La reciente detención sufrida por la presidenta del Concejo Municipal cruceño, Desirée Bravo, debe leerse en un contexto más amplio, ligado al proyecto de Reforma Urbana que el gobierno impulsa a través de una nueva Ley de Derecho Propietario. Esta norma, que entrará en agenda tras cumplirse el proceso de aprobación de las leyes orgánicas, estipula entre otras “joyitas” que los terrenos urbanos mayores a los 500 metros cuadrados estarán sujetos a expropiación. La Reforma Urbana tiene como cometido fortalecer a la clientela electoral del MAS en las grandes ciudades, habida cuenta del terreno perdido por ese partido en las mayores urbes del país en los últimos comicios. En una jugada multifuncional que también buscaba el control del Consejo Municipal, el oficialismo dio los primeros pasos para anular políticamente a una de las principales operadoras territoriales de la oposición en la capital cruceña, quien ha manejado históricamente tres de los distritos más populosos de esta ciudad. La Reforma Urbana promete desplegar una intensa batalla territorial.
Tambores de guerra
El ruido bélico generado por Hugo Chávez en los últimos días tiene como primer objetivo sustituir en los titulares internacionales la contundencia de las pruebas colombianas sobre la presencia de las FARC en Venezuela, por otra noticia aún más llamativa. Pero más allá de ese hecho puntual, en la “cuenta larga de la historia” el gobierno chavista parece haber venido preparando el escenario para una confrontación con Colombia desde hace años, reservándola quizás como carta en la manga para el momento en que ese régimen haya llegado a su máximo grado de agotamiento interno. Sería un último y desesperado recurso de sobrevivencia, similar de alguna manera a la maniobra intentada por los militares argentinos con la Guerra de las Malvinas. Lo peor de todo el asunto es que Evo Morales se deje llevar de narices al enfrentamiento, como indicó explícitamente al decir que “Bolivia se prepara ante cualquier provocación bélica”. Las alianzas externas del actual gobierno (Venezuela, Irán) son contrarias a los intereses nacionales bolivianos.
“Para nada”
Por primera vez sin la presencia de los movimientos sociales, el Órgano Ejecutivo se tomó examen a sí mismo en el cónclave del Hotel Huatajata y como era de esperarse el resultado fue la auto-aprobación. No habrán cambios en el gabinete “para nada”, ha dicho Evo Morales, quien perdió la oportunidad de alejar a algunos de los ministros que más desgastan la imagen gubernamental, como Sacha Llorenti y David Choquehuanca. En un síntoma de las principales preocupaciones que afligen al mandatario, Morales dijo que el gobierno “debe adelantarse a los movimientos sociales”, revelando una vez más la distancia que se profundiza entre la burocracia y unas bases en proceso de creciente disidencia.