Los gays palaciegos

Para probar que no es homofóbico Evo dijo que en el Palacio de Gobierno trabajan homosexuales; tras la confesión debiera desaparecer el complejo que obliga a ciertos políticos a buscar esposa o exhibir novias para acallar los rumores.

image

Desfile de los gays en España (foto internet)



Vivimos, por suerte, en una época de tolerancia en la que resulta de muy mal gusto discriminar a una persona solo por su opción o preferencia sexual. No vamos a decir que la discriminación ha desaparecido; aún subsisten actitudes de intolerancia pero estas se han atenuado y muy pocos se atreverían a decir (al menos públicamente) que el homosexual, gay o lesbiana, es un anormal o degenerado.

Por este motivo es bueno que Evo Morales haya pedido disculpas por sus desafortunadas declaraciones respecto a supuestas conexiones entre el consumo de pollo transgénico y la homosexualidad. Lo malo es que nuevamente haya acudido a esa trillada y vieja muletilla de indicar que fue “tergiversado” o “malinterpretado”.

Es evidente que las comunidades homosexuales están ganando una enorme influencia y su capacidad de “lobby” no puede ser despreciada de ningún modo, además de que sus declaraciones no fueron un modelo de tolerancia para alguien que quiere postularse para el Premio Nobel de la Paz. Ambos aspectos lo obligaron a retirar lo dicho, así sea de una manera simplona y obligado por la tormenta de críticas que recibió dentro y fuera del país.

Sin embargo hay algo que seguramente ha debido poner muy inquietos a algunos miembros del entorno palaciego. Indicar que en Bolivia hay homosexuales que trabajan en el Palacio de Gobierno, confirma varios rumores que hasta ahora circulaban en algunos corrillos y eran abordados con cierta malicia en conversaciones de café.

Es claro que la opción sexual de cada persona no determina ni la capacidad como funcionario y tampoco su calidad humana. A lo largo de la historia universal han hecho aparición innumerables personas que se dice escogieron una diferente opción sexual y aun así marcaron el rumbo de la humanidad, a veces de manera determinante. En la mitología griega se menciona a Aquiles, quien habría tenido como amante a Patroclo. Alejandro Magno tenía un particular afecto por sus amigos Hefestión y Begoas. De Julio César se dice que también tuvo una inclinación homosexual.

Marguerite Yourcenar en su libro Memorias de Adriano relata la pasión que sentía el emperador Adriano por su amigo Antinoo y resultaría ocioso recapitular la enorme cantidad de artistas, escritores y políticos que han declarado abiertamente su opción sexual. En suma, la homosexualidad ha existido y existirá y de esto no tienen la culpa para nada los pollos, por más transgénicos que sean.

No obstante es sabido que cierta malicia ciudadana atribuye esta inclinación a una persona de mucho poder en el entorno del presidente Evo Morales y que desde que llegó al gobierno ha cambiado súbitamente de “look”, ahora viste con elegancia al mas puro estilo neoliberal y además gusta cortejar a misses; pero no sería el único en el círculo del «poder rosa» ya que se menciona también a cierto ministro que se muestra muy «machito» a la hora de arremeter contra los opositores.

Una vez superados ciertos malentendidos y asumido que la homosexualidad no puede ser motivo de discriminación y lo dijo Evo en Madrid a manera de disculpa ante la comunidad gay, que en el Estado boliviano y en el Palacio de Gobierno trabajan homosexuales, es de esperar entonces que de ahora en más el asunto sea manejado sin el complejo que obliga a ciertos jerarcas políticos a buscar esposa o exhibir novias para acallar los rumores.