Para no creerla

Elio Pedraza Vargas

elio_pedraza_thumb Mientras los bolivianos hacemos largas colas para conseguir cinco kilos de azúcar en los mercados y, los ocasionales vendedores de este producto abren a las ocho de la mañana en las tiendas que el gobierno las llamó Empresa de Apoyo a la Producción de Alimentos (EMAPA). Nosotros seguimos interrogándonos – hasta casi flagelarnos porque nos creemos culpables – por la falta de azúcar.

Y rápidamente la respuesta de los voceros y de los serviles defensores del proceso de cambio nos dicen al estilo de Joseph Goebbels pero a la manera criolla de nuestro vicepresidente Álvaro García Linera que la culpa la tienen los industriales del mundo que recalientan la madre tierra y los cataclismos ocasionan largas temporadas de sequía y todo se muere por falta de agua o temporadas de lluvia que inundan los campos de siembra, faltando solo que culpen a Dios por todo.



Pero es indudable que podemos comprender el discurso desesperado del presidente Morales y del vice presidente al no saber qué hacer con el país, ya que son capaces de aceptar el plan económico – y no está mal – que empresarios japoneses a través de un seminario le enseñarán a los Ministros y en especial a la señora Viviana Caro sobre la “filosofía de negocios de la Sumitomo Corporation y el compromiso a Bolivia a través de las actividades de la Minera San Cristóbal”. Aunque para su conocimiento señores del gobierno no somos tontos y hay muchos que si saben de economía, solo que ustedes no se dan cuenta o el discurso sofista de discriminación hacia lo nuestro es mayor ya que seguimos con ideas marxistas, leninistas del siglo diecinueve o el de creernos don quijote y luchar contra los molinos de viento creyéndolos caballeros.

Hemos sido mudos testigos de los constantes discursos a cerca del azúcar, de otros productos e incluso sobre el ser humano como que; bolivianos la vendieron a los países vecinos, tal vez llevándola en las tazas con café, como el diesel en mamadera o como los borrachos inmigrantes en Europa que por yescas buscan ser deportados, cansados de ser explotados en la madre tierra.

En fin, por buscar ser escuchado de todo se puede decir, hasta lo que le sucede a uno o dos que fue comentado con discreción, les sirve para generalizarlo y hacer creer que todo lo sabe. Y nuevamente en la palestra pidiendo a los que viven en áreas rurales que se dediquen a la producción porque se necesitan profesionales técnicos, ya que su filosofía es tan sencilla, que “si no falta agua, no puede faltar alimento, y si faltaría alimento ya será por flojos, porque no trabajamos, mi obligación es garantizar agua con el gobernador y el alcalde, y es responsabilidad de ustedes producir y producir”.

Ahora bien, en discursos frente a los campesinos del altiplano, en el oriente o sur del país, la exigencia es la producción, sin embargo, desde el 2006 cuando su excelencia tomó el poder del gobierno boliviano, el pedido para un nuevo ingenio azucarero en Bermejo quedó entre papeles y en la basura, dejando que más de 130 mil toneladas de caña de azúcar sean exportadas al ingenio El Tabacal en la República Argentina y 20 mil toneladas se queden en los campos cada temporada de siembra por la actitud ineficiente de un gobierno que solo ofrece discursos y nada más.

Si bien existe el Decreto Supremo 671 del 13 de octubre del 2010 que en su artículo 2 suspende la exportación de caña con el código 1701.11, los dirigentes de los productores han asegurado que el decreto no les impedirá exportar, “porque tienen un acuerdo con los ministerios del área, para que mientras falte un nuevo ingenio, que estaría listo en el 2012, con el proyecto Azucarbol del gobierno central, se puede seguir exportando”. Aquí no importa, hay que violar las normas, total hay abogados para que arreglen lo malo del gobierno, así el pueblo no tenga que comer y le pida con llanto a su líder espiritual, se acuerde de ellos.

Y sin embargo el campesino, aquel hombre del campo que votó por él y que vilmente fue traicionado no puede cumplir con la exigencia de su excelencia, por el impedimento de la Constitución Política de Estado, que lo reduce nuevamente a pongo, ya que no son dueños de las tierras que trabajan y si se tiene título de propiedad no pueden embargarlas y las tierras comunitarias son “indivisibles, inalienable e imprescriptible” por lo que no sirven para obtener crédito bancario y ¿el Estado Plurinacional de Bolivia qué hace con los más de 10 mil millones de ahorro?

Pero el señor vicepresidente continúa con su estrategia de distracción, queriéndonos hacer creer que por ser indio el presidente o por el error cometido –intencionalmente, él es el culpable según los sectores sociales- con el gasolinazo se lo quiere tumbar y los culpa a los medios de comunicación, calificándolos como racistas los cuestionamientos periodísticos.

Y llama desesperadamente a la confrontación de la cual no se han olvidado, a los campesinos e indígenas que junto a los obreros, enfermeras, comerciantes, profesionales y quienes escuchen su llamado de auxilio –militares, policías, cubanos, venezolanos e iraníes – a cerrar filas y proteger “a nuestro gobierno” (su idea) a “nuestro presidente” (su indígena) “para que la ultraderecha, vía el trotskismo, o vía MSM, que es la otra derecha, no logren sus objetivos”.

En fin estamos en el momento de la desinformación gubernamental y en la desesperación presidencial.