Pedagogía plurinacional

A inicios del primer gobierno de Morales, el canciller David Choquehuanca perpetró una de sus frases célebres al sugerir que la leche fuera sustituida por la coca en el desayuno escolar. Ahora se plantea otra innovación en el área de la formación infantil, propuesta por el director del Taller de Iniciativas Educativas del Ministerio de Educación, Lino Velásquez. A iniciativa de este reformador pedagógico, el juego del cacho pasará a formar parte de la currícula escolar de primaria, método con el cual los niños aprenderán a realizar las operaciones matemáticas en la Bolivia de Evo. Velásquez anunció que su dirección ya está capacitando en cacho a profesores de Oruro y Potosí, e incluso adelantó que se convocará a una Olimpíada de este juego que contará con unas 50 a 100 mesas, cada una con un árbitro encargado de lanzar los dados. Algo así como un casino con croupiers, pero para niños. Siguiendo con esta lógica, nos permitimos sugerirles al Sr. Velásquez y a sus colegas reformadores otros métodos similares, que podrían contribuir a enriquecer la emergente pedagogía plurinacional. Para la enseñanza de la química podría incluirse en la currícula la degustación de cerveza, con lo cual los educandos aprenderían a distinguir sabores e incluso podrían comprender los fenómenos que llevan a la formación de la espuma. Para el estudio de la física se podría incentivar el consumo de cigarrillos, lo que le permitiría a los infantes hacer como Sir Walter Raleigh y medir el peso del humo. Si en primaria se proponen innovaciones como el cacho pedagógico, en secundaria y en la universidad podría incrementarse la audacia, con nuevas metodologías para el estudio de la anatomía y biología humanas, mediante prácticas que no enumeraremos pero que dejamos sugeridas al ingenio del lector. Si la revolución educativa del evismo prospera, en algunos años tendremos una nueva generación de bolivianos que no aspirarán a cursar carreras universitarias, ya que tendrán que dedicarse a tareas de producción rural. Eso sí: convenientemente adiestrados en el juego del cacho y adoctrinados en el socialismo comunitario.

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