Operación retorno

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Índice de los Editoriales de Periódicos

  1. El Día: El Estado Poncio Pilatos

  2. El Día: De potencias a potencias

  3. El Día: Bolítica

  4. El Día: Operación retorno

  5. El Día: Necesidades perentorias

  6. Los Tiempos: Las relaciones internacionales

  7. El Deber: ¿Y el ciudadano de a pie?

  8. Cambio: No más cursos con los gringos

  9. La Prensa: Mejorar el sistema penitenciario

  10. El Diario: Violentar las libertades es violar los propios derechos

  11. El Mundo: Satisfechos

  12. Opinión:

  13. Clarín, Argentina: Irresponsabilidad en política exterior que afecta al país


El Día: El Estado Poncio Pilatos



Economía en línea.

Un principio básico neoliberal es el archiconocido  laissez faire, laissez passer,  “dejar hacer, dejar pasar” a las fuerzas del mercado para que, vía los precios, administren escasez y abundancia sin ningún tipo de intervención estatal.  En los últimos meses, el publicitado y coqueto Estado integral de los tiempos de cambio ha abrazado integralmente esta máxima liberal. Primero fue el frustrado gasolinazo y después el azucarazo, ambos nivelaron los precios locales a sus pares internacionales como recomendaría un buen seguidor de Adam Smith, y ahora, en la misma línea, se deja que el mercado resuelva el caso del transporte público y también de otros productos y servicios, cuyos precios están por los cielos.  Como en los albores de capitalismo, ofertantes (todo tipo de transportistas) y demandantes (vecinos y usuarios) deben luchar a puño limpio en cada esquina de las grandes ciudades por la tarifa a pagar. Sindicatos de transportistas que se enfrentan con gremiales, juntas vecinales con comerciantes. Se apedrean y queman sedes sindicales. Los más fuertes o violentos se impondrán, en cuanto el gobierno, a través de la Autoridad de Fiscalización de Telecomunicaciones y Transportes   adopta la vieja filosofía de Soliz, “hazte al zoncito y serás feliz”. ¿Negligencia o cálculo político? Difícil saber, pero en un tema tan delicado como complejo, el Estado integral se ha convertido en el Estado Poncio Pilatos que se lava las manos sobre el tema de las tarifas y espera que los municipios carguen con esta factura. Cabe recordar el quilombo con la inflación del 2011 y el conflicto distributivo asociado a esta tiene como origen la desastrosa idea del gasolinazo y su peor réplica: el reculazo. Lo que también desordenó la geografía de precios relativos fue las malas decisiones gubernamentales en materia de seguridad alimentaria, de hoy y de siempre, que convirtieron a Bolivia en un importador de comida y no en un beneficiario de los precios espectaculares de los alimentos como lo son  Brasil, Argentina y Perú, siendo que también, como los vecinos, tenemos tierra en abundancia y por lo tanto, vocación agrícola.

El gobierno central debe intervenir en el tema de transporte público porque controla la provisión y precio del insumo más importante de este rubro, el combustible.  A continuación me permito algunas sugerencias para abordar el tema de manera global, es decir, costos, tarifas, calidad del servicios, participación ciudadana y seguridad. Estos puntos deberían hacer parte de un gran pacto económico y debería estar registrado en un presupuesto plurianual.
1.- Realizar un censo de vehículos del transporte público, para determinar el tamaño del parque automotriz en Bolivia y establecer el porcentaje de éste convertido a Gas Natural Vehicular (GNV). A la fecha se manejan muchas cifras y se requiere que un órgano independiente lleve esta contabilidad.
2.- Establecer metas anuales concretas de conversión de vehículos de transporte público de gasolina y diesel a GNV con la participación de transportistas, vecinos, alcaldías y gobierno central. En este caso también se hacen muchos anuncios gubernamentales que no se pueden verificar.
3.- Determinar que a cada 5 mil carros convertidos a GNV, el precio de la gasolina se incremente en un porcentaje pactado.
4.- Pintar todo el parque automotriz de transporte público convertido a GNV de colar azul y negro, así algo en el proceso de cambio se moverá. De esta manera la industria de pintura y los talleres mecánicos podrían tener un impulso de demanda.
5.- Establecer una tarifa para el transporte que usa GNV de acuerdo  a estudios de costos. Las tarifas del transporte público que use gasolina deberían ser más caras, para así incentivar la conversión a gas.
6.- Establecer un impuesto a los vehículos de lujo, las vagonetas y jeeps (4×4) que le quintan el sueño al "Vice". Con estos recursos se podrían financiar parte de las medidas anteriores.
7.- Crear “vales transporte” para los sectores más pobres de la sociedad, los cuales se los podrían distribuir con la Renta Dignidad, el Juancito Pinto y la Juana Azurduy. Existe amplia experiencia internacional sobre lo que se conoce también como vouchers, cupones o bonos transporte que pueden estar financiados por el gobierno, el sector privado o ambos como parte del salario, por ejemplo. El desafío de política pública es focalizar bien a los beneficiarios de este subsidio.
8.- Identificar opciones de transporte público masivo en las grandes ciudades como metros, trenes de superficie funiculares y otros.

El Estado neoliberal es el de la mínima acción en la economía, el Estado integral, que publicita el gobierno, es una entelequia que no termina de aterrizar en temas económicos. Lo que se observa en el país después del fracasado gasolinazo, es un Estado Poncio Pilatos que ante los problemas ocasionados por el mismo, se lava las manos y se libera de responsabilidad. En estos días, la sociedad en las calles, a palo limpio, debe resolver las tarifas del transporte público como en los albores del siglo XIX.

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El Día: De potencias a potencias

Línea de Fuego

Si hay algo que gusta en Bolivia –y que le fascina a este Gobierno– es eso que ahora está sobre todas las cosas: la “soberanía” y la “dignidad”. Son dos palabrejas mágicas, que repetimos, y nos enamoran hasta el embobamiento, aunque se hayan convertido en palabras vacías. Más que en las anteriores gestiones llamadas condenatoriamente como neoliberales, en esta etapa de “revolución en democracia” o simplemente de “cambio”, la soberanía y la dignidad han sido elevadas a un altar etéreo, inalcanzable, sólo de boca para afuera naturalmente, pero que nos están costando muchos millones.

Nada hay peor que jugar a gran potencia, cuando apenas se cuenta con un territorio semipoblado y con una población semiletrada (con perdón de S.E. que jura que ya no hay analfabetos en Bolivia). Este hermoso lugar, habitado por airosas llamas, lagartos curicheros, cóndores que avizoran desde altas breñas y “homus bolivianensis” (perdón por el dudoso latinajo), que durante el siglo pasado fue un país con grandes esperanzas y futuro porque se abría paso hacia la modernidad, ahora es un conjunto de naciones errantes y belicosas que se desplazan a pie irritadas por no poder “vivir bien”.

La pequeña élite gobernante, nueva, aborigen, ignara, pero que cree descubrir la pólvora, y cuya peor corrupción es de carácter intelectual, se cree llamada a grandes destinos por  incomprensible locura, una fiebre lunática que los hace creer que son los elegidos. Nadie que piense un poco, que haya leído algo, entiende por qué. Hemos visto legiones de mestizos e indios pasar por diferentes gobiernos y no recordamos que se hubiera producido ningún milagro salvador por ese motivo. Lo del cholerío empoderado no es nada nuevo en Bolivia. Aunque posiblemente ahora sí hayan copado enteramente el gobierno. Pero, por el hecho de que algunos mandatarios hubieran sido hijos de aimaras o quechuas, que los hubo varios, no se llegó a ninguna redención en Bolivia ni se hizo tanta algazara.

Lo curioso es que éste nuestro país, ha llegado por obra y arte de la ignorancia, a creerse una potencia en el área. Potencia que quiere ingresar a la costosa carrera espacial, a los armamentos caros, a tutearse con naciones que son amenazas bélicas mundiales contra las democracias, y, naturalmente, a hacer desplantes nada menos que a EEUU. ¿Por qué la enemistad con la Unión? Por defender la soberanía y la dignidad, naturalmente. ¿Y eso qué es? No someterse a una potencia que nos exige dejar de producir pichicata. Si nos vemos en plan de potencia, ¿por qué S.E. no va a lanzarle también un ultimátum a Chile para que conteste antes del 23 de marzo si nos da mar sin más vueltas? Estamos enfrentados entre potencias. La nuestra, de una pobreza franciscana, hambrienta, que entristece a quienes nos visitan o nos analizan desde lejanos laboratorios de caos, pero que se da lujos de magnates griegos como el de comprar aviones de lujo; y la otra, casi nada: la primera potencia del mundo. En el primer caso, somos tan atrasados tecnológicamente, que, hasta donde sabemos, no existe ni siquiera un piloto boliviano que pueda maniobrar el bello y costoso Falcon presidencial. El otro es EEUU cuyos pilotos hace más de 40 años que llegaron a la luna y tiene más de 10 mil tripulantes para maniobrar aviones mucho más sofisticados que ese solitario Falcon que simboliza el poder y la irresponsabilidad de la Nueva Bolivia.

Pero el hecho es que, de potencia a potencia, se nos ha ocurrido hacerle una guerrilla provocadora al Imperio, y hasta agraviante, expulsando a su embajador, a sus agencias de cooperación, rechazando sus ofrecimientos de facilidades arancelarias para nuestros productos, y sentenciándolos a no venderles litio durante los próximos siglos. No obstante, para quien pueda entenderlo, bajo cuerdas se viene armando un relanzamiento de las relaciones, restituyendo, inteligentemente, a los embajadores por ambas partes. Cuando las negociaciones con los norteamericanos están a punto, S.E. le da una coz al tablero y vuelan todas las fichas. El canciller Choquehuanca, con paciencia infinita, las junta y empieza de nuevo a armar el tinglado.

Se decía que ya estaba todo listo, que EEUU había elaborado un plan de acercamiento aceptable. Ahora resulta que no había sido así. Algo no le gustó a S.E. Porque que no venga el Canciller a decir que “algunos puntos son inaceptables” y que no se los puede someter ni a la vista de S.E. ¿Inaceptables para quién? Han sido inaceptables para el Presidente. Y seguramente eso tiene que ver con la disminución de la cooperación gringa en materia antidrogas. Bueno, también, ya EEUU no quiere darnos sino 10 millones de dólares. Y no da más, seguramente, porque los cultivos de coca crecen y la fabricación de pichicata también.

Ahora no se le ha ocurrido nada mejor al Estado Plurinacional que acusar a EEUU, a través de S.E., de ser una nación negociante de drogas en el mundo. Bolivia buscará con su exitosa diplomacia la interdicción de EEUU en la comunidad internacional y así ambas potencias quedaremos empatadas.

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El Día: Bolítica

Solicitamos la intervención inmediata de la Fiscalía porque es un atentado suspender un servicio básico como el transporte. Ellos no quieren ordenarse. La gente no querrá pagar más de 1,50 bolivianos si el servicio sigue siendo malo’.

Óscar Vargas
CONCEJAL CRUCEÑO


SE DICE QUE: Los transportistas  de Santa Cruz por el momento han descartado imponer el cobro de 2 bolivianos desde el lunes, tal como afirmaban versiones extraoficiales.


Estamos dispuestos a debatir (y) a ver la forma de importar repuestos, pero no es razonable que se pueda subir las tarifas cuando hay voluntad del Gobierno nacional y ahí siempre se puede encontrar resultados’.

Sacha Llorentty
MINISTRO DE GOBIERNO

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El Día: Operación retorno

Bajo el Penoco

La última tesis presidencial sobre la escasez de alimentos apunta contra los campesinos. Según el presidente Morales, los jóvenes de las áreas rurales ya no quieren trabajar la tierra y prefieren trasladarse a las ciudades para convertirse en abogados o en economistas. No vale la pena discutir las innumerables teorías sobre las causas de la migración y menos escudriñar acerca de las otras motivaciones que han surgido en los últimos años en Bolivia para abandonar el sacrificado trabajo agrario. Ni que fueran tan tontos los campesinos como para seguir empuñando el arado, cuando pueden ganar más cobrando bonos, recibiendo pagos por marchar, bloquear y cercar el Congreso, o por último, dedicándose al narcotráfico y el contrabando. De todas formas, habría que tomarle la palabra al Primer Mandatario y diseñar tal vez una política que incentive el retorno al campo. Qué tal si es el mismo Evo Morales el que da el ejemplo y decide volver a su natal Orinoca a retomar su actividad de pastor de cabras. Muchos asegurarán que esa podría la gran solución para los problemas del país.

 

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El Día: Necesidades perentorias

Editorial

El Gobierno ha negado públicamente la presencia física del Cártel del Valle en el país. Al mismo tiempo, sin embargo, ha tenido que admitir que se están investigando los presuntos nexos de esta organización colombiana con un reciente e importante decomiso de droga en el aeropuerto de El Prat, de Barcelona. Es lo menos que puede hacer, una vez que se ha especulado que la droga proviene de Bolivia, y que otros hechos, como la protección a presuntos peces gordos del narcotráfico ha desvelado una peligrosa infiltración de los narcotraficantes en los cuerpos policiales de lucha contra la droga. Sin duda, los esfuerzos nacionales resultan insuficientes a la luz de estos hechos.

Conviene advertir que la lucha contra el tráfico de drogas viene a ser, por necesidad, un esfuerzo conjunto de carácter internacional. Es más, resulta una necesidad de carácter perentorio el que varios países se integren aportando recursos humanos capacitados, equipos con tecnología de punta y disponibilidad de recursos económicos que faciliten los operativos de distinta envergadura para someter a un enemigo las más de las veces superior en todos los aspectos a los esmirriados equipos nacionales. A pesar de esta evidencia, el Gobierno se sabotea a sí mismo al entorpecer las conversaciones con Estados Unidos con declaraciones no sólo poco oportunas, sino también poco felices.

Impresiona como innecesaria la dura intervención del presidente Morales sobre el problema diplomático entre Estados Unidos y Argentina, justo cuando se pretende allanar las asperezas entre Bolivia y el país del norte para reiniciar la cooperación en la lucha contra las drogas. Estados Unidos ha vuelto a reducir su aporte económico a esta lucha y con seguridad que terminará por eliminarla si los ataques verbales persisten. Este tipo de reacciones no sólo socava los penosos avances logrados, sino que da la impresión de ser intencionalmente dirigido a sabotear cualquier tipo de cooperación antidroga, porque crea un ambiente de confrontación y de desconfianza mutuo.

Se ha informado que la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (Felcn) ha logrado confiscar 1,92 toneladas de cocaína y más de 27 toneladas de marihuana, con detención de 428 personas en 1474 operativos ejecutados hasta mediados de febrero. Estas cifras recientes dan una idea de la magnitud del problema del narcotráfico en el país, especialmente si se sabe que muchos importantes operativos han fracasado porque se presume que infiltrados dentro de las filas de efectivos antinarcóticos han hecho su tarea. Ante esta peligrosa situación, conviene apresurar convenios de lucha conjunta contra las drogas. Esta labor deberá hacerse con tacto, mucho respeto y sinceridad.

La expulsión de la fuerza antidroga estadounidense (DEA) se ha realizado en el marco de un tenso ambiente político interno que parece haberse superado. Por tanto, se hace preciso reencauzar las conversaciones de una cooperación más amplia y –quizás- en otros términos, pero dentro de un respeto mutuo. Para ello, deben evitarse las declaraciones ofensivas y fuera de lugar contra un posible país cooperante, a no ser que se deje en claro que no se desea esa cooperación. La necesidad perentoria de una lucha conjunta y multilateral contra el narcotráfico debe imponerse por sobre la transitoria visión política e ideológica de los gobiernos. Quizás todavía haya tiempo para ello.
 

La necesidad perentoria de una lucha conjunta y multilateral contra el narcotráfico debe imponerse por sobre la transitoria visión política e ideológica de los gobiernos.

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Los Tiempos: Las relaciones internacionales

NUESTRA PALABRA

No se puede improvisar en el campo diplomático, por lo que lo que se diga o haga debe responder a una estrategia con visión de futuro

Cuando los asuntos de las negociaciones diplomáticas de un país salen del ámbito del Ministerio de Relaciones Exteriores y son tratados en forma improvisada, las probabilidades de cometer errores crecen y, en consecuencia, la imagen del país y de sus conductores sufre un deterioro. Peor aún si ello forma parte de las pugnas internas o como recurso para enfrentar problemas de gobernanza.

En los últimos días hemos asistido a una serie de hechos que confirman la afirmación precedente, y que se suman al fracaso del país en Cancún. Hacemos referencia a las complejas y delicadas relaciones con Chile, país con el que se ha tratado de recuperar confianza con vistas a solucionar los viejos y nuevos problemas que obstaculizan una normal relación diplomática, y en la que el acceso de Bolivia al mar es fundamental.

Más allá de los justificados temores y susceptibilidades respecto a cómo la Cancillería está manejando el tema, lo cierto es que, en general, se ha asumido una actitud prudente, mostrando predisposición a abordar el tema de forma novedosa, más aún si pareciera que hay una política de Estado chilena dirigida a superar los obstáculos que le impiden tener una relación de buena vecindad fundamentalmente con Perú y Bolivia. Esa coincidencia ha permitido albergar esperanzas en la existencia de una voluntad política en esa dirección. Los encuentros entre los primeros mandatarios de Bolivia y Chile, y de las comisiones nacionales que negocian la agenda de trabajo acordada, así como los dos últimos encuentros entre los Cancilleres para reimpulsar el diálogo, así lo demostraban.

Pero, han comenzado a aparecer interferencias inexplicables. Por ejemplo, un mensaje agresivo en contra de Chile difundido en la página web del Ejército boliviano; declaraciones poco sustentadas del primer mandatario sobre, primero, recuperar Atacama y, luego, poner fecha para que Chile haga al país una propuesta concreta sobre la demanda marítima; y el anuncio de la renuncia del cónsul general de Bolivia en Chile a un periódico sin que el Canciller supiera de ella ni aparentemente el Presidente, aunque habría tenido apoyo en otras instancias del aparato estatal.

Todo ello ha llevado a que Chile tenga, una vez más y como en 1978, un argumento para poder retornar -y ojalá no suceda- a fojas cero, que es el objetivo central de su burocracia diplomática.

Pero no se trata sólo de Chile. Las poco oportunas declaraciones presidenciales sobre lo que está ocurriendo en el Medio Oriente y respecto al diferendo argentino-estadounidense dan cuenta de la falta de coordinación entre la presidencia del Estado y el Ministerio de Relaciones Exteriores que se traduce en la permanente improvisación de la palabra oficial del Gobierno y pueblo bolivianos.

Lo señalado obliga, una vez más, a exhortar a que nuestras autoridades calibren en su verdadera dimensión el valor que tienen, per se, las palabras del Presidente y dignatarios cuando se refieren a las relaciones internacionales. Si no hay esa comprensión, la posibilidad de que éstas se devalúen es muy grande. Por eso, no se puede improvisar en este campo y, por tanto, lo que se diga o haga debe responder no a impulsos del momento o entusiasmos ideológicos, sino a una estrategia con visión de futuro.

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El Deber: ¿Y el ciudadano de a pie?

Santa Cruz de la Sierra crece y crece. Este imparable proceso es ciertamente bienvenido. Demuestra la pujanza de nuestra tierra oriental. Ha convertido la olvidada aldea de hace pocas décadas en la principal urbe boliviana. Sin embargo, tal crecimiento inusitado genera problemas, desórdenes, confusiones y carencias de diverso tipo. La presión de una nueva infraestructura se hace sentir en todos los órdenes, desde alcantarillas y desagües hasta en simples necesidades básicas.

Obras de importancia –como el recientemente inaugurado viaducto y paso a nivel del Cuarto Anillo y Avenida Cristo Redentor- merecen ser ponderadas, pues aliviarán el de por sí caótico tránsito de vehículos en esa congestionada zona norteña. Pronto se inaugurará, hacia el sur, también el otro paso por debajo del aeropuerto El Trompillo, facilitando la circulación. Son buenas obras, merecen aplauso, pero al hacerlas –como sucedió con varias anteriores- se cometen olvidos casi imperdonables. ¿Dónde queda el peatón, el ciudadano de a pie? Pareciera ser que quienes planifican estas obras son oriundos de la californiana metrópolis estadounidense de Los Ángeles, ciudad hecha para el automóvil y donde casi nadie camina. 

Aunque la llegada del ‘transformer’ haya democratizado en algo el acceso al vehículo propio, la inmensa mayoría de los habitantes de nuestra ciudad camina a pie o usa el transporte público. Para esa gran cantidad de gente no hay nada o casi nada en materia de obras. A lo largo del segundo anillo, cruzarlo a pie resulta temerario. Lo mismo en la doble vía a La Guardia y en otras arterias principales. Ni hablar del flamante viaducto, planteado sólo para automotores sin pensar en quienes cruzan indefensos, a veces con problemas físicos derivados de la edad o con madres e infantes totalmente inermes ante la falta de respeto de los conductores hacia  los peatones y la –peor- falta de medios provistos por las autoridades para que puedan acceder de un lado al otro de la calzada sin peligro inminente de ser arrollados o correr como conejillos asustados.

La ciudad es de todos y para todos. Felicitamos las obras que se hacen y las ya en curso. Son necesarias y vienen a llenar un sentido vacío. Pero, al mismo tiempo, criticamos abiertamente la falta de una clara visión orientada hacia el peatón, hacia hombres, mujeres y niños que cruzan calles y avenidas con  miedo e inseguridad, sin carriles, semáforos o pasarelas apropiadas para facilitarles esa elemental tarea sin riesgo de sus vidas.

La  verdadera calidad urbana comienza con el respeto y la protección del ciudadano que camina. Eso es norma universal. Ojalá las autoridades municipales tomen en cuenta lo sugerido en este nuestro comentario para sus futuras planificaciones.

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Cambio: No más cursos con los gringos

Una vez más Cristina Fernández pone en alto la soberanía y dignidad que todos los pueblos debemos tener frente al imperio norteamericano, y ante cualquier otro sistema colonialista abusivo.

Quienes están orgullosos de ser latinos y que no envidian el desarrollo guerrerista del país del norte recibieron en las últimas horas más noticias buenas desde las Casa Rosada. Allí, la Presidenta argentina decidió poner punto final a los cursos de entrenamiento que los gringos imparten a las fuerzas de seguridad interna.

A partir del escándalo diplomático provocado por los Estados Unidos, la Argentina puso en evidencia que los cursos que recibían sus agentes policiales, llámase Policía Federal, Gendarmería y otros, en los hechos estaban recibiendo instrucción no de fuerzas afines sino de los militares, cuyos objetivos y entrenamiento son la defensa y no la seguridad pública, gran detalle a ser tomado en cuenta al momento de definir los entrenamientos a partir de quién y para qué realiza el curso.

Otro detalle interesante es que la mayoría de los cursos extranjeros fueron realizados por el ejército norteamericano, ese que no puede controlar la seguridad pública de Afganistán, Irak y cualquier país que decide invadir por sus intereses económicos.

Una revelación más a ser tomada en cuenta es la presión de Estados Unidos para militarizar la lucha contra el tráfico de drogas. Militarización que ya vivimos los bolivianos durante los gobiernos neoliberales de Víctor Paz, Jaime Paz, Hugo Banzer, Gonzalo Sánchez de Lozada y Tuto Quiroga. Todos sus ministros de Gobierno tuvieron algo de exitosos: el encarcelamiento de campesinos, la violación de los derechos humanos y los notorios vínculos de algunas de sus autoridades con el narcotráfico.

Desde el año 2006, Bolivia ha dado suficientes pruebas de la eficiencia de la lucha contra el narcotráfico sin el apoyo de la DEA, basta ver las estadísticas de incautaciones de droga  desde cualquier año que se desee con los del gobierno plurinacional.

El escándalo diplomático del avión de la Embajada de Estados Unidos también tiene otras implicancias y trae a la memoria los tiempos de Barrientos y Banzer, en que los militares bolivianos lucían orgullosos en sus uniformes un absurdo símbolo, un redondo azul en cuyo centro se dibujaba, en blanco, una carabela de Colón con la cruz roja de la conquista española.

Quienes lucían el símbolo de la gran conquista y abuso de nuestro continente habían pasado por la Escuela de las Américas, una instancia en que los militares, que se suponen destinados a la defensa del país y la democracia ante los peligros externos, en los hechos eran entrenados para dar fin, con la mayor violencia posible, a los ciudadanos de sus países que no debían, y menos tenían, pensar en formas de democracia que no fueran controladas por el capital, la empresa privada y los permitido por la ideología liberal de Estados Unidos.

Los resultados del entrenamiento que simbolizaba la carabelita ésa se pueden medir por el número de muertos y torturados por estos ‘patriotas norteamericanos’ nacidos en el seno de las culturas y etnias latinoamericanas.

Lo que trae a colación el servilismo que tienen algunos gobernantes y ciudadanos serviles a los diversos imperios.

A modo de ejemplo recordemos a Herodes, el rey judío servil a Roma, y a Poncio Pilatos, el antecedente histórico de cualquier embajador norteamericano de hoy en el mundo bajo su control.

Volviendo a la Escuela de las Américas y sus mejores alumnos, a groso modo podemos decir que tiene en su haber los éxitos del Plan Cóndor, con los asesinados por Pinochet en Chile; los 30.000 desaparecidos en la Argentina durante el llamado ‘proceso’, cuyas atrocidades seguimos descubriendo hasta hoy; en Paraguay, Brasil y Bolivia vivimos el terror y la muerte ocasionadas por las dictaduras colonialistas del imperio del norte.

Si se recoge la experiencia colombiana, ésta es de espanto, 40 años de guerrilla enfrenta a un país con todas las posibilidades de dar felicidad a todos sus ciudadanos, pero que no lo hace porque el imperio sólo quiere la felicidad de sus bancos en Wall Street.

Colombia tiene su propia triste experiencia con el imperio, la pérdida de su territorio para que Estados Unidos goce de un poder omnímodo sobre el Canal de Panamá. Precisamente allí construyeron su escuela. Después de cerrarla y cuando quisieron volver, simplemente invadieron el país, luego, porque era importante para sus fines, decidieron que sea un país desarmado y ahora las únicas armas que hay son las de ellos, todo porque los panameños querían pensar por sí mismos y hacer sus propias políticas.

El Caribe es otro territorio que sufre los embates del imperio, ni qué decir de la rebelde Cuba, con intento de invasión, bloqueada, atacada por el terrorismo imperial. Lo paradójico es que en su territorio hay un espacio expropiado fuera de toda ley, donde los Estados Unidos ha instalado la peor de sus cárceles, la que no cumple con ninguna de las premisas de justicia de cualquier lugar del mundo, excepto, claro está, de los países que viven regímenes dictatoriales propiciados por el imperio que cree que el planeta es su nuevo ‘Mare nostrum’.


A partir del escándalo diplomático provocado por los Estados Unidos, la Argentina puso en evidencia que sus agentes policiales -en los hechos- estaban recibiendo instrucción militar, lo que es muy riesgoso para la democracia.

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La Prensa: Mejorar el sistema penitenciario

El Gobierno debería hacer una revisión de la Ley de Ejecución de Penas para ver cuáles son las obligaciones del Estado y empezar a ejecutarlas.

Hablar de las cárceles en Bolivia es, sin duda, referirse a uno de los problemas álgidos que tiene el país y que ningún gobierno le puso atención porque la situación de quienes están presos nunca fue una prioridad para el Estado. Bolivia figura entre los países con peor sistema penitenciario en el mundo, pues sólo algunos de África le igualan en sus deficiencias.

En ediciones recientes, La Prensa publicó reportajes y fotografías sobre las condiciones en las que viven los presos de San Pedro, que muestran el trato infrahumano que se está dando a los internos que supuestamente están allí en una etapa de rehabilitación social. Pero lo de la cárcel de San Pedro sólo es una muestra de lo que ocurre en el resto de los recintos penitenciarios del país, en los que las condiciones, si no son similares, son peores.

Los problemas básicos del sistema penitenciario son: bajo presupuesto, falta de infraestructura, inseguridad, violencia, corrupción, falta de recursos humanos especializados para la asistencia de los internos y ausencia de políticas que en el largo plazo solucionen gran parte de estas dificultades.

Ante la situación penosa en la que viven los internos de San Pedro, el ministro de Gobierno, Sacha Llorenti, anunció la construcción de un nuevo recinto penitenciario en La Paz con una capacidad para albergar por lo menos a 2.000 internos. Noticia que ?aunque se trata de una larga aspiración de nuestra sociedad? sin duda se debe aplaudir, pues ya eso muestra alguna intención del Gobierno para encarar una solución al crónico problema.

Pero en el proyecto que se vaya a elaborar se debe pensar en una infraestructura destinada a cumplir lo que manda la Ley de Ejecución de Penas que establece en su artículo quinto que el Estado garantiza que ?en los establecimientos penitenciarios prevalecerá el respeto a la dignidad humana, a las garantías constitucionales y a los derechos humanos?. Además, en su artículo 11 señala que el ?Estado garantiza que los establecimientos penitenciarios cuenten con infraestructura mínima adecuada para la custodia y tratamiento de los internos?.

El Gobierno debería hacer una revisión a este instrumento legal para ver cuáles son las obligaciones del Estado y empezar a ejecutarlas, además debe elaborar una política penitenciaria que permita hacer un seguimiento al cumplimiento de la ley, en la que ya se establece que se debe garantizar un proceso de rehabilitación de los reclusos. No se puede negar que se dieron pasos en algunos centros penitenciarios como el de Chonchocoro, en La Paz, o el de El Abra, en Cochabamba, por sólo mencionar algunos, donde los internos, como parte de la terapia de rehabilitación, se dedican a la producción de muebles, entre otras cosas.

Por eso creemos que, en lugar de multimillonarios gastos en la adquisición de bienes que no son tan imprescindibles (casos del avión presidencial y del satélite chino, entre otros), el Gobierno central debe financiar programas destinados a rescatar al sistema penitenciario de la situación calamitosa en la que se encuentra, organizando talleres en los centros penitenciarios, construyendo nuevos, porque de lo contrario, la buena administración de justicia que pueda existir no servirá de nada.

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El Diario: Violentar las libertades es violar los propios derechos

Uno de los mayores beneficios que han logrado quienes han combatido situaciones de dominio o sojuzgamiento de pueblos, de los que impusieron el derecho de la fuerza y oprimieron a civilizaciones y pueblos en la historia de la humanidad, es haber recuperado las libertades; es decir el derecho del ser humano que le permite actuar a su libre albedrío, sujeto simplemente a la responsabilidad y a la aplicación de normas morales, éticas y que establecen leyes y reglamentos existentes para la convivencia.

Quienes han violentado los derechos que consagra la libertad del hombre, a título de tener poderes de cualquier naturaleza o, en casos, aplicando las leyes sin atenerse a los procedimientos y sólo usando la autoridad investida, no han hecho otra cosa que violar las libertades del ser humano; con ello, sólo sentaron las bases para violentar sus propios derechos.

La historia está llena de casos en los que el ejercicio del poder -legal o ilegalmente- ha implicado que sean cometidos abusos de toda laya; los ejemplos son infinitos porque se ha cometido arbitrariedades en casi todos los países ya que las ambiciones, las condiciones de soberbia, la anarquía ejercitada en la tenencia del poder político, social o económico implicaron la existencia de grupos irregulares o mercenarios que han sabido vender su capacidad para hacer el mal y han sembrado de muerte y destrucción a muchas naciones, a pueblos que guardaban celosamente sus libertades, sus valores y sus bienes culturales que la sed de conquista y las ambiciones por tener más les arrebató. En algunos casos, por mezquindad se ha llegado al extremo de preferir destruir por el fuego valores que han costado el trabajo, genio y capacidad de mentes preclaras para crear y formar ciencia, tecnología y arte.

En política, son muchos los casos -especialmente en gobiernos dictatoriales- en los que el poder circunstancial ha determinado abusos de toda laya, que conculcaron las libertades y los derechos del ser humano, tan sólo porque se pensó diferente, se creía en valores y situaciones “contrarias a la inteligencia”, de los que sabían de todo sistema malo pero nada de respetar libertades, dignidad y derechos de las personas, de las comunidades, de los países y tradiciones y costumbres de civilizaciones que hicieron posible el avance de la humanidad.

Quienes violentan las libertades de un pueblo, no hacen otra cosa que sentar las bases para que, más temprano que tarde, sean violentados sus propios derechos y, con ello, se creen condiciones y situaciones que no son otra cosa que pretextos para que se siga cometiendo abusos y atentados contra lo más sagrado que tiene el ser humano, como son sus libertades y sus derechos.

Muchas veces, el gran pretexto ha sido: “se hace lo que las leyes dicen”; “acatar la ley es la certeza de que se hace bien”, aunque se reconoce, en conciencia, que la ley sólo es el pretexto o el arma para violentarla y hacer que sirva al mal en lugar de serlo para bien del ser humano. Es, pues, peligroso que quienes poseen poder crean que, de todos modos, tienen razón en sus planteamientos, creencias, criterios, pensamientos e intenciones bajo la premisa de “estar con las leyes”; por ello es necesario que quien posee poder entienda cuán importante es tener conciencia de las leyes para no cometer faltas o delitos a la sombra de ellas.

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El Mundo: Satisfechos

Convocado por los asambleistas de la oposición, el Ministro de Finanzas estuvo presente en el pleno de la Cámara de Diputados para presentar un informe sobre las labores realizadas por ésa cartera de Estado.

Escuchamos constantemente que no se debe politizar la situación y en ese criterio se desestiman las criticas que se puedan manifestar en contra del alza del costo de vida, en los cálculos relacionados con las canasta familiar y otras situaciones relacionadas con la economía popular, seriamente afectada en el curso de mes pasado y en los últimos días, con la constante elevación de los precios en los mercados y como si ello fuera poco ,tal vez lo más grave, la desaparición de algunos productos de la canasta familiar que deben ser adquiridos realizando prolongadas colas y empleando un tiempo bastante largo, para lograr unos cuantos kilos de azúcar por ejemplo.

Considerando que las raíces del problema eran económicas y no políticas, como habían manifestado por las autoridades del Gobierno, los asambleistas opositores decidieron pedir que se convoque al ministro encargado del área para que haga una explicación del manejo económico.

Recordemos que una de las respuestas a la situación fue la creación de Emapa, para que pueda administrar la distribución de los artículos de primera necesidad a la ciudadanía y por otro lado, las medidas económicas con relación a la paridad monetaria que han sido reiteradas y sobre la que los entendidos en la materia no alcanzan a dar una explicación precisa.

En el último aspecto nos referimos especialmente a la valoración de boliviano que como se sabe, ha venido mostrando interesantes mejoras con relación a la moneda de carácter internacional que aunque no guste a muchos, sigue siendo el dólar, mostrando situaciones que obligan a pensar a los bolivianos antes de hacer sus ahorros en moneda americana, como sucedía en el pasado.

Lo interesante de la situación resulta que quienes deben pensar en qué moneada realizar sus ahorros son precisamente las personas que se encuentran desempeñando labores de gobierno o simplemente son militantes del partido que gracias a las circunstancias especiales que se les presentan, tiene posibilidades de destinar unos pesos al ahorro, situación prácticamente prohibida para el resto de la población.

El ministros estuvo presente en la asamblea y considerando que la audiencia tenía posibilidades a su favor, se encargó de dar un prolongado informe sobre la situación que al parecer convenció a sus pares, porque los no masistas optaron por abandonar el hemiciclo parlamentario, para no involucrarse en los aplausos que cerraban el informe prolongado y término siendo de plena satisfacción para los parlamentarios presentes en ese momento.

Como no podía ser de otra manera, temas tan interesantes como el gasolinazo que se encuentran en la mente de la ciudadanía, o no fueron mencionados por la autoridad señalada y en ese caso solo pudieron ser una ocurrencia del Presidente en ejercicio qua tomo lo decesión en ausencia del jefe.

Lamentablemente, el termómetro de la ciudadanía para analizar la evolución de la economía nacional no se encuentra en los aspectos macroeconómicos que terminan mostrando un panorama realmente alentador para la nación, según el ministro, sino en los problemas cotidianos que se relacionan con la posibilidad de costearse los gastos de alimentación, cubrir las exigencias en el transporte y comprar algunos enseres que llegan al país como producto del contrabando o la importación de ropa usada que visite a la gran parte de la ciudadanía, pero que muy poco aportan a la producción.

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Opinión:

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Clarín, Argentina: Irresponsabilidad en política exterior que afecta al país

La reacción oficial ante el contenido del avión estadounidense es un eslabón más en la cadena de sobreactuaciones y actitudes poco responsables en materia de política exterior.

El avión de la Fuerza Aérea estadounidense transportaba hombres y materiales destinados a una operación conjunta con fuerzas de seguridad del país, como parte de un programa de cooperación acordado entre los gobiernos de Argentina y Estados Unidos. Una parte de los materiales no habrían estado adecuadamente declarados, lo cual se contrapone con la legislación argentina y con la conducta que debería observar cualquier misión oficial al ingresar a un país amigo. Un episodio similar sucedió el años pasado y fue resuelto discretamente, con el retiro del transporte del Gobierno de Estados Unidos.

En el caso actual, el Gobierno decidió realizar una airada posición pública con argumentos improcedentes, como la hipótesis de que algunos elementos podrían ser utilizados para atentados terroristas.

Con el correr de los días, y a pesar de que ni la Justicia ni las autoridades aduaneras encontraran que se cometió un delito, el Gobierno nacional prosiguió la escalada del conflicto y, a la sobreactuación del Canciller Héctor Tímerman se sumó la declaración de la presidenta Cristina Kirchner sobre la voluntad de defender una soberanía que nunca estuvo en juego.

Estas actitudes pueden deberse al despecho de que el presidente Obama haya decidido no visitar la Argentina en su gira latinoamericana, al propósito de seducir a un sector del electorado, a una interna dentro del Gobierno o a una combinación de estos factores.

Hay que tener en cuenta, sin embargo, que más allá de una gestualidad incompatible con el manejo responsable de las relaciones internacionales, el kirchnerismo ha sostenido desde el inicio de su gestión una política externa coincidente con los intereses estratégicos de Estados Unidos, que ha mantenido la posición de la Argentina como aliado estratégico extra OTAN, acordado durante el gobierno de Carlos Menem, que ha realizado denodados esfuerzos para conseguir una entrevista con Obama y que, como surge de los cables de la Embajada de los Estados Unidos en nuestro país, y de las actuaciones recientes en el ámbito regional, más de una vez abogó por la defensa de posiciones estadounidenses ante países vecinos.

Aún así, la actitud del Gobierno en el caso del avión, ha causado comprensible malestar en el Gobierno y en los medios políticos de Estados Unidos.

Una mención especial le cabe al papel del ministro de Relaciones Exteriores cuyas intervenciones carentes de profesionalismo y sus expresiones reñidas con el estilo que debería caracterizar a cualquier funcionario, pero mucho más a uno de su cargo, ha contribuido a desprestigiar la función pública y a dañar los intereses y la imagen de la Argentina ante el mundo y en particular ante Estados Unidos.

Baste recordar que recientemente, con el propósito de criticar a un adversario político, calificó de escuela de tortura a un instituto de entrenamiento de Estados Unidos, al cual concurren efectivos locales, así como de otros países de la región.

La irresponsabilidad y arbitrio de la política oficial, contribuye a cimentar la desconfianza en la credibilidad y previsibilidad de la Argentina en el exterior, con los previsibles costos diplomáticos y económicos que deberá soportar, no sólo el Gobierno, sino el conjunto de la sociedad.

En el caso del avión estadounidense el Gobierno ha tenido una actitud poco responsable, motivada por la política interna e incompatible con las conveniencias de las relaciones internacionales. Hay que tener en cuenta que, más allá de la gestualidad, el kirchnerismo ha mantenido una política exterior de cercanía con Estados Unidos. La política oficial cimenta la falta de credibilidad y de previsibilidad de la Argentina ante el mundo.

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