había sido absolutamente desconocido por los historiadores.

El sistema educativo boliviano no es precisamente un dechado de virtudes y sigue sujetándose a ciertos cánones que podrían ser considerados discutibles. Pero que Evo se atreva a criticar suena grotesco, tan grotesco como el indicar que el consumo de coca por parte de los escolares es preferible a la leche porque ayudaría a mejorar su rendimiento, como alguna vez afirmó su «ilustrado» canciller David Choquehuanca.

El vicepresidente Alvaro García seguramente quedó tieso cuando Evo afirmó en la localidad cochabambina de Quillacollo que el mariscal Andrés de Santa Cruz y Calahumana fue el primer presidente boliviano de la República. Cualquier escolar medianamente aplicado sabe que no es así y si a alguno se le hubiera ocurrido decir semejante barbaridad seguramente hubiera sido sentado en una esquina adornado con las orejas que caracterizan a un noble cuadrúpedo.

No se trata solo de las insólitas afirmaciones que hace en cada oportunidad, dentro y fuera del país nuestro inimputable mandatario  «indígena». No se trata tampoco de lo incómodo que resulta que el presidente de un país desconozca aspectos elementales de su historia, aspectos que para conocerlos no se necesita ser un letrado o acucioso investigador.

El problema radica también en la convicción con que lanza, sin misericordia alguna, toda una sarta de sandeces provocando vergüenzas ajenas. Seguramente considera que está lanzando verdades incontrovertibles, nacidas de su innato genio, de su inteligencia iluminada.

“¿Donde están nuestros profesores nuestros directores para recuperar la historia?”, se atreve a afirmar al reprochar que los docentes no tengan su profundo conocimiento de la historia. Se trata de una afirmación en la que se mezclan la ignorancia y la arrogancia dos “virtudes” que frecuentemente vienen juntas.

La Historia nacional señala que el mariscal Andrés de Santa Cruz no fue el primer presidente boliviano de la República, sino el quinto, y tal vez Evo debiera  haber recordado que si fue un presidente de ascendencia indígena y entre sus logros se cuentan el haber sentado las bases de la institucionalidad republicana con la promulgación de varias leyes y códigos de indudable trascendencia, una institucionalidad que Morales se está encargando de echar por la borda para sustituirla por su voluntad omnímoda y para reemplazar la democracia por el autoritarismo.

Tampoco está demás indicar que la pobreza, por más lacerante que sea, no debe ser un pretexto para no adquirir una cierta formación. Tenemos como ejemplo a infinidad de indígenas que confrontaron situaciones peores o similares a las que el presidente dice que tuvo que vivir y no solo salieron bachilleres sino que tienen un nivel de formación intelectual respetable; solo bastaría con que Evo intente al menos acercarse al nivel de intelectuales de su raza, de aimaras como Victor Hugo Cárdenas, Felix Patzi, Fernando Untoja y muchos otros.