¿Feliz Año No-Evo?

NO EVO El Diciembre Negro que termina, y que probablemente sea seguido por un Enero de la misma tonalidad, nos deja con una pregunta para el 2011: ¿será el año de la despedida de Evo Morales? La interpelación popular al “decreto maldito” del gasolinazo rápidamente evolucionó hacia un clima destituyente, donde el grito de “¡Que se vaya Evo!” resonó por todo el territorio nacional y entre los más variados sectores sociales. De ahí que la interrogante sobre una eventual caída del gobierno esté presente en las reflexiones de los bolivianos en este Año Nuevo. Un rápido inventario de las fortalezas y debilidades del régimen puede ayudar a formarnos un panorama más claro. Entre las debilidades deberíamos contar:

1. Ruptura de las bases sociales

Del bloque social que llevó a Evo Morales a la presidencia y que le permitió mantenerse en ella sólo quedan unos pocos jirones. La gran mayoría de las organizaciones rechazan el gasolinazo con virulencia y en las pocas donde se adoptó una posición de tibieza (la COB, por ejemplo) los directivos están siendo seriamente cuestionados por la militancia. La Fejuve de El Alto, los mineros de Oruro y Potosí, las centrales obreras departamentales de casi todo el país, los transportistas y hasta un sector de los propios cocaleros del Chapare (considerados el “núcleo duro” del oficialismo) han pasado a una franca resistencia.



2. Deslegitimación de los dirigentes medios del MAS

En este contexto, los dirigentes medios y bajos del partido de gobierno, encargados de la articulación local con los movimientos sociales, están siendo completamente defenestrados, al punto que en los últimos días se registraron varios hechos de violencia de las bases en contra de éstos, cuando los dirigentes pretendieron neutralizar las protestas.

3. Derrumbe del discurso “antineoliberal”

El gobierno liquidó de un plumazo su propia capacidad de articulación de discurso, centrado como estuvo siempre en el cuestionamiento al “neoliberalismo”. Al adoptar la medida considerada “neoliberal por antonomasia”, Evo Morales y su círculo evaporaron su credibilidad. Desde ahora, todo discurso emanado desde el gobierno sonará hueco y contará con una credibilidad muy cercana a cero.

4. Caída del mito presidencial

Junto al derrumbe del discurso viene la caída de la imagen presidencial, no sólo en materia estadística (donde la medida costará sin duda muchos puntos) sino también en el plano cualitativo: Evo Morales ya no es percibido como invulnerable, sus aspiraciones de perpetuidad parecen haberse volatilizado y la asociación de ideas más frecuente con su nombre estará relacionada con los conceptos de demagogia y cobardía.

Por otra parte, entre las fortalezas a considerar tendríamos:

I. Hegemonía en los tres poderes del Estado

La estrategia de copamiento institucional del MAS en los últimos años le permitió concentrar los tres poderes -u Órganos, como dice la nueva Constitución- en manos presidenciales, lo que le asigna a Evo Morales un margen de acción más amplio que el de los anteriores mandatarios derrocados (Sánchez de Lozada y Mesa).

II. Capacidad de inteligencia cubana y venezolana

En una coyuntura donde eventualmente se desarrolle una dicotomía lucha social vs. represión, la presencia de los servicios de inteligencia de Cuba y Venezuela puede aportarle al régimen información estratégica valiosa y capacidad operativa adicional.

III. Ausencia de un liderazgo alternativo claro

Tampoco aparece del otro lado del tablero ningún protagonismo definido que pudiera aspirar a la primera magistratura en caso de elecciones anticipadas. Por una parte, el descabezamiento de la oposición generado por la judicialización de la política (junto a diversas prácticas de amedrentamiento y cooptación) han segado viejos liderazgos e inhibido el surgimiento de otros nuevos. Al mismo tiempo, el sector de los dirigentes sociales, muchos de ellos desgajados del oficialismo, parece tener un gran potencial para la movilización y la protesta, pero no está claro que lo tengan para la construcción de una alternativa política.

Junto a estas fortalezas y debilidades bastante definidas, surgen tres variables que pueden ser las que inclinen el fiel de la balanza:

Margen de acción económica

¿Contará el gobierno con fondos para la cooptación de la dirigencia popular y para financiar nuevos programas prebendalistas? A corto plazo el margen de acción parece reducido, al punto que las principales ofertas planteadas por Evo Morales en su mensaje en cadena se centraron en medidas a ejecutarse dentro de un año. Sin embargo, a mediano plazo la recaudación generada por el gasolinazo podría impulsar una reconstrucción de la capacidad estatal de manipulación sobre la sociedad civil.

Lealtad de las fuerzas militares y policiales

¿Seguirán respaldando las Fuerzas Armadas y la Policía a un régimen desacreditado y autoritario, particularmente si éste les exige reprimir a los sectores sociales? Se sabe que los mandos militares ya se rehusaron a desempeñar el rol de represores durante la realización de los referendos autonómicos del 2008. Además, el tibio alineamiento oportunista producido por los bonos venezolanos puede esfumarse con la rapidez con que se derrumba un castillo de naipes. Obviamente, el 20% de aumento salarial para estos sectores busca reforzar su cooptación, pero militares y policías no son ingenuos y conocen los riesgos que entraña convertirse en privilegiados ante la mirada de una población forzada a ajustarse el cinturón.

Cohesión interna del MAS

Por último, la caída de un gobierno difícilmente se concreta sin la acción de los disidentes internos, como bien vimos en los sucesos del 2003 y la actitud de un ex vicepresidente (luego primer mandatario) de la entonces república. ¿Hasta cuándo subsistirá la cohesión interna del partido oficial, teniendo en cuenta que el “instrumento político” tiene una naturaleza marcadamente corporativa, fruto del cuoteo de las organizaciones sociales?

Decíamos ayer que el proceso en marcha podría ser un Febrero Negro, es decir, una crisis previa al derrumbe final. Es lo más probable, aunque la aceleración e intensidad de los acontecimientos tampoco permiten descartar un Octubre.

[email protected]