Momento de viraje

Gobierno que no dialoga, que no escucha, que no se autocritica, está pisando en falso… Se opta por el expediente —que dio resultados en la primera gestión del MAS— de colocar en la lista de adversarios —cuando no de enemigos— a cualquier sector que cuestione acciones del Gobierno.

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Y lo hace con una conducta política errática y dual que desgasta el proceso y pone en entredicho la conducción del mismo. Comenzó en las elecciones de diciembre del 2009 con la incorporación interesada de sectores cuestionados como la Unión Juvenil Cruceñista, aunque el costo fue menor. Ahora, cada error pasará una factura política cada vez más alta para el MAS y su gobierno.

A saber. Primero repitió por días y días que el conflicto de Caranavi era un problema entre dos municipios del norte paceño y que, por tanto, no había necesidad de intervenir.  Pero, cuando el tema amenazó con desbordarse, cambió el discurso y hasta denunció que se trataba de una acción política armada en su contra. Es más, habló de que se estaba promoviendo un golpe de Estado.



Segundo, en el conflicto social por el incremento salarial, el Ejecutivo siempre puso entre algodones a la Central Obrera Boliviana y a sus sectores afiliados porque eran aliados naturales del proceso de cambio. Pero, cuando los asalariados decidieron movilizarse para que se modifique el incremento del 5%, volvió a cambiar el discurso y de inmediato les quitó honores y algunos de sus dirigentes fueron acusados de jugar a los intereses del imperialismo y de coprotagonizar una confabulación con la derecha.

Esta actitud deja al descubierto que el análisis de coyuntura política desde las esferas gubernamentales no parece ser lo agudo que se requiere, así que se opta por el expediente —que dio resultados en la primera gestión del MAS— de colocar en la lista de adversarios —cuando no de enemigos— a cualquier sector que cuestione acciones del Gobierno que van en contra de intereses regionales, como el caso del norte paceño, o sociales, como la aspiración obrera de obtener un aumento salarial de dos dígitos, tal como ocurrió en promedio en los últimos cuatro años.

Seguir torpedeando el proceso de transformación desde adentro con yerros como los señalados y otros que saltan a la vista en algunos ministerios, debe hacer pensar a los líderes en que tal vez ha llegado el momento de efectuar un viraje en la conducción del Gobierno y reimpulsar ésta, apenas se pueda hacerlo con cierta comodidad. Además, las señales son muy claras: el Gobierno que no dialoga, que no escucha, que no se autocritica, está pisando en falso. Son apenas cuatro meses de iniciado el segundo período gubernamental del MAS; así que está a tiempo.