‘Fueron escenas terribles’

El edificio Málaga se desplomó en 11 horas. Marco Tapia, jefe de bomberos, estuvo liderando junto a 73 policías la tarea de rescate de los 15 cadáveres sepultados en el edificio Málaga. Tragedia. Los obreros sobrevivientes afirman que a las 10:30 del 24 de enero tres columnas cedieron. Se colocaron 60 puntales, pero fue en vano. La estructura se vino abajo a las 21:37.

image Marco a. Tapia M, jefe de bomberos

El Día



Desde el primer momento en que activó la voz de alerta en Bomberos, estuvo liderando junto a 73 policías la tarea de rescate de los 15 cadáveres sepultados en el edificio Málaga. Esta labor concluyó tras nueve días de intensa búsqueda bajo los escombros. Su unidad fue el primer grupo en internarse a la zona de desastre y socorrer a las siete personas, entre obreros y vecinos, que salvaron sus vidas de milagro tras el desplome del edificio en construcción.

P. El 24 de enero, ¿a qué hora se recibió la llamada de auxilio?

M.T: La llamada fue recibida a las 21.40, de parte de la señora Jesenia Vásquez, quien nos informó que en la calle Manuel Ignacio Salvatierra, entre René Moreno e Independencia se había desplomado un edificio. Inmediatamente nos trasladamos con paramédicos en ambulancia y las dotaciones de rescate y salvamento.

P. ¿Cuál fue su primera impresión en la zona del desastre?

M.T.: La verdad en ese momento lo primero que hicimos fue inspeccionar el área y empezar a buscar sobrevivientes. Ya mi personal había rescatado a cuatro personas con vida que estaban bajo los escombros, pero nunca imaginé un colapso de gran magnitud.

P. Cuando surgió el rumor de que había sobrevivientes, ¿cuál fue su reacción?

M.T: Los bomberos debemos estar preparados para cualquier situación; es decir, cuando llegamos a un lugar nos enfrentamos o bien con un incendio, una situación de emergencia médica o un servicio de explosivos. Nuestro esfuerzo prioritario esa noche era rescatar a Óscar Gutiérrez (sobreviviente) que se encontraba bajo los escombros al otro extremo de la rampa. Sus gritos de auxilio fueron los que permitieron que lo ubiquemos porque no sabíamos dónde estaba atrapado. Cuando lo encontramos le quitamos de encima unas losas , posteriormente el peso que se encontraba a la altura de la cabeza para que pueda respirar.

P. ¿Qué le vino a la cabeza ese momento, cuando sacó a Óscar de entre los escombros?

M.T: Mi preocupación fue encontrar más personas con vida. Hasta ese momento no me cabía en la cabeza que hubiese sucedido un accidente de este tipo y que tantas personas estén bajo los escombros,  por lo que presumimos que habían más personas vivas.

P. ¿Qué fue lo que más le impresionó del Málaga?

M.T: La magnitud del derrumbe del edificio y la voluntad de muchas personas en querer ayudar en el rescate. A nivel de grupo puedo destacar al Comando Policial que acordonó el área, a Bomberos de Sabsa, Rescate Urbano, Fundasol, Gobierno Municipal, a Guillermo Saucedo, Diego Suárez del COED, Rolando Aguilera, al gobernador Rubén Costas y el aporte de empresas privadas.

P. ¿Cómo se coordinó el trabajo de todos los rescatistas?

M.T: Se conformó el Comando de Incidencias a través de la Gobernación, a la cabeza del comandante nacional de Bomberos, teniente coronel Gustavo Daza. Luego vino la planificación de las operaciones, se encargó el capitán Amilkar Soto Peña; de la logística, Cristina Contantaco de Fundasol; de informaciones, Guillermo Saucedo y Diego Suárez; la seguridad a cargo de Ernesto Peralta de Fundasol; de enlace, Paola Guebes del COED; administración y finanzas, Esteban Ariaza, y el apoyo del mayor Víctor Hugo Sanabria,  con quien planificábamos las operaciones.

P. Luego de esta tragedia, ¿estamos preparados para este tipo de desastres?

M.T: Tenemos personal necesario para afrontar cualquier desastre,   pero no tenemos tecnología de punta para este tipo de actividades y es lo único que nos diferencia del resto de los grupos internacionales.

P. En la zona del peligro, ¿le tocó rescatar algún cadáver?

M.T: Estuve 48 horas sin descansar dirigiendo las operaciones, coordinando con el director nacional, el mayor Víctor Hugo Sanabria. Las escenas que tengo en mis ojos y mi retina son terribles…(piensa) terribles. Tuve la oportunidad de encontrar cadáveres a pocos metros, donde rescatamos a Óscar Gutiérrez e inclusive tomar muestras fotográficas que se quedan como archivo en Bomberos pero no pueden salir a luz pública.

P. Mientras se coordinaban las labores con todos los rescatistas y voluntarios, ¿hubo descoordinación o recelo?

M.T: Falta de coordinación nunca hubo, lo que sí hubo fue una que otra persona malintencionada que quería brillar con luces propias, que estaba sacando información de dentro del lugar del hecho sin que sea de conocimiento del Comando de Incidencias. Quiero destacar que el trabajo fue elogiado por los rescatistas mexicanos cuando ingresaron a la zona cero y confirmaron que el trabajo realizado hasta ese día era el adecuado. Además, mencionaron que las probabilidades de vida en el desplome eran escasas porque el edificio se hundió.

P. ¿Se sintió presionado cuando los familiares pedían celeridad en el rescate?

M.T: Nunca hubo mala voluntad ni flojera, pero no podíamos ingresar con maquinaria pesada porque hubieran acelerado a que el edificio termine de colapsar y nuestra preocupación era encontrar personas con vida./LES.

Hay que destacar el coraje y el valor de mis bomberos, que sabiendo que el edificio se encontraba inestable ingresaron a  rescatar a los sobrevivientes’.

73 BOMBEROS

de la Policía en dos turnos intervinieron en el rescate.

15 PERSONAS

fallecidas se tuvo que lamentar en el derrumbe del edificio Málaga el 24 de enero.

9 DÍAS

duraron las labores de rescate en la zona del desastre.

El perfil

Marco a. Tapia M.

jefe de bomberos

Ciudad natal:

Tarija – Yacuiba

nacimiento:

15 de abril de 1967

Estudios:

BÁSICOS:  Colegio Germán Busch de Yacuiba.

UNIVERSIDAD: En 1986 ingresó a la Academia de Policía y egresó en 1989 en la ciudad de La Paz.

CARGOS:

Oficial de Seguridad de Dignatarios de Estado,

Instructor de la Escuela Garras, Subdirector de la Escuela Básica Policial y Comandante de la Escuela Básica en La Paz.

Cursos:

Rescate de rehenes.

Academia de Policías del Estado de Lousiana

Baton Rouge (EEUU).

Acudieron a la convocatoria

MUCHOS SE SOLIDARIZARON DONANDO AGUA, SODA, ENTRE OTROS ALIMENTOS.

246 RESCATISTAS entre bolivianos y extranjeros participaron de toda la tarea de recuperación.

El día que ocurrió el desastre del Málaga

Siete personas salvaron su vida entre vecinos y obreros que quedaron bajo los escombros.  Se lamentó la pérdida de 15 personas entre profesionales y trabajadores.

BOMBEROS

LOS 10 POLICÍAS QUE INTERVINIERON ESA NOCHE EN EL MÁLAGA

1. my. Marco Antonio Tapia Mendoza (Director)

2. My. Víctor Hugo Sanabria Vaca (Subdirector)

3. Tnt. José Acosta Cornejo

4. Cbo. Gregorio Tarqui Velasco

5. Cbo. Juan C. Calleja Cuéllar

6. Cbo. Diego Colque Tapia

7. Cbo. Juan Gargía Villagómez

8. Pol. Ronald López Machaca

9. Pol. Guido Chacolla Mamani

10. Pol. Wilber Torrez Canela

FOTOCOPIAS DEL PLANO. Una simple hoja de papel de la planta baja del edificio sirvió para que el Comando de Incidencias coordine las labores de recuperación de los cadáveres.

USO DE TECNOLOGÍA. El Jefe de Bomberos ponderó el uso del escáner para detectar cuerpos porque apoyó la ubicación de los obreros que faltaban.

AYUDA EXTRANJERA. Los que cooperaron en la recuperación de los cadáveres fueron rescatistas de México, Chile, Argentina y Perú.

LOS QUE TRABAJARON. Funsar, Fundasol, Bomberos Voluntarios del Municipio, de la Gobernación, Sabsa, SAR-FAB, Rescate Urbano, Cruz Verde, Cruz Roja, Sedes, entre otros.

El edificio Málaga se desplomó en 11 horas

Tragedia. Los obreros sobrevivientes afirman que a las 10:30 del 24 de enero tres columnas cedieron. Se colocaron 60 puntales, pero fue en vano. La estructura se vino abajo a las 21:37

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Optimistas. Así lucían los albañiles del Málaga en octubre de 2010. Estaban levantando las losas y las columnas y le faltaba un mes para concluir la obra bruta

Pablo Ortiz, El Deber

Hasta media mañana del lunes 24 de enero, todo era fiesta en el edificio Málaga. La torre de 10 pisos se había alzado en tiempo récord en el centro de la ciudad y contratistas e ingenieros festejaban el cumplimiento exacto del cronograma de trabajo. “Aquí nunca faltó plata. Teníamos los materiales que necesitábamos y los sueldos se pagaban a tiempo”, dice Raúl Puma, un encofrador que vio alzarse el Málaga y que trabajó en él hasta las 17:30 del día en que se cayó.

Pero la euforia reventó a las 10:30 del 24, cuando tres columnas del sótano mostraron deterioro. Según recuerda Puma, fue un estallido, como cuando algo, una madera grande o un metal, se golpea contra el piso. “Creímos que algo se había caído” cuenta; pero en realidad algo se había roto. Debajo de la escalera, cerca del ascensor, tres columnas habían reventado (ver los gráficos) y eso se apunta como una de las causas para que el edificio colapsara 11 horas y 7 minutos más tarde, a las 21:37.

Pero la historia del Málaga comienza años antes, en 2006, cuando fue denominado edificio Monseñor Salvatierra, por la calle donde estaba ubicado. Era una torre con 12 departamentos. Esta obra quedó inconclusa. Según Ismael Serrate, vocero de Paulina Callaú, dueña del Málaga, compraron la edificación con el pilotaje, parte de los muros de contención, cuatro columnas del sótano que llegaban hasta la planta baja, una parte de la rampa y la losa de la planta baja. Sobre esa base, el ingeniero Armando Ribera diseñó y calculó una nueva estructura.

A principios de 2010, el proyecto arquitectónico del Málaga fue concluido por Joaquín Callaú Soliz. Cuando la oficina de Aprobación de Proyectos de la Alcaldía hizo sus últimas observaciones, la primera quincena de junio, la obra comenzó a construirse, sin tener la aprobación final del proyecto, que salió en agosto. Esto fue calificado por los profesionales de la construcción como ‘usual’.

Para mediados de agosto de 2010, en el Málaga se había vaciado la losa del segundo piso. Ahí comenzó a trabajar Israel Quintanilla, encofrador. Cuenta que los trabajos se hacían a paso rápido. Al día siguiente que la empresa Concretec vaciaba la losa, se comenzaban a armar los cajones para preparar las columnas que sostendrían la siguiente losa. En  tres días estaba listo el encofrado, a la par de que los ‘fierristas’ preparaban las armaduras. Las columnas se vaciaban con hormigón mezclado en la misma obra y sólo ocupaban a Concretec para las losas y vigas. Este proceso demoraba dos semanas por cada nivel, por lo que en noviembre se concluyó con la obra bruta del edificio. Para ello trabajaron todos los días, y en horas extras, un pequeño ejército de 35 obreros.

Cuando se terminó la estructura hubo cambio de personal. Entraron especialistas en obra fina que en su mayoría cobraba su trabajo por avance de obra (metro cuadrado). No hubo incidentes hasta unos dos meses antes del derrumbe. Parte de un muro del sexto piso cayó sobre una casa vecina. Esto no tuvo nada que ver con la catástrofe. Se trató de una pared recién levantada que no había fraguado lo suficiente para soportar los fuertes vientos de ese día.

El 3 de enero, según recuerda Puma, hubo otro evento importante. Desde el sótano se pudo ver cómo una losa se curvó. No causó sobresaltos. Se trataba de una losa que se convertiría en el patio del edificio y que no soportaba nada de carga, por lo que Ribera ordenó que se construya una columna adicional para corregir la deformación. Esto, según Serrate, fue comunicado a los propietarios en la reunión semanal que realizaban los viernes. Fue el único evento informado por los constructores. La columna fue hecha por Puma y tenía dimensiones de 35 centímetros por lado.

Cuando estallaron las tres columnas se pensó en una solución similar. A las 16:00 llegaron albañiles para apuntalar toda la zona y preparar lo necesario para vaciarlas (reconstruirlas) al día siguiente. El hecho de que la mayoría de los 80 obreros que habían trabajado en el edificio cobraba por avance de obra hizo que el contratista, Luis Camacho, trajera a otros trabajadores especialistas en construcción de estructuras (encofradores, ayudantes y fierristas).

Pero la fuerza de la gravedad no los dejó concretar sus planes. Cuando terminaron de preparar todo, la obra se desmoronó sepultando a los principales responsables de la ejecución del proyecto.

La sospecha recae sobre esas tres columnas. EL DEBER tuvo acceso a los planos estructurales del edificio desde la planta baja hasta la última losa. No se pudo ver el plano de fundaciones ni del sótano, pero en la lámina de planta baja dice: “armadura a disponer desde el nivel de fundación hasta el tercer piso”. Esto, según los cuatro profesionales consultados, tres ingenieros y un arquitecto, significa que se utilizó la misma cantidad de fierro en los cuatro niveles.

Es por eso que los cuatro coinciden en que las columnas proyectadas tienen poco fierro, muy delgado en relación al que se suele colocar en este tipo de edificios (coinciden en considerar escaso el grosor de 15 cm de la columna que sostenía las escaleras). Ribera, según los planos a los que se tuvo acceso, anotó armadura de un diámetro máximo 16 milímetros, cuando lo que usualmente se utiliza es de 25 milímetros. Este fierro tiene más del doble del área del que presuntamente se utilizó en el Málaga y por lo tanto es dos veces más resistente. Descartan que se hubiera optado por un diámetro inferior para ahorrar dinero, porque la incidencia en el costo no es significativa y porque una estructura como la diseñada en el Málaga, con vigas planas, es mucho más cara que la convencional.

Sin embargo, Ribera era un ingeniero con mucha experiencia y mientras no se realice un peritaje quedará sin determinar si estaba en lo cierto.

Otro elemento observado es que Ribera proyecta vigas planas, que tienen la ventaja que quedan ocultas entre la losa, pero la desventaja es que se curvan más fácilmente que las tradicionales. Esto provocó que las losas tengan un espesor mínimo proyectado de 25 cm en los primeros pisos y lleguen a medir hasta 30 centímetros en los pisos superiores.

Además, como las vigas se deforman, una explicación es que las losas fueron niveladas con una capa de cemento en cada piso, sumando peso a las columnas. Sin embargo, esto se prevé al momento del cálculo estructural.

Otro punto que llamó la atención es que Ribera utiliza sólo viguetas para espacios  amplios, de hasta siete metros, cuando lo que se recomienda es la aplicación de ‘losas nervuradas’, que se vacían sobre un entramado de pequeñas vigas entre cada complemento de plastoformo (como Ribera proyectó en la parte posterior de la losa del noveno piso) y que se pueden ver, por ejemplo, en el edificio de la Gobernación (ex Cordecruz) o en sectores de la terminal Bimodal. Otro punto de coincidencia es que cuando las tres columnas reventaron, el peso que sostenían se redistribuyó en las columnas aledañas. Esto, según los albañiles, provocó que el edificio se ‘baje’ dos centímetros. Ese dato lo aportaron los albañiles, que midieron los fierros de las columnas afectadas.

Los cuatro profesionales consultados coinciden en que no fue un solo factor el que causó el colapso, sino la suma de varios y que sólo un peritaje imparcial permitirá aproximarse a las causas del derrumbe.

   Cifras  

Terreno

798

metros cuadrados tiene el lote sobre el que se levantó el edificio Málaga.

Construcción

5.672

metros cuadrados se construyeron. Debía contener 43 departamentos

Elevación

29,65

metros de altura tenía el edificio Málaga, con diez plantas más subsuelo

   Glosario   

– Columna. En ingeniería y arquitectura es un elemento vertical destinado a recibir cargas verticales para transmitirlas a la cimentación. Son las que soportan el peso de todo el edificio. En el caso del Málaga eran cuadradas y rectangulares y estaban construidas de hormigón armado.

– Viga plana. Son elementos estructurales que distribuyen las cargas hacia las columnas. En el caso de las planas, van ocultas en la losa y se vacían al mismo tiempo. Son más anchas que altas tienen mayor armadura (fierro) que las convencionales.

– Vigueta. Elemento horizontal prefabricado de hormigón armado que porta los complementos de plastoformo y se apoyan en las vigas. Ribera no acostumbraba a empotrar los filamentos de acero de las viguetas en las vigas.

– Complemento. Son bloques de plastoformo de diferente espesor que tienen la función de hacer más livianas las losas. En el Málaga se usaron de 20 y 25 centímetros de grosor.

– Hormigón armado. Mezcla de cemento, arenilla, grava y acero muy resistente. Se utilizan en las columnas, vigas y losas.

– Encofrador. Albañil especialista en preparar los cajones en los que se vaciarán las columnas y vigas.

– Fierrista. Albañil especializado en realizar armazones de fierro para las vigas, columnas y enmallado de losas.

– Estribo. Fierro transversal de las columnas y vigas. A él van amarrados los fierros longitudinales.

La construcción del edificio tenía cuatro responsables

Tragedia. Los más experimentados creían que el edificio no se colapsaría. Se quedaron en el subsuelo incluso después de terminar su trabajo de apuntalamiento de columnas rotas

Pablo Ortiz – El Deber

Armando Ribera y Marcelo Niño de Guzmán eran los profesionales más experimentados que trabajaban en el Málaga y los principales responsables de la construcción del proyecto, que tenía un presupuesto de $us 1,9 millones. Un escalón por debajo de ello estaban Enrique Alarcón, coordinador de logística, y José Luis Camacho, contratista. Cuando las columnas estallaron, Alarcón y Camacho se asustaron, pero Ribera y Niño de Guzmán consideraron que era un percance que se podía subsanar.

“Alarcón y Camacho eran los más asustados, pero Ribera y Niño de Guzmán estaban tranquilos”, recuerda Rubén Puma, encofrador que trabajó en el Málaga. También dice que Niño de Guzmán y Alarcón eran los que estaban más tiempo en la obra. Camacho, por su parte, era el nexo entre los directores y los trabajadores. Él estaba encargado de la contratación de todos los obreros y era un capataz tan cotizado que tenía tres edificios a su cargo al mismo tiempo: el Málaga, uno por la calle Ingavi y otro por la zona del zoológico. De ahí procedían la mayoría de los albañiles y ayudantes que perecieron.

Camacho había subcontratado a otro grupo de albañiles que trabajaban por ‘obra vendida’ (por metro cuadrado de alguna especialidad de obra fina), por lo que no podía disponer de ellos para el trabajo de apuntalamiento de las columnas rotas en el subsuelo.

Alarcón fue señalado por algunos ingenieros como un eslabón débil de la cadena de profesionales. Aseguran que tenía poca experiencia en la construcción, ya que antes se dedicaba al mantenimiento de vías ferroviarias. Sin embargo, los que lo contrataron aseguran que antes de eso trabajó en obras civiles y dan fe de su capacidad.

Pero Alarcón, según Ismael Serrate, vocero de la empresa Sicruz, no era director de obra, sino coordinador administrativo y logístico. La dirección estuvo a cargo del arquitecto Niño de Guzmán, al que se atribuye experiencia en la construcción de edificios.

Además de diseñar y calcular la estructura, Ribera tenía un contrato como supervisor de la construcción en la parte baja. Por eso los albañiles lo veían menos en la obra. Ribera se limitaba a asistir cuando se vaciaban elementos estructurales, para verificar que se respeten sus especificaciones.

Además, Ribera tenía una amplia experiencia en el cálculo y diseño de estructuras complejas y hay pocos profesionales con más metros cuadrados construidos que él. También era catedrático universitario. La mayoría de los arquitectos o ingenieros civiles menores de 40 años graduados de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno o de la UPSA estuvieron en sus cátedras.

Por eso, los que han sido sus alumnos no se explican por qué al verse que tres columnas se habían roto y que los fierros de la armadura se habían doblado no se ordenó de inmediato evacuar el edificio y las casas aledañas, porque era inminente que las columnas aledañas también iban a colapsar.

En cambio, Ribera ordenó apuntalar la estructura y se dispuso a reconstruir las columnas. La confianza era tal que se quedó a cenar en el subsuelo.

Consultado sobre si se le había informado a Paulina Callaú Jarpa, representante legal de Sicruz y accionista del Málaga, sobre el deterioro, Puma dice que los albañiles no le avisaron porque nunca tuvieron contacto con ella. Puma especifica que le avisaron a su jefe (José Luis Camacho) y que éste avisó a Niño de Guzmán y a Alarcón. Puma recuerda que Paulina Callaú iba muy poco por la obra, sólo de vez en cuando a medir alguna cosa.

Serrate asegura que Callaú se enteró de lo sucedido en un flash informativo de televisión y sólo advirtió la magnitud del desastre cuando llegó al lugar ya que nunca creyó que todo el edificio colapsara. “Durante el día sostuvo reuniones con al menos 10 personas hasta las 20:00 y no recibió comunicación alguna”, dijo el vocero.

«No hubo informe de desperfectos»

Ismael Serrate  / Ingeniero industrial y vocero de Sicruz

– ¿Cuándo y cómo se entera Paulina Callaú de la caída del Málaga?

– Se entera la noche del lunes 24, después del derrumbe, a través de los medios de comunicación.

– ¿Estaba hipotecada la obra?

– No hay ninguna hipoteca sobre ella.

– ¿Fue informada la dueña de algún desperfecto en la estructura del Málaga?

– Todos los viernes, ella se reunía con el equipo técnico de trabajo y veían el avance de la obra. No hubo informe de desperfectos estructurales. Tal vez el único hecho que puedo mencionar es que hace dos o tres meses, en la reunión técnica, se comentó de una leve flexión de una parte de la losa del primer piso de la planta baja, que era hecha de viguetas. Por este motivo, se pidió al ingeniero responsable de la estructura que evalúe el evento; éste informó que ese tipo de hechos podía ocurrir,  que no afectaba la estructura y dio algunas recomendaciones que se aplicaron de forma inmediata.

– ¿Qué tipo de contratos tenía el ing. Ribera?

– Para la obra se contrataron los servicios de profesionales con reconocidas trayectorias. El diseño fue realizado por el arq. Joaquín Callaú, el diseño estructural y la supervisión estaba a cargo del ing. Armando Ribera; el contratista Luis Camacho era responsable del servicio de albañilería, es decir, la mano de obra. Con todos ellos se tenía un contrato de servicios. Sicruz, que era  la empresa que brindaba el servicio de administración y comercialización del edificio, aportaba el director de obra, arq. Marcelo Niño de Guzmán, y la coordinación administrativa y logística con el ing. Enrique Alarcón.

– ¿Cuándo debía entregarse el edificio?

– La entrega estaba prevista para agosto de 2011.

– ¿Qué porcentaje de la obra estaba vendida o reservada?

– Se había suscrito contratos de preventa por 10 departamentos y un local comercial. Todo el dinero de estas transacciones ya fue devuelto.