El acuerdo secreto Bolivia-Chile

PIÑERA EVO En diferentes ocasiones y a lo largo de los últimos meses, hemos insistido desde esta columna en advertir la existencia de un acuerdo secreto en marcha entre los gobiernos de Bolivia y Chile, para la concesión de un “acceso marítimo” sin soberanía a cambio de viabilizar la exportación de gas natural y de un pacto por las aguas del Silala. Condiciones que, evidentemente, no se ajustan a lo votado por el pueblo boliviano en el referéndum del gas del 2004 ni al espíritu de la denominada “agenda de octubre”, tan manipulada por el oficialismo. Ahora, la información revelada por el diario La Tercera confirma plenamente nuestra hipótesis. El borrador del acuerdo fue concertado en el año 2008 entre las administraciones de Evo Morales y Michelle Bachelet, fecha nada casual si tenemos en cuenta el apoyo brindado por la entonces mandataria chilena al presidente boliviano en la cumbre de emergencia de Unasur celebrada en Santiago, donde se oleó y sacramentó el Estado de Sitio decretado en Pando. Al parecer, la deuda política contraída por Evo fue demasiado grande, al punto de forzar la suscripción de un acuerdo ampliamente beneficioso para los intereses estratégicos de Chile, que implicaba dejar de lado la demanda de soberanía marítima por casi un siglo (99 años). El proceso estaba tan avanzado que técnicos de ambos países llegaron a hacer un mapeo de ciertas zonas en la región de Tarapacá, donde se pretendía instalar el “enclave territorial no soberano” de Bolivia. Sin embargo, la llegada al poder de Sebastián Piñera modificó los planes, debido a que el nuevo presidente trasandino prefiere conceder el enclave en otra zona, al norte del río Lluta. Lo cual no cambia la esencia del virtual acuerdo, pero supone una renegociación que dilatará en el tiempo lo que parecía inminente. Todo el asunto pone de manifiesto el secretismo de la política exterior de Evo Morales, tejida a espaldas de la opinión pública y de las respectivas comisiones legislativas.

La caída del ALBA

Los gobernantes “bolivarianos” ya no seducen a los latinoamericanos. Tal es la conclusión principal de la más reciente encuesta de popularidad de Latinobarómetro, realizada en 18 países. Como el mandatario más popular aparece nada menos que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, dato que seguramente pondrá de cabeza a los críticos del “imperio”. Le siguen Lula (el presidente de izquierda más moderado del continente), el rey Juan Carlos de España (sí, el mismo del famoso “Por qué no te callas”) y el socialdemócrata Zapatero. Al final de la escala aparecen Fidel Castro y Hugo Chávez, apenas superados en pocos puntos por sus satélites Daniel Ortega y Evo Morales. Los espejismos fabricados por la demagogia están comenzando a disiparse y ya se entrevé la debacle del ALBA.

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