Cancún. Lo que callará Evo

Nunca como este martes, se demostró que toda una estructura montada está al servicio, no de un partido ni de una ideología sino de una persona a la que se le quiere dar la imagen de un Quijote que transita lanza ristre, no por algún lugar de La Mancha sino del altiplano, para enfrentarse en desigual lid contra los demonios que se complacen atormentando a la madre tierra.

A Evo Morales se le ocurrió que tendría un buen impacto mediático que presente una ley de defensa de la madre tierra en la Cumbre sobre el medio ambiente que se realiza en Cancún y en la cual quiere ser el protagonista estelar. Es así que los legisladores masistas tuvieron que desempolvar sobre el acto algunos apuntes sobre el tema que tenían abandonados en sus gavetas e intentar hacer algo que pudiera parecerse, así sea remotamente, a una ley, otra ley corta.

La aprobación de este mamotreto solo llevó ocho horas, lo cual constituye todo un récord en materia de aprobación de leyes, aunque si consideramos el contenido de esta norma, aun este tiempo resulta exagerado.



Es que el producto es tan malo, por ininteligible e insustancial, que difícilmente podría ser considerada como una ley y, más bien, podría entrar en esa categoría de los malos bandos colegiales que se acostumbraba a hacer en el pasado o en su caso ser tomado como un panfleto en el que de entrada como “gran propuesta” se plantea a la cumbre de Cancún la creación de una “defensoría de la madre tierra”.

En suma lo único que se puede percibir de manera inequívoca es que Evo cuenta con un ejército de solícitos y diligentes acólitos en la Asamblea Legislativa, a quienes no les importa hacer el ridículo con tal de complacer velozmente sus deseos.

¿Quién cuida a la madre tierra del ataque del narco y la coca?

imageUn campesino muestra Un cultivo de flores en el valle bajo marchitas por los químicos de las fábricas de droga, que hay en Pantipata, norte de Vinto, distante a unos 25 kilómetros de la ciudad de Cochabamba. Foto Los Tiempos

No hay un cultivo que afecte más a la tierra que la coca y esto se puede apreciar muy fácilmente en las grandes extensiones de suelos áridos y estériles en los Yungas y en el Chapare. La coca se caracteriza por insumir enormes cantidades de nutrientes. Alrededor de este arbusto difícilmente crece alguna otra planta. Cuando se deja de plantar coca, el suelo se ha tornado un yermo que no admite ninguna otra especie durante muchos años. Es por eso que la frontera de los cultivos de coca se amplía de manera permanente. Los cultivos que son “erradicados” por lo general corresponden a aquellos que ya han cumplido su ciclo.

Esta situación lleva a los cultivadores a “migrar” hacia otros territorios así se trate de parques nacionales y áreas protegidas hoy invadidas por  la “hoja milenaria” ante autoridades gubernamentales que prefieren hacerse de la vista gorda y declaran la “guerra” a los narcos y la coca ilegal solo en los discursos.

La acción depredadora no se limita al cultivo de la hoja de coca. Se extiende también al narcotráfico y es difícil calcular la cantidad de kerosene, acetona, éter, ácido sulfúrico y otros químicos que son vertidos en forma cotidiana a la tierra y ríos del Chapare y del oriente, afectando, casi siempre en forma irreversible, a la flora y a la fauna.

Naturalmente todo esto forma parte de una realidad que Evo Morales no mostrará en Cancún por cuanto él, a parte de ser presidente de Bolivia, es también dirigente de los cocaleros, quienes son en la actualidad los mayores agresores de la madre tierra.