La Revolución Francesa de Bolivia

Manuel Vargas*

VARGAS Así reza el título de un libro que acabo de leer. Su autor, Mario Chabes, peruano, lo publicó en Arequipa el año 1946. Este señor era poeta y periodista. Dice que escribió un libro Coca, de buenos versos. Fue amigo de Borges y de Macedonio Fernández en Buenos Aires, donde ejerció el periodismo, así como en La Paz y en todo el Perú.

Ya imaginará usted, lector curioso, que el libro trata de los sucesos bolivianos tan conocidos como el colgamiento de Villarroel. Y si usted viera la tapa de dicho libro, como yo la estoy viendo, ya no dudaría. Si de escritores peruanos en Bolivia hablamos, es más conocido Gamaliel Churata. Pero ése su libro El pez de oro es todo un tratado para entendidos y de difícil lectura. Este otro, sin embargo, es breve y fácil de leer, como que está escrito por un periodista leído. Miel para historiadores y demás curiosos de nuestra realidad.



Chabes no anduvo por casualidad por estos lares. Claro que le tocó vivir ese acontecimiento histórico, que él llama la Revolución Francesa de Bolivia. Pero, además, como periodista, ya había visitado varias veces el país, y le hizo una larga entrevista a Villarroel, antes de los luctuosos sucesos.

Era un crítico del régimen. Según él, y mucha gente del pueblo, y los paceños, los del PIR y los de la Rosca, Villarroel era un dictador que no permitía la libertad y la democracia. Y con todo respeto se lo dice en la entrevista, y Villarroel le explica su posición con gran altura. No quiere caer, dice, en la posición de Germán Busch, que habiendo dictado una serie de leyes favorables al país, pues lo mataron y se acabó el cuento. Villarroel no quiere repetir ese fracaso, por eso limita la libertad y les da duro a los opositores… Dictó leyes a favor del indio, dice, hará una moderna carretera que una el oriente con occidente, dice. Es amigo de los pobres, dice. Y justifica la represión y la falta de democracia, como ahora se diría. Y viene la masacre, miles de muertos. Y después, lo que ya sabemos, con más muertos. No, no es tan simple el asunto. Los bolivianos nos hemos quedado con la idea de que Villarroel inició el camino de la Revolución, que dio su vida por la Revolución. Pero resulta que, para muchos, como para Chabes, la Revolución fue la que lo colgó. Es decir, no la del 52, sino la del 46.

Los falangistas de antes y de ahora estarían chochos leyendo este libro. En el que se muestra al “movimientismo” con su cara fea y su tendencia nazista. Y ahí está José Antonio Arce, el joven líder del PIR que apoyó a esa revolución. Pero no sirve para Presidente, dicen (porque en enero del 47 habrá elecciones). ¿Por qué no da para Presidente? Pregunta el periodista Chabes a la gente de la calle. Porque es muy joven todavía, le responde uno. Y otro le dice: Porque es cochabambino. No les miento, así es la cosa.

Y hay personajes inolvidables, misteriosos, locos. Jaime Sáenz se copió de uno de ellos. Y hay escenas de acción y de emoción. Relatos, descripciones de la estatua de Murillo y de su león que significa la fuerza y la libertad. Los paceños de pura cepa estarían chochos leyendo este libro. Es un homenaje a La Paz y sus ansias de libertad a lo largo de su historia.

Y finalmente, como ya dije, hay una larga entrevista a Villarroel, digna de ser conocida por todo el mundo.

Nosotros tenemos la suerte de ver en perspectiva ese momento de la historia. Y sabemos que en esas elecciones no ganó José Antonio Arce y todo lo demás. Que fue el MNR el que se afianzó, y a pesar de que le quisieron birlar la victoria, se impuso con la otra Revolución. La oficial. La escrita por los, finalmente, ganadores.

Moraleja: Las cosas no son tan sencillas. Dudemos, cuestionemos las verdades congeladas. Por ahí damos un paso más en la comprensión de la vida. Y lo que en este siglo XXI nos pasa no es ninguna novedad.

Ah, pero tienes que leer este libro.

*Escritor

La Prensa – La Paz