Domitila, la aguerrida ex líder minera, enfrenta una dura batalla contra el cáncer

Sus palabras: “Luchar contra un dictador es igual que luchar contra el cáncer, en el primer caso tienes el apoyo del pueblo y en el segundo es una batalla en la que estás completamente sola”, dijo Chungara.

image Domitila Chungara, líder sindical minera, ayer en el oncológico del Viedma.

Por Gisela Alcócer Caero – Los Tiempos – 16/12/2010



Domitila enfrenta una dura batalla contra el cáncer

Sentada en el sillón de su cuarto en el pabellón de oncología del hospital Viedma, Domitila Chungara descansa después de haber recibido el “coctel” de medicamentos con los que le hacen la quimioterapia para mitigar los efectos del cáncer de pulmón que padece desde hace tres años. Ni la tos frecuente que la molesta cuando habla ni su cansado ritmo respiratorio lograron debilitarla, y a sus 73 años continúa mostrando fortaleza para encarar la que probablemente será la más difícil de sus batallas.

Domitila Barrios de Chungara fue una de las principales protagonistas de la huelga de hambre de mujeres mineras que derrocó a la dictadura de Hugo Banzer Suarez a fines de la década del 70, época en la que ni siquiera imaginaba que menos de 10 años después llegaría un proceso de relocalización que la expulsaría a ella y sus compañeros de su hogar en Siglo XX.

Ésta es la tercera vez que sufre problemas oncológicos, pues el cáncer ya le quitó la matriz y un seno. Ahora se encuentra internada en el hospital Viedma con muchas ganas de ponerse bien y volver a su casa, deseo que por el momento no será posible pues detectaron complicaciones en un pulmón.

A pesar de su delicada situación, cuando se le preguntó qué necesitaba ella aseguró que “un nuevo hospital oncológico, porque ahora que yo tengo cama he visto desde aquí a mucha gente que no pudo conseguir un espacio a pesar de llegar del campo y de todo el país buscando atención para sus problemas”. Y es que el oncológico del hospital Viedma, que es un referente a nivel nacional pues recibe a pacientes que llegan de los nueve departamentos, tiene sólo ocho camas para atender a casi 300 pacientes que mensualmente van por sus quimioterapias.

“Tengo cáncer en los dos pulmones y me están haciendo quimioterapia. En estos días voy a entrar a la cuarta sesión”, dijo y después explicó que permanece en el hospital por las complicaciones que llegan después del tratamiento. “A veces te da nauseas, a veces vómitos, a veces te duele a los costados, te duele todo el cuerpo, a veces estás tan débil que no puedes ni siquiera pararte, varias complicaciones. Ahora no puedo respirar.

Cada 22 días gasta 12 mil bolivianos para pagar medicamentos y ahora también necesita un tanque de oxígeno porque como sus pulmones no están funcionando, “ya no puedo respirar bien y no puedo absorber el oxígeno que mi cuerpo necesita”.

“Tengo una complicación en el pulmón.  Yo ya no sé cuánto (dinero) necesitaré, porque como estoy casi una semana y me han puesto sangre, no sé… Enfermarse de cáncer es una enfermedad para los ricos”.

Compromiso social

“Yo estoy recibiendo pequeñas ayudas de algunos lugares, como de la ministra de Salud (Nila Heredia), que me está ayudando para la quimioterapia”, dijo, y tras ser consultada sobre algún contacto con las autoridades locales de la Gobernación o la Alcaldía, respondió “no las he visto”.

Además de Heredia, que la visitó en su casa, el ministro de la Presidencia, Oscar Coca, la ayudó a conseguir una cama en el congestionado oncológico del Viedma. Domitila contó que sólo vio al presidente Evo Morales en un aniversario de las “Bartolinas”, evento en el que lo saludó con un beso. Informó que también recibió ayuda de Cuba, pues tras una serie de diagnósticos erróneos, en ese país detectaron su enfermedad y le efectuaron la primera quimioterapia.

Después explicó que no siente que el pueblo haya olvidado la lucha que ella emprendió para derrocar a la dictadura de Banzer, que le provocó una serie de torturas físicas, ni las denuncias internacionales que efectuó contra García Meza, que la exilió del país junto a sus hijos. “Si volviera a nacer, volvería a hacer todo lo que hice para continuar con la lucha que mi padre nos ha enseñado”, dijo y aclaró que “el pueblo siempre te recuerda. No es que te olvida, es sólo que no nos conoce a veces y eso no importa. El pueblo siempre está ahí y a mí nunca me ha faltado la solidaridad del pueblo donde sea. El pueblo siempre va a estar conmigo”.

Domitila dijo además que no le afecta la actitud indiferente de los políticos. “Ellos nunca importan”, sostuvo.

Chungara denunció las carencias

En el oncológico hay 8 camas para 300 enfermos

“Me amarga la gente que no puede (ser atendida), que no tiene recursos. En este sector tenemos cerca de 300 personas enfermas con cáncer y tenemos este hospitalito tan chiquito que apenas tiene ocho camas”, dijo Domitila Chungara desde el hospital Viedma.

“Todo es aquí regalado. Ni siquiera esta silla que tenemos es un mueble que haya dado el Estado, sino que es un regalo de la gente”, dijo y su versión fue confirmada por funcionarios de este centro médico que explicaron que los dos televisores que tienen en las salas fueron donación de una abogada.

“Los televisores son importantes para los pacientes con cáncer porque los ayuda a distraerse después de recibir sus quimioterapias, pues está comprobado que mientras más se obsesionen con el tratamiento, tendrán más efectos adversos”, explicó una enfermera.

También algunas de las camas en las que descansan los pacientes fueron rescatadas de los desechos hospitalarios y reparadas para poder recibir a los enfermos que toman sus quimioterapias, y dentro de las salas se encuentran mezclados hombres y mujeres porque no pueden darse el lujo de estar separados por género debido al poco espacio con el que cuentan.

“El cáncer es una enfermedad tan costosa, tan difícil para el pueblo que yo creo que el Gobierno debería tomar en cuenta construir el hospital (oncológico) con todas las de la ley”, dijo la líder minera, quien aseguró que “un señor vino muy mal del campo pero no había cama y no tenía donde irse en la ciudad y las enfermeras le han tramitado una cama, con unas religiosas, para que por una noche duerma allá y se interne un día después. Él estaba tan mal que dijo que prefería irse a morir en su pueblo.

Hacer un esfuerzo con este cáncer, que es tan difícil, para ver que realmente no se puede (recibir atención médica) es muy desesperante”.

Gracias a las gestiones realizadas por el personal que trabaja en este centro y especialmente de la licenciada en enfermería que es la principal responsable, se logró conseguir una cabina de seguridad biológica, que tiene un costo de 15 mil euros, que es la única del país en la que el personal de salud está protegido de los efectos adversos de estos medicamentos, que provocan efectos mutágenos, teratogénicos y cancerígenos. Sin embargo, recibir una sola sesión de radioterapia tiene un costo de 7 mil bolivianos porque el Viedma no tiene estos equipos.