Ciudadanos 007

007 Durante el debate que precedió a la aprobación de la nueva Constitución Política del Estado, varias voces advirtieron que ésta crearía dos clases distintas de ciudadanos, de primera y segunda categoría, con diferentes jerarquías de derechos. La trágica experiencia de Uncía no hace más que confirmar esa sombría predicción, ya que como se ha visto hay actualmente una clase de ciudadanos indígena-originario-campesinos con licencia para matar, mientras que el resto de la población “intercultural-urbana” sería relegada a una segunda categoría cuyos derechos más básicos, incluyendo el de la vida, habrían quedado sin garantías. A lo sumo a lo que podrán aspirar en el nuevo orden plurinacional es a la recuperación de sus cadáveres, previas súplicas a los “ciudadanos 007”.

Presidente escapista

Ya se le hizo maña al primer mandatario eso de viajar a donde sea cada vez que las papas queman. De 90 viajes realizados desde su llegada al poder, 15 se hicieron en momentos críticos que culminaron con muertes de bolivianos. Para la aplicación de esta tenebrosa metodología digna de Poncio Pilatos cuenta con la complacencia del vicepresidente, a quien no le tiembla la voz a la hora de decir que él “pone los cajones”.

Maldición policial

A no dudarlo: la actuación gubernamental en Uncía traerá consecuencias en filas policiales, en las cuales crece la indignación por la flagrante omisión de las autoridades nacionales. Un escenario a lo “febrero negro” de 2003 podría aparecer en el horizonte.



Teoría equivocada

La nueva y descabellada teoría oficial para explicar el creciente descontento social en el altiplano dice que las protestas son creadas por el imperialismo, más precisamente por la agencia de cooperación USAID. No comprender la realidad es uno de los síntomas más claros de agotamiento del ciclo político de los gobernantes, ahora y en toda circunstancia.

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