Los niños del Chapare

Manfredo Kempff S.

manfredo_kempff_3_thumb3 Decíamos la semana pasada que el Gobierno estaba colmando la medida y que con una evidente mayoría electoral, pero de dudosa sabiduría, trataba de cambiar nuestro modo de vida, empezando por imponer una Constitución descalabrada de nacimiento. Ha seguido con una sucesión de abusos contra los pocos hombres fuertes que existen en la oposición, y está infundiendo miedo con eso del terrorismo, el separatismo y la corrupción. Según una fuente confiable, en el tema terrorismo-separatismo, el 95% de los presos, de los acusados, de convocados a declarar o exiliados, son cruceños.

Pero no han pasado muchas horas de haber reflexionado sobre el desgraciado destino que nos aguarda a todos quienes no queremos someternos a la estampida del rebaño mayoritario, cuando la situación se torna más caótica con los ofendidos cocaleros del Chapare, que se están convirtiendo en unos intocables con tanta plata y poder que les ha caído, producto de los "catos". A un poderoso, a un rico, a una persona a la que se le dice que es libre, digna, soberana, no se la puede criticar así nomás; no se le puede decir la verdad porque se indigna, se siente ultrajada. Y los cocaleros del Chapare se han vuelto tan delicados, que una sugerencia, una opinión que no les guste, los enfurece.



Monseñor Tito Solari, sacerdote cuya limpia trayectoria nadie puede cuestionar, manifestó, como todos sabemos, su preocupación por el destino que tendrían los jóvenes escolares y los niños, que en el Chapare se vinculan con el tráfico de cocaína. Eso causó un alboroto sin precedentes entre la alta dirigencia cocalera; resultó como un agravio, una injuria, un insulto inaceptable de un extranjero. El escándalo ha llegado a tales niveles que algunos dirigentes de las Seis Federaciones del Trópico de Cochabamba y algunos políticos del MAS, han exigido que monseñor Solari, más boliviano que nadie, se retracte de un supuesto insulto al pueblo cocalero. Le han dado un ultimátum de 48 horas de plazo para que pida disculpas por sus presuntos exabruptos, o que, de lo contrario, se lo expulse de Bolivia. El Estado Plurinacional es, entre otras cosas, xenófobo.

¿Qué se han creído estos señores para lanzar un ultimátum de esa naturaleza? ¿Creen que todos los bolivianos somos pichicateros? ¿Creen que todos vivimos de la coca o de la droga? ¿Por qué hablan en nombre nuestro unos sujetos que no nos merecen el menor respeto? Deben saber los cocaleros del Chapare que en Bolivia hay millones de católicos que estamos de acuerdo con monseñor Solari. Y deben saber que esa droga maldita que crece año a año no sólo está liquidando a sus hijos, a los niños del Chapare, sino también a los nuestros, a los de las ciudades, a los que en las puertas de los colegios les venden drogas. Lo que monseñor Solari afirma se repite cien veces en todo el territorio de la República. ¿Y nos vamos a ofender todos? ¿No nos lleva a reflexionar más bien?

En su engreimiento e ignorancia – es que tienen a S.E. como jefe supremo de todas las federaciones de cocaleros – ya desean gobernar desde los cocales como si estuvieran en el Palacio. Lo que le falta a este país cada vez más descerebrado y obediente a "las mayorías nacionales", es que se proponga en la Asamblea Plurinacional a Chimoré o Shinahota como capital de Bolivia. Ese sería el "cambio" redondo. Con eso S.E. justificaría ante sus bases su paso por el gobierno. Si ahí está el dinero y el poder, ¿por qué no? ¿No son los amos? ¿Si a los cruceños nos tienen perseguidos, sometidos a cupos de exportaciones, mezquinados en la provisión de carburantes, víctimas de dirigencias que se emborrachan con chicha en nuestras calles y se disputan los cargos públicos avasallando hasta la propiedad privada? ¿Y no está temblando el resto del país?

Ya no se debe dar un paso atrás. No se debe creer en las fábulas que vienen a contar los malabaristas del MAS y que para colmo son aplaudidos en Santa Cruz. Hay que hacer notar que no somos parte del rebaño. Que no diga S.E. en nombre del "pueblo boliviano" que somos más amigos de Irán que de los EEUU. ¡Que nos importa Irán! Que en nombre nuestro no se insulte ni se le muerda la mano a quienes nos cooperan. Ya están de buen tamaño esos trampolines diplomáticos y esas reuniones internacionales caseras donde quedamos en ridículo porque lo primero que hacemos es insultar a quienes nos visitan. Los bolivianos siempre hemos sido cordiales y amables con nuestros huéspedes. ¿Por qué hemos perdido hasta las buenas costumbres?

Hay que estar al lado de los niños del Chapare, al lado de los niños de Bolivia, y por lo tanto apoyar sin reservas a monseñor Solari. Ya son varias las voces que se han levantado en ese sentido. Miles de personas han protestado, sumándose a las voces del Gobernador cruceño y del Presidente del Comité Cívico. Es hora que veamos que el destino de los niños del Chapare puede ser el destino de nuestros hijos y nietos. Los encantadores de serpientes nos dicen que con los anteriores gobiernos también había droga. Había, sin duda, pero mucho menos. Y antes no se le rendía culto a la hoja sagrada (verde como el dólar) y los pichicateros eran más discretos, no tan estrafalarios como los de las actuales federaciones.