Aclaremos las cosas

HumbertoVacaflorHumberto Vacaflor Ganam – Economía de palabras

Este lunes 1 de noviembre, como todos los últimos 60 días, el gobierno hizo una aclaración:

El presidente Evo Morales no dijo que Bolivia venderá uranio a Irán.



Dos días antes la aclaración había sido: El presidente Morales no dijo que Irán sería socio de Bolivia en el litio.

Otras aclaraciones fueron para decir que el gobierno no se propone prohibir las telenovelas ni las marchas de protesta ni los libros.

Quizá sea bueno proponer, de una vez por todas, que a partir de ahora las declaraciones de nuestras autoridades sean hechas con más seriedad.

Porque esto de decir una cosa y luego lo contrario podría ser tomado también como una conspiración contra el periodismo.

Los lectores podrán decir: no leeré la noticia de hoy, sino la aclaración de mañana. De ahí a que decida no interesarse más por las noticias sería un paso corto. Y quizá ése sea el propósito de esta campaña de desprestigio de las informaciones: matar al periodismo haciendo que las noticias sean todas dudosas.

¿Se puede gobernar en borrador?

Lo que sí es cierto es que ningún gobierno boliviano había sido acusado ante la OEA, al mismo tiempo, por los pueblos originarios en el caso Corocoro, y por los periodistas, en el caso de la ley enmascarada. El gobierno fue a responder a los periodistas pero no a los pueblos originarios; es tan poca la importancia que les da que ni siquiera toma en cuenta sus denuncias hechas en perfecto aymara en Washington.

Para el caso de los anuncios del gobierno, el periodismo tendrá que cuidarse mucho. No valdría la pena pedir a cada autoridad o vocero que refrende lo que acaba de decir poniendo su firma o sus huellas biométricas. Pero alguna prueba de seriedad tendría que dar cada uno de ellos. Por ejemplo, que jure estar diciendo algo que no será desmentido. Podría jurar sobre la Biblia o sobre algunos quipus, o con la pose de pasajero de micro.

Pero es que algo hay que hacer. No se puede creer nada. Acaba de difundirse la noticia de que los maestros no recibirán la prometida computadora. Mientras este artículo va hacia las prensas, quizá alguien haga algún desmentido.

Seamos serios, por favor.