El Viceministro que quiere “descolonizar” Bolivia

¿Los aymaras son machistas? No sé. Yo creo que somos todos, porque el Estado nos ha hecho así.

¿Hay textos que son valiosos para la educación? Ahorita no puedo precisar…

¿Hay que censurar las obras con contenido racista? Cómo uno puede saber qué es bueno, qué es malo…



¿Qué religión profesa usted? Nunca me he preocupado de eso, no es parte de mí, no me quita el sueño.

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El viceministro de Descolonización, Félix Cárdenas. servindi. Foto | Los Tiempos

Por Eliana Ballivian – Los Tiempos:

PROYECTOS DE GOBIERNO

Cárdenas: Vamos a desmontar el estado colonial

La descolonización es una necesidad ineludible para construir una nueva sociedad en Bolivia, con identidad propia, ya que este país no la tiene porque todos los que construyeron el país lo hicieron con la mirada puesta en Europa.

Ése es el criterio del viceministro de Descolonización, Félix Cárdenas, que se sumergió en la educación popular desde que tenía 15 años y que piensa que está en este puesto por accidente, y que no se asume como izquierdista ni socialista ni marxista, sino como un aymara de tierra adentro, que ama su cultura y sus raíces.

– ¿Cómo se va a descolonizar al Estado?

– Desmontar, desestructurar el Estado colonial en su institucionalidad es la tarea numero uno. Y eso no se lo puede hacer con discursos políticos, eso se hace entrando a la conciencia de las personas, cuestionando la historia.

Si ponemos en la mira todo lo que ha sido construido, en nuestro país es espantoso que nos hayan encajado tanta mentira.

La forma cómo se ha construido este país es en base a sistemas extranjeros, como el Defensor del Pueblo, que es un sistema sueco; el sistema presidente-vicepresidente es norteamericano; el sistema prefecto-subprefecto es sistema español; el sistema departamentos- provincias es sistema francés O sea, qué cosa es nuestra en este país.

A todo eso yo le llamo que Bolivia es un país sin identidad. No hemos podido construir desde nosotros mismos una identidad. Todos los que construyeron el país, desde la fundación, pretendieron imitar a Europa, pretendieron hacer creer que son hijos del caballero hidalgo y de la princesa india y a eso lo llaman bolivianidad. (Eso no lo digo yo, lo dice Vasconcellos).

– ¿La discriminación se determina por el color de la piel o por el poder adquisitivo en Bolivia?

– Hay muchas formas. Porque hay gente que al no tener nada en el cerebro pretende hacer valer  el color de su piel. En una sociedad de acomplejados, algunos hacen valer el poder de su dinero. Hay gente que no tiene dignidad.

Yo estoy diciendo lo que dice Zabaleta y muchos otros de que (hay gente) que les gusta vender su territorio por cualquier costo a Estados Unidos y nunca han querido a su territorio. Pretenden vender sus riquezas. Vale un fricasé la dignidad de estos pretendidos.

Nosotros entendemos desde los pueblos indígenas que eso ha sido una mala apreciación de querer clasificar a partir del color. Porque si esto fuera así, entonces los dermatólogos deberían definirlos. Podemos ser negros, blancos, amarillos… Aquí hay una sola raza, la raza humana.

Nuestro punto de partida es desde la identidad, no es desde el color. ¿Por qué la religión nos tipifica como una raza inferior? ¿Por qué a Dios lo ponen con ojos azules y barba? Eso es lo que cuestionamos.

Religión

– ¿Qué religión profesa usted?

– Nunca me he preocupado de eso, no es parte de mí, no me quita el sueño. Cuando leo la Biblia reniego de lo que dice. Toda su historia, la Inquisición, millones de mujeres a la hoguera por el simple hecho de ser bonitas, porque la Iglesia ha creado preceptos religiosos en contra de la mujer, y esos preceptos los ha convertido en conductas cotidianas de la sociedad en contra de la mujer. Ése es el Estado patriarcal.

– ¿Los aymaras son machistas?

– No sé. Yo creo que somos todos, porque el Estado nos ha hecho así. Si uno no asume que es consecuencia del estado colonial que se reproduce en cada uno de nosotros, en sus conductas patriarcales, racistas y todo.

Es como el alcohólico que dice: ‘No soy alcohólico’. Si no asume que es alcohólico, jamás se va a curar.

El Estado y la sociedad boliviana tienen que asumir nomás que ésa fue la forma de construcción del Estado boliviano: el racismo y el patriarcado. Si no asumimos eso no vamos a poder construir una identidad nacional.

El racismo, un “mecanismo de construcción colonial”

El Viceministro de Descolonización explica los patrones preconcebidos por cuestiones raciales. También critica a la religión, aunque garantiza que se respetará la educación en los colegios de convenio.

– ¿Como entiende el racismo?

– Como un mecanismo de poder de construcción colonial, de pisar al otro.

– ¿No es odio entre razas?

– No, no. Por eso he dicho que podemos ser amarillos o negros. No es un problema de razas. Es un mecanismo que se ha metido en nuestros imaginarios de que el que es moreno es inferior; el que tiene un apellido indígena es inferior.

No es muy fácil mirarse en un espejo y quererse, porque la educación nos ha hecho creer que ser indio es ser atrasado y ser blanco es ser superior.

Bolivia es una sociedad de acomplejados. Hay gente que tiene complejo de superioridad, hay gente que tenemos complejo de inferioridad.

– ¿Cómo encaja todo esto con la Ley Contra el Racismo?

– Ha habido varios momentos. Las Naciones Unidas en 1979, 80, han pedido a Bolivia que incorpore leyes contra el racismo en su construcción jurídica. Y el gobierno boliviano siempre le respondía que no va a incorporar, porque en Bolivia no hay racismo.

Ésa era la mirada. El racismo es algo inherente al Estado, es la construcción del Estado y, por lo tanto, es una conducta cotidiana de la sociedad, de una pretendida clase superior frente a otra que se supone que es inferior, pero estaba muy invisibilizada en los últimos años, si no ocurría la masacre de Porvenir, lo que ha ocurrido en Sucre… Lo que ha hecho entender a la sociedad que basta de implorar que no haya racismo, como un favor.

Hoy nos damos cuenta que tiene que haber ley contra el racismo, pero no hay que tenerle miedo a su aplicación. No será de aplicación inmediata, va a tener un proceso de socialización, de educación, desde las escuelas.

Educación y religión

– Con los colegios de convenio y con los católicos, ¿qué va a pasar?

– Lo que nos interesa en este momento es cómo descolonizamos a partir de la educación, principalmente.

– ¿Como descolonizar desde la educación católica?

– No se está prohibiendo que haya colegios católicos, absolutamente. Quien quiera ser católico, puede ser.

– ¿La religión católica también ha sufrido un cambio o está colonizada?

– No, lamentablemente no. Es una reproducción del colonialismo, pero son sus procedimientos.

– Pero la gente que se forme en un colegio católico no va a tener problemas con el Estado… ¿para trabajar, por ejemplo?

– No, el Estado no le exige que sea o no  católico, no es como antes que para sacar certificado de nacimiento te exigían certificado de bautizo.

“Nada se debe censurar”

– ¿Hay que censurar las obras con contenido racista?

– Cómo uno puede saber qué es bueno, qué es malo. Para mantener el equilibrio en sus criterios sobre la vida, sobre las cosas, uno tiene que haber logrado ver todo.

Nada se debe censurar. Pero sí, el Estado es su tuición, es su obligación de que cuando haya una nueva ley educativa que salga este año en la construcción de la  malla curricular, tiene la obligación de buscar lo que más tiene contenido de identidad, contenido de orgullo nacional.

Yo cuestiono Raza de Bronce porque es una novela que exacerba el sentimiento del criollo frente a la indígena que pretende hacer ver que el indio es sucio, atrasado, ignorante. Ése es el mensaje ideológico, por eso decimos libro racista. Corresponden a unos tiempos de pretensión de afirmación de una cierta casta como “la casta” y el resto como destinados a mantener (a esa casta).

– ¿Hay textos que son valiosos para la educación?

– Ahorita no puedo precisar. Yo creo que lo que tiene que hacer el Gobierno es fomentar una nueva mirada del país. Invitar a escritores que escriban desde la perspectiva de la identidad, del orgullo de ser nosotros.

La ley

– ¿Como va a enlazar todo esto con la ley Avelino Siñani?

– Supongo que está en un proceso de adecuación para convertirse en ley, pero también hay que tener en cuenta que va a haber oposición corporativa de los de siempre que se opusieron al libro rosado, al libro amarillo. Se oponen a cuanta propuesta de cambio haya.

El maestro puede ser marxista, trotskista, socialista, leninista… Pero, fundamentalmente, el maestro es correa de transmisión de la ideología colonial. Ése es su papel. No es su culpa, sino del Estado que ha diseñado un tipo de educación.

Cambiar esto implica muchas cosas. Por ejemplo, que el maestro sea muy bien pagado. No se puede concebir que el maestro haga sacerdocio de la educación con un sueldo miserable.