Bolivia vive una crisis estructural

CRISIS “Todo está caro. Antes se podía comprar un plato de comida con Bs 10 y 12, en cambio ahora hay que tener mínimamente 15”, dice Rosendo Chura, un abogado que frecuenta el mercado 27 de Mayo, uno de los más populares del centro de la ciudad.

Así como Chura, Margarita Hinojosa, una ama de casa, se queja porque los Bs 300 semanales que destina a la compra de alimentos hoy le es insuficiente para adquirir la misma cantidad de productos que hace un par de meses. Esta situación le ha obligado a eliminar un platillo de los dos que preparaba para el almuerzo, “al medio día ya no comemos sopa y segundo, ahora es uno de los dos platillos no más”.

Y es que desde hace un tiempo, y más aún entre diciembre y enero, el precio de los productos alimenticios se ha incrementado entre el 20 y 30 por ciento, cifra elevadísima comparada con otros años.



Tanto Chura como Hinojosa aseguran que el dinero que ganan ya no les alcanza, “ni siquiera el aumento salarial que hizo el Gobierno en los últimos años fue suficiente”.

En 2006 el incremento salarial fue del 13,6 por ciento; en 2007 del 5 por ciento; en 2008 se determinó un aumento del 10 por ciento; en 2009 fue de 12 por ciento y 2010 alcanzó a 5 por ciento.

En tanto, la inflación en 2006 finalizó en 4,9 por ciento; en 2008 llegó a 11.75 por ciento; en 2008 fue de 11.85 por ciento; en 2009 se registró 0,26 por ciento, y el año pasado 7.18 por ciento.

Según el director del Proyecto de Mejoramiento de la Formación en Economía (Promec) de la Universidad Mayor de San Simón, Óscar Zegada, todo esto no más parte de una crisis alimentaria estructural, agudizada por factores coyunturales desde la segunda mitad del año 2010.

“En el caso de Bolivia, el Gobierno no ha tenido visión ni perspectiva suficientes para proponer, concertar e implementar una agenda de políticas agropecuarias con énfasis en los alimentos, pese a conocer desde hace cuatro años los síntomas de una profunda crisis alimentaria mundial”, afirma.

Además, indica, desde fines del año 2010 la confusión gubernamental en el diseño y aplicación de políticas de corto plazo respecto a los mercados de combustibles y alimentos, ha producido una gran pérdida de confianza en la población y en los agentes económicos de la cadena alimentaria que ha provocado especulación, ocultamiento y desabastecimiento en muchos mercados de alimentos.

¿Crisis alimentaria?

La subida de precios de los alimentos no es novedad para el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), toda vez que en julio de 2008 advirtió esta situación al cierre de un foro nacional realizado en La Paz.

En esa oportunidad alertó sobre las serias consecuencias de una crisis alimentaria a nivel mundial y que afectaría a Bolivia en los próximos años, por lo que aconsejó que no debía merecer respuestas “reactivas” y “cortoplacistas” -como prohibiciones de exportación, establecimiento de cupo, licencias previas y control de precios internos- sino medidas inteligentes y “proactivas” que no sólo garanticen el abastecimiento, sino que generen saldos exportables y con ellos más empleo, ingresos y soberanía alimentaria.

Si en 2008 el alza mundial afectó más a los cereales y oleaginosas, la tendencia hoy es abarcar más productos de la canasta familiar. Según la FAO, algunos precios de productos alimenticios superaron ya en el 2011 los mayores índices del 2008.

En ese marco advierte que si no se diseñan políticas estratégicas la situación podría agravarse el próximo año.

Recuerda que en agosto de 2010, la organización internacional, con representación en Bolivia, alertó que la excesiva sequía, las heladas y las inundaciones generadas por el cambio climático amenazan desatar una crisis alimentaria en el país.

El gerente del IBCE, Gary Rodríguez, afirma que actualmente los bolivianos sufren de una escasez de alimentos, pero “para no llegar a una crisis alimentaria aguda es recomendable optar por políticas públicas inteligentes que alienten mayores niveles de producción nacional, buscando no solamente la seguridad alimentaria, sino más bien, la soberanía alimentaria, esto es, en base a la autosuficiencia”.

Producción insuficiente

Hasta hace unos pocos años, Bolivia, dice Rodríguez, venía abasteciéndose de alimentos de primera necesidad con toda normalidad, gracias a su propio esfuerzo en casi todos los renglones de la canasta básica (excepción hecha del trigo, que se importaba en grandes cantidades). Pero, en los últimos años se empezó a notar la falta de maíz, arroz y hasta azúcar (cuyo precio artificialmente bajo ha incentivado a que este producto salga del país de contrabando), provocando una escasez artificial del mismo en el mercado interno, y la subida de su precio.

“Pese a que en Bolivia los precios de los alimentos son los más bajos frente a otros países de Sudamérica, se podría decir que la subida de precios ha colocado al país en una difícil situación que algunos llaman ya ‘crisis alimentaria’ –lo ha dicho la flamante Ministra de Desarrollo Productivo y Economía Plural- particularmente en lo que hace al maíz (cuyo elevado precio como insumo para producir carne de pollo, hace que éste también suba de precio), y últimamente, con el azúcar. La carne de res, la leche, y vegetales, también están tendiendo a subir configurando un panorama complicado”, explica el experto.

Por esa razón la gente reclama en las calles. “Sus ingresos fijos están siendo impactados por la subida generalizada de precios, muy particularmente de los artículos de primera necesidad”, agrega.

Ante este panorama crítico, el IBCE plantea:

a) Seguridad jurídica para la tierra y las inversiones en el agro; b) Mercados seguros (eliminar para ello las fijaciones de precios y las restricciones a la exportación); c) Mecanización, riego y uso de la biotecnología para enfrentar de mejor forma el cambio climático y aumentar la productividad

Según Naciones Unidas, en Bolivia hay más de 2,5 millones de personas que viven en la extrema pobreza, vale decir, que sufren hambre por causa de sus bajos ingresos. A ello hay que añadir el hecho que una parte importantísima de la población “pobre” y de la clase media está siendo impactada también por la subida de precios de los alimentos.

Opinión – Cochabamba