Escándalo y vergüenza

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Índice de los Editoriales de Periódicos

  1. El Día: Un grito al vacío

  2. El Día: La enfermedad infantil del ‘izquierdismo’ en el comunismo

  3. El Día: Bolítica

  4. El Día: Domando al potro

  5. El Día: Evo se las juega

  6. El Día: Palabras Mayores

  7. Los Tiempos: BRASIL Y LAS CUENTAS PENDIENTES DE SU PASADO

  8. El Deber: El drama del pueblo japonés

  9. Cambio: Desprecio a la democracia

  10. La Prensa: Escándalo y vergüenza

  11. El Diario: Bolivia sin soberanía ni seguridad alimentaria

  12. El Mundo: Despistados

  13. Opinión:

  14. Clarín, Argentina: Distorsiones y costos por la política energética oficial


El Día: Un grito al vacío



La caída en picada del Gobierno del MAS ha hecho que S.E. tenga que recurrir a muchos de sus artilugios para tratar de estabilizar su proyecto cósmico de los 500 años, que hace aguas a los 5 de errática gestión. Las soberanas tonterías que se han cometido en un lustro, la falta de realizaciones, de inversión, y la escandalosa propaganda como contrapeso fullero, han puesto a la economía nacional en grave riesgo, y aquel “pueblo boliviano” –del que S.E. se ha apropiado– está hambriento, endeudado y totalmente desencantado de un liderazgo que lo consideraba como parte de su carne pero que no había sido tanto.

Mientras algunos cabezas duras del Gobierno continúan, con mirada torva y saliva ácida, echando pestes contra el neoliberalismo y el imperialismo, sin mirar en su entorno ni menos al futuro, S.E. y algunos pocos se empiezan a dar cuenta de que con demagogia ya no van a llegar muy lejos. Los escenarios huecos, seguidos de redoble de tambor, charango, pututus, cohetillos y cuecas, ya cumplieron su cometido. S.E. ya los exprimió, les sacó el jugo. Ahora le toca enfrentar los problemas de la verdadera Bolivia, la de siempre, la republicana, la famélica y quejumbrosa nación, no la del pachacutismo, que no es sino un eslogan más, producido con plata prestada por Chávez.

S.E., el hombre que hasta en la última Cumbre Alimentaria de Oruro responsabilizaba a la empresa privada de la escasez de alimentos –sobre todo de azúcar– ahora ha cambiado de libreto y pide “de manera pública y sincera” a los grandes banqueros (de aquí y del exterior) que traigan su platita para invertir en Bolivia. Su error está en decirles a los banqueros que EEUU y Europa ya no son confiables para hacer negocios, que “ya no sirven para invertir”, que, más bien, los grandes empresarios norteamericanos y europeos están mirando a América latina como una región segura para poner su dinero.

Lo primero; que EEUU y Europa ya no son atractivos para invertir es un desacierto. No es verdad. Pero lo segundo, que Latinoamérica está en la mira de los inversores es cierto. Lo que no ha dicho S.E. es que Latinoamérica es muy amplia y diversa, y que quienes van a invertir piensan en Brasil, México, Chile, Perú, Colombia, Uruguay, Costa Rica, y algunos otros países. (En Chile se invertirán 50 mil millones de dólares en minería en los próximos 4 años). Pero no piensan poner un dólar partido por la mitad en Bolivia, Nicaragua, ni en Venezuela. Las naciones del ALBA indigestan a cualquier banquero o inversionista.

Aunque S.E. hable de manera “pública y sincera”, no le creen. Se ha pasado cinco años insultando a los empresarios y a la inversión privada, nacionalizando, acosando, hurgando, amenazando, engañando, que ahora ya lo ignoran. Imaginamos qué estarán esperando los empresarios nacionales y extranjeros para el festín gubernamental del 1º de Mayo, cuando cada año se provoca algún desbarajuste legal con olor a multitudes o cae alguna empresa privada en manos del Estado. ¿Es la palabra de S.E. suficiente garantía, luego de lo que se ha visto, para que vengan corriendo los inversores a Bolivia?

Dos problemas muy graves existen en el Estado Plurinacional que excusan atender los anhelos y la angustia de S.E.: la falta de seguridad jurídica y el narcotráfico. Un país donde la seguridad jurídica es inexistente está cerrado a las inversiones. Y en la Bolivia de hoy se atropellan las leyes con un impudor que causa pasmo. Todos los capataces que ahora están encumbrados en el poder no hablan de otra cosa que no sea de quitar lo que sea: haciendas, fábricas, empresas, campos, hasta casas. ¿Así se puede convencer que es mejor invertir aquí que en EEUU o Europa?

Y lo otro terrible es que un país donde campea impunemente el narcotráfico es país enfermo. Es nación vetada. ¿Quién puede poner su capital en una nación donde el “blanqueo” de dinero es casi normal y donde están incrustadas mafias dentro del aparato estatal? El tráfico de drogas, cuando se instala en una administración, hace que el país se quiebre peligrosamente, que se pudra por dentro. Y en esas circunstancias no habrá jamás quien ose arriesgar su capital.

En México y Colombia existe narcotráfico y lo saben los inversores. Pero saben también que hay seguridad jurídica, sin la menor duda, y que hay una lucha frontal contra las mafias de la droga a un costo muy alto en vidas. No es la situación de Bolivia donde hasta atreverse a hacer una denuncia contra los narcotraficantes irrita al Gobierno. Una advertencia sobre el riesgo del narcotráfico lo toma el Estado Plurinacional como una ofensa. Se produce inmediatamente la amenaza oficialista contra la persona, como lo estamos viendo hoy mismo con Ernesto Justiniano. Se la investiga para acallarla en vez de husmear a los mafiosos. Eso es mala conciencia.

Dice S.E. que no quiere pasar más vergüenzas porque nos estamos convirtiendo en grandes importadores de alimentos, cuando éramos exportadores importantes. Es cierto. Con ese mismo criterio que se avergüence también de que Bolivia sea la gran pionera en la exportación ilegal de cocaína. Si S.E. se avergüenza de importar alimentos y paro también de exportar cocaína, estaríamos encontrando por fin un camino aceptable.

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El Día: La enfermedad infantil del ‘izquierdismo’ en el comunismo

En este Domingo post-Carnaval divulgo y comento el trabajo de uno de mis economistas preferidos de quien tuve la suerte de ser alumno, Dani Rodrik. “Globalization, Structural Change and Productivity Growth” de Febrero del 2011, que, en este trabajo,  tiene la coautoría de Margaret McMillan. Rodrik público también un nuevo libro este año: The Globalization Paradox: Democracy and the Future of the World Economy <http://www.amazon.com/Globalization-Paradox-Democracy-Future-Economy/dp/0393071618/ref=sr_1_1?ie=UTF8&amp;s=books&amp;qid=1299762466&amp;sr=1-1> . 

En tiempos, donde desde el punto de vista estructural se habla mucho sobre cambio revolucionario  o desde una perspectiva de corto plazo se debate ajustes salariales,  sorprende  la ausencia del tema de la productividad en ambas dimensiones.  En concreto, se discute muy poco el hecho que el crecimiento económico bonsái, del que neoliberales y neorrevolucionarios sacan pecho hace más de un siglo, se explica, en gran medida, por la baja productividad de los factores de producción, quiere decir, que el capital físico, la tierra y tanto la mano como el pie de obra (piense en el Chapare) rinden muy poco en nuestras actividades económicas. Desde la ventana de la coyuntura, el aumento salarial debía estar conectado con el incremento de productividad de la fuerza de trabajo y no solamente con la inflación. Éste es un tema que casi nunca entra en el temario de la negociaciones gobierno sindicatos.

El texto de Rodrik y McMillan (RyM) tiene dos virtudes, la primera realiza un análisis profundo de la relación entre cambios estructurales, el crecimiento de la productividad y desarrollo económico, y segunda, incluye a la economía boliviana en la muestra de países que se analiza, cosa rara en estudios internacionales, que cuando se refieren a América Latina, sólo incorporan a Brasil, Argentina, Chile y México.

Según RyM, el cambio estructural es una condición para el desarrollo. Países que han salido de la pobreza y enriquecido lograron producir una mayor diversidad de productos industriales abandonando parcialmente los bienes agrícolas o primarios. “En la medida que la fuerza de trabajo y otros recursos se mueven de las actividades agrícolas en dirección a las actividades industriales, la productividad aumenta y los ingresos se expanden”. Las economías en vías de desarrollo presentan grandes diferencias de productividad entre diferentes sectores de la economía y por supuesto, en relación con países desarrollados.

En América Latina, en los años noventa se promovieron reformas estructurales de corte neoliberal. A inicios del siglo XXI también se promovieron cambios profundos promoviendo una mayor participación del Estado en la economía. En la argumentación de RyM, las reformas estructurales si no producen saltos en la productividad de los factores de producción, en especial de la mano de obra, no generan crecimiento sostenible. Las grandes diferencias en términos de tasas de crecimiento económico entre Asia y América Latina “se pueden explicar por la variación en la contribución del cambio estructural de la productividad laboral en general”. En China, por ejemplo, las oportunidades de empleo de alta productividad se han ampliado y el cambio estructural ha contribuido al crecimiento de ese país. Al contrario, en América Latina en general y en Bolivia en particular, el trabajo se ha movido en la dirección equivocada, se movió de las actividades más productivas, a otras de muy baja productividad, en particular, al sector informal, donde prevalecen el los servicios de baja calidad y el comercio legal e ilegal. En nuestro caso, cabe recordar que  el tamaño de la economía informal es cercano al 70%.

En base a un análisis empírico, el trabajo identifica tres factores que determinan si los cambios estructurales van en la dirección correcta y contribuyen al aumento de la productividad global. 1) Economías, como la boliviana, que depende de la exportación de recursos naturales tienden a estar atrapadas en círculos de baja productividad. Sectores como la minería o los hidrocarburos no generan empleos y aunque pueden ser muy productivos pero no absorben la mano de obra que viene de la agricultura. Y se convierten en enclaves, actividades asiladas. 2) Países que mantienen tipos de cambio real apreciados tampoco generan saltos en la productividad media. Las sobrevaluaciones sofocan las industrias de exportación, especialmente las manufacturas grandes generadoras de empleo. Este también sería el caso de la economía boliviana. 3) Por último, RyM también encuentran evidencia de que en los países donde los mercados laborales menos flexibles, el cambio estructural no fomenten el crecimiento. Una economía dinámica y productiva requiere que el trabajo fluya fácilmente a través de las empresas y sectores. Bolivia camina hacia la creación de mayores rigideces en el mercado de trabajo.

En suma, los cambios estructurales de ayer y hoy tienen características que no favorecen al crecimiento porque no apostaron ni apuestan a promover saltos en la productividad ni de la mano de obra, menos aún de la tierra y el capital.  

A estas alturas de la columna usted se estará preguntado qué tiene que ver el título, con el contenido que acaba de leer, pues, nada. Éste es un libro de Lenin, con esto espero haber atraído la atención de los viejos y nuevos bolcheviques que nos gobiernan para el tema de la productividad en la economía como la esencia de la revolución productiva.

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El Día: Bolítica

Mientras sea Presidente, la DEA no volverá a Bolivia. Levine, quien fue 25 años agente de la DEA,  reveló que vio que la denominada guerra contra las drogas pregonada por esa organización era falsa de verdad, por eso escribió su libro".

Evo Morales
Presidente de bolivia

Se dice que: Bolivia lucha en forma soberana contra el narcotráfico y que no hace falta la presencia de la DEA para que Estados Unidos no presione sobre otros temas a nuestro país.

En las propias narices del Ministerio de Gobierno operaba un narcogeneral que enviaba toneladas de cocaína a todo el mundo, pero ahora el MAS en vez de investigar sus vínculos trata de saber quiénes lo convencieron que sea traficante".

Tomás Monasterio diputado opositor

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El Día: Domando al potro

El caso del “narcogeneral” empezó con apenas 60 kilos de cocaína, que fue la cantidad que le incautaron a René Sanabria cuando lo detuvieron en Panamá. Luego se supo que el ex director nacional de la FELCN había introducido 144 kilos de “la buena” a Estados Unidos. Para ese entonces el Gobierno andaba chúcaro y acusaba a la DEA de ponerle trampas para hacerlo quedar mal. Luego llegarían los datos de Chile, donde se supo que la Policía de ese país, además de fuerzas panameñas habían participado en el operativo “Sanabria” que les tomó alrededor de diez meses de seguimiento realizados en las narices de los agentes “plurinacionales”. Además se conoció que no fueron 144 kilos, sino más la exportación que hizo nuestro generalote. El vicepresidente García Linera seguía corcoveando, pero no tuvo más remedio que admitir que el Gobierno está perforado por el narcotráfico aunque le echó el fardo ¿cuándo no? a las anteriores administraciones. Según las cuentas, ahora andamos por las 4,7 toneladas de “merca” que movilizó Sanabria. El vice ya se muestra algo más manso y admite que hay una red mayúscula de narcos que opera en el país y que ha penetrado en la Policía, la Aduana y otras instituciones. Veremos qué pasa con el potro si le siguen ajustando la cincha.

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El Día: Evo se las juega

Todo lo que han estado diciendo las encuestas en las últimas semanas, se lo dijeron los paceños con una rabiosa silbatina el pasado jueves a Evo Morales en el estadio Hernando Siles de La Paz, durante un partido organizado a beneficio de los damnificados por los derrumbes ocurridos en la sede de Gobierno. El Presidente había decidido evitar las presentaciones en público después de que tuvo que salir corriendo de Oruro el mes pasado por el estruendo de las protestas con dinamita. Tal vez pensó que al jugarse por una causa humanitaria y mostrarse junto a las grandes figuras del fútbol nacional, la gente le iba a aplaudir, pero el efecto fue contrario. Primer aplazo de su flamante Ministerio de Comunicación, cuyo costoso bombardeo propagandístico no ha logrado ni siquiera frenar las silbatinas.

Todos los partidos que le ha tocado jugar al presidente Morales después del gasolinazo le han resultado complicados y tal como van las cosas, no se puede esperar más que una goleada. El problema más grave parece ser la ausencia de alternativas que le permitan al jefe de estado cambiar de esquema. Ya no se trata de un “golpe de timón”, como insistentemente le estuvieron sugiriendo diferentes sectores sociales al inicio del presente año. Esa opción fue descartada y de encarársela hoy perdería su efecto, ya no le alcanzaría al Primer Mandatario para frenar el acelerado deterioro de su administración.

El presidente Morales sabe que tiene que jugárselas con lo que tiene y por eso sacó la cara por las insólitas explicaciones de su ministro de Gobierno, Sacha Llorentty sobre el escándalo del general René Sanabria. A estas alturas sabe muy bien el peligro en el que se encuentra su régimen y aún así insiste en atribuírselo todo a una trampa del imperio que supuestamente intenta hacer ver a Bolivia como un “narco-estado”.

Desde el punto de vista económico, el Primer Mandatario ha estado tratando de hacer todos los esfuerzos por dejarse ver completamente jugado por la empresa privada, las exportaciones y el respeto a las inversiones. Les ofrece créditos con cero intereses a los productores, anuncia compras con “sobreprecio” de las cosechas de maíz y arroz y trata de mantener un discurso tranquilizador. Lamentablemente esta jugada es demasiado tardía. Los cultivos y las vacas no entienden de discursos  y cambios de posturas, lo que nos obligará a los bolivianos a sufrir un nuevo periodo de escasez y tal vez más, hasta superar las serias distorsiones en el sector productivo y en toda la economía en general que ocasionaron las jugadas “revolucionarias” de los últimos cinco años.

Una de las últimas jugadas del presidente Morales lo pinta de cuerpo entero. Define su identidad política y el perfil que siempre quiso imprimirle a su Gobierno. Tal vez esta apuesta también marque su destino. Finalmente y después de largas semanas de silencio, el caudillo boliviano se jugó por el líder libio Muammar Gaddafi y lo hizo apelando a un concepto tan ambiguo y manipulado como es el de la soberanía. Ha pedido que respeten el derecho de los libios a resolver sus problemas y ha denunciado los supuestos intentos de los países de occidente de intervenir aquel país para apropiarse de sus recursos naturales. ¿Abriendo el paraguas antes que llueva?

Una de las últimas jugadas del presidente Morales lo pinta de cuerpo entero. Define su identidad política y el perfil que siempre quiso imprimirle a su Gobierno. Tal vez esta apuesta también marque su destino. Finalmente y después de largas semanas de silencio, el caudillo boliviano se jugó por el líder libio Muammar Gaddafi y lo hizo apelando a un concepto tan ambiguo y manipulado como es el de la soberanía.

 

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El Día: Palabras Mayores

condenamos, que crean que Santa Cruz sea patio trasero de Evo Morales".

Luis alberto Áñez
cívico cruceño

hay 22 surtidores, que quieren cerrar, eso atenta contra la propiedad privada"

Susi dorado
Presidente de asosur

destitución, de Nina busca mantener la imagen de Sacha Llorentty y Evo"

Carlos Cordero
Analista político

Son 7 mil bolivianos, los que viven en Japón, queremos saber si están bien"

David Choquehuanca
Embajador de bolivia

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Los Tiempos: BRASIL Y LAS CUENTAS PENDIENTES DE SU PASADO

La pugna entre Rousseff y las Fuerzas Armadas de su país confirma que el olvido no es la mejor fórmula para que un país se reconcilie con su pasado

Cuando sólo han transcurrido algo más de un par de meses desde que el 1 de enero pasado asumiera la presidencia de Brasil, Dilma Rousseff ha dado un paso que sin duda someterá a una dura prueba a su naciente gestión gubernamental. Ha decidido saldar una asignatura que su país tenía pendiente con el periodo de la dictadura militar de hace 30 años y al hacerlo ha puesto en serio riesgo las buenas relaciones con las Fuerzas Armadas que hasta ahora y desde 1985 sostuvieron sus antecesores.

La decisión de Rousseff tiene una especial importancia porque Brasil es el único país de América Latina que no ha hecho hasta ahora un ajuste de cuentas con su pasado dictatorial y porque ella misma fue protagonista principal de esos tiempos de violencia, odios y resentimientos que dejaron heridas tan hondas que aún hoy están abiertas.

Como ahora resulta imprescindible recordar, Rousseff fue en sus tiempos juveniles activa militante de uno de los más radicales movimientos revolucionarios brasileños y autora de actos que serían intolerables en un Estado de derecho como el que hoy rige en su país. Fue también víctima de la ferocidad con que la dictadura militar reprimió a quienes se oponían a sus designios; fue sometida a torturas y encarcelada durante casi dos años y nunca dejó de dedicar sus mejores esfuerzos a que en su país se restablezca la vigencia de la libertad y la democracia.

Hasta ahora, y desde que en nombre de la pacificación nacional y de la conveniencia de mirar al futuro más que al pasado fue aprobada la Ley de Amnistía, que daba por perdonadas las atrocidades cometidas por ambos bandos en conflicto durante el Gobierno militar, parecía que Brasil había encontrado en el olvido la mejor fórmula para reconciliarse con su pasado. Pero como ahora se ve, las heridas no estaban del todo restañadas y todavía son tantas las voces que piden "hacer justicia a la historia" como las que insisten en tender un velo sobre ella.

Según Rousseff y quienes respaldan su iniciativa de crear una "Comisión de la Verdad", el propósito de la iniciativa no es reavivar odios y resentimientos sino sólo esclarecer los hechos de aquel periodo para que su recuerdo sirva como un buen motivo para evitar que se repitan.

Quienes se oponen, en cambio, creen que recuperar la memoria puede ser algo peligroso. Las Fuerzas Armadas temen que dicha comisión pueda acabar pidiendo la revisión de la Ley de Amnistía hoy vigente. Sostienen que recordar el pasado "provocará tensiones y serias desavenencias al traer a discusión hechos ya superados". Para los militares, la iniciativa de Rousseff "va a abrir una herida en la conciencia nacional" y "promover revanchas políticas".

Así, por primera vez desde que 1985 se restableciera la democracia brasileña, se ha abierto la posibilidad de una confrontación entre el poder civil y el militar, lo que en sí mismo se constituye en una fehaciente prueba de lo lejos que todavía está Brasil, como todos los países latinoamericanos, de dar por superado ese capítulo de la historia. Algo similar a lo que ahora se está dando en el país, donde las Fuerzas Armadas se niegan a abrir los "archivos de las dictaduras" sin que las autoridades correspondientes hagan respetar la ley, como se lo hizo en la década de los 80, cuando nos convertimos en el primer país en encarcelar, luego de un debido proceso, a un ex dictador y sus principales colaboradores.

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El Deber: El drama del pueblo japonés

Como todo el mundo, los bolivianos hemos sido testigos lejanos de la enorme tragedia que enfrenta por estas horas el pueblo japonés tras el brutal terremoto de 8,9 grados en la escala de Richter que dejó un tendal de muertos, heridos y desaparecidos.

El drama de millones de personas por este implacable fenómeno no puede sino despertar nuestra más absoluta solidaridad y apoyo con aquellos que hoy sufren por este evento mayor de la naturaleza. En particular, con los miles de ciudadanos del país asiático y sus descendientes que hoy habitan el suelo boliviano y aportan con su ingenio y trabajo al desarrollo del país.

El terremoto seguido de tsunami ocurrido en Japón deja varias importantes lecciones para las sociedades contemporáneas. La primera tiene que ver con la prevención y la organización. Aunque las cifras de muertos y heridos siguen creciendo todavía, los reportes preliminares muestran que el número de víctima durante el desastre ocurrido en Japón pudo haber sido aún mayor de no haberse puesto en marcha un sofisticado mecanismo de acción colectiva frente a los desastres naturales. La participación de toda la sociedad en los pasos que se deben seguir para resguardar la vida durante un terremoto; la movilización de un inmenso aparato de salvamento y auxilio a las víctimas; la activación del sistema de alarma temprana de tsunamis y la construcción de una infraestructura que soporte los constantes sismos que enfrenta Japón debido a su ubicación geográfica. Todas ellas, son medidas que se planificaron con anticipación y que confirman el grado de desarrollo al que puede llegar una sociedad.

Pensemos, si no, como contracara, lo ocurrido durante el terremoto del 12 de enero de 2010 en Haití donde la falta absoluta de organización estatal explica, además del impacto del mismo fenómeno, la friolera de más de 200.000 muertos.

En la misma línea de Japón, nuestro vecino Chile, enfrentó un sismo de 8,8 grados en la escala de Richter y tuvo 525 muertos y una gran destrucción, pero fue evidente que la organización salvó miles de vidas.

Para enfrentar este tipo de fenómenos, en primer lugar, hay que conocer cómo funcionan y cuál es su naturaleza. Por eso, la afirmación del vocero presidencial -en sentido que el terremoto ocurrido en Japón estaría relacionado con el cambio climático y que el hecho estaría ocurriendo porque el mundo no escucha las advertencias del presidente Evo Morales- refleja una desopilante ignorancia que no hace más que mostrar el lugar de precariedad en que se encuentra una parte significativa de nuestros dirigentes.

Ahora hay que pensar en las víctimas del terremoto en Japón y cómo todos los ciudadanos del mundo pueden colaborar para aplacar en algo su dolor.

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Cambio: Desprecio a la democracia

"Como Presidente de la Asamblea quiero mostrarles mi profunda decepción de la calidad político-moral de la actual oposición, no de todos, evidentemente; hay parlamentarios senadores y diputados de la oposición (a los que) les tengo profundo respeto, tenemos diferencias políticas, pero los veo trabajar con planteamientos", señaló el vicepresidente del Estado, Álvaro García Linera, al lamentar que 13 diputados opositores hayan utilizado el recurso legislativo del informe oral para burlarse del principal recinto de nuestra democracia: la Asamblea Legislativa Plurinacional.

Es que los legisladores opositores firmaron un documento en el que solicitan al ministro de Defensa, Rubén Saavedra, y al comandante del Ejército, Gral. Antonio Cueto, un informe respecto del control al contrabando de alimentos y combustibles, pero en su afán figurativo incurrieron un una franja actitud de menosprecio, no sólo a la Asamblea Legislativa Plurinacional sino a sus electores y a la propia democracia.

Osney Martínez, Daguer Gozalves, Jaime Estívariz, Carmen Durán, Maida Paz, Alcides Gallardo, Juan Carlos Ojopi, Érica Claure, Arminda Morales, Juan Rodríguez, René Vidal, Pedro Medrano y Farides Vaca, todos de las listas de Convergencia Nacional (CN), no tuvieron otra ‘idea’ que pedir una explicación al titular de Defensa y al jefe del Ejército con la siguiente pregunta: "Si el departamento de inteligencia del Ejército boliviano tiene información de que burros, llamas y mulas se dedican al contrabando de gasolina, diesel, GLP, harina, azúcar o aceite, y si lo hacen por cuenta propia o en complicidad o ayuda de sus propietarios, o con terceras personas involucradas".

Además, y como corolario de su irrespeto a la institucionalidad militar, demandaron que el Gral. Cueto que explique "si el Departamento de Inteligencia del Ejército Boliviano bajo su mando tiene información si vicuñas, alpacas y cóndores también se dedican al contrabando, porque un comunario de Achacachi vio a un cóndor con una botella de Coca Cola vacía en el pico, en las cercanías de un surtidor de combustibles líquidos y a unos doscientos metros lo miraban una vicuña y dos alpacas".

&iquest;Será esta la manera democrática para hacer uso de un recurso legislativo de fiscalización? &iquest;Osney Martínez y compañía habrán asumido, con responsabilidad plena, su papel como representantes nacionales de un importante segmento de la población, con cuyos votos llegaron a la Asamblea Legislativa Plurinacional? Los hechos señalan que de ninguna manera es admisible el uso tan arbitrario, burlesco y ofensivo del artículo 22 del Reglamento de Debates de la Cámara de Diputados.

Es que en el marco de sus facultades legislativas, todos los asambleístas pueden realizar investigaciones en el marco de sus atribuciones fiscalizadoras, mediante la comisión o comisiones elegidas para el efecto, sin perjuicio del control que realicen los órganos competentes. Y en este contexto, las diputadas y diputados nacionales, a través de los órganos de la Cámara Baja, pueden requerir informes escritos u orales con fines legislativos, de información o fiscalización, así como proponer investigaciones sobre todo asunto de interés público. Entonces, &iquest;esos 13 diputados opositores podrán explicar lo inexplicable al pueblo sobre ese ultraje a nuestra democracia?

Empero y ante la apertura de un proceso investigativo ante el Comité de Ética de Diputados, el jefe de bancada de CN, Osney Martínez, tuvo otra brillante ‘idea’, la de acusar al presidente de la Cámara Baja, Héctor Arce, de "amedrentar a la oposición".

Sin embargo y más allá de que alguna prensa internacional festejara esa afrenta a la institucionalidad boliviana como una posición "pícara pero oficial de la oposición al Gobierno de Evo Morales", lo cierto es que una oposición que hace tiempo perdió su brújula política, no halla una propuesta seria de país y sus corrientes más radicales no renuncian a la conspiración; no sólo subestima al pueblo sino que desprecia a nuestra democracia.

Una oposición que hace tiempo perdió su brújula política, no encuentra una propuesta seria de país y sus corrientes más radicales no renuncian a la conspiración; no sólo subestima al pueblo sino que desprecia nuestra democracia.

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La Prensa: Escándalo y vergüenza

¿Se ha investigado si esa droga no fue incautada bajo su gestión como jefe de la FELCN? ¿O quiénes podrían suministrar tal cantidad de cocaína??

La denuncia contra el principal jefe del Servicio de Inteligencia del país de haber traficado con enormes cantidades de cocaína siendo alto funcionario del Ministerio de Gobierno, uno de los más importantes del Órgano Ejecutivo, ha desatado un escándalo que llena de vergüenza.

Cómo es posible que una persona hubiera llegado hasta tan alta función, la de jefe del Centro de Inteligencia del Ministerio de Gobierno, sentando allí su virtual centro de operaciones delictivas junto a los más importantes miembros de su banda, también policías como él, pero de menores grados, sin que nadie se hubiera dado cuenta.

Uno de los hechos más graves es que el ahora conocido como ?narcogeneral? René Sanabria hubiera sido nada más ni nada menos que el Comandante de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico, aquélla cuya misión es precisamente combatir contra los narcotraficantes que han empezado a aumentar en forma alarmante en el país, trayendo aparejada una ola de violencia que se traduce en crímenes al estilo de las mafias del narcotráfico de Colombia o de México.

A medida que pasan los días, van saliendo más noticias sobre este escándalo que, por sus características, enloda al país y que debe tener una o varias respuestas con investigaciones eficientes que lleven a despejar todas las dudas y sospechas que está generando este hecho megadelictivo.

El Ministerio de Gobierno debería haberse puesto de inmediato a la cabeza de una profunda investigación sobre los supuestos vínculos del General. Fue bueno que se hubiera detenido a sus inmediatos colaboradores del Centro de Inteligencia, pero fue negligente el que nadie hubiera hecho nada para impedir que la esposa del acusado entrara a las oficinas de éste, quemara documentos que debieron haber sido importantísimos y reveladores, y que hubiese tenido el tiempo suficiente para desaparecer.

Cuando menos, al principio se obró con lentitud porque inmediatamente conocida la detención de Sanabria en Panamá se debió haber obtenido una orden judicial y allanar su vivienda y sus oficinas en busca de documentos y elementos que apoyen la investigación.

No se sabe si ya lo han hecho, pero debe darse con quienes cargaron los contenedores con droga y minerales para sacarlos de Bolivia; con quienes ordenaron que no se revisara las cargas. Debe investigarse de dónde salió tanta cantidad de cocaína. Ahora ya se habla en el diario El Mercurio, de Chile, que el General hizo 13 envíos de cocaína al exterior, con un peso total de casi cinco toneladas, desde el 11 de febrero de 2010.

¿Se ha investigado si esa droga no fue incautada bajo su gestión como jefe de la FELCN? ¿O quiénes podrían suministrar semejante cantidad de cocaína al General? ¿O si éste protegía a narcotraficantes que mandaban la droga? ¿Desde cuándo el General se dedicaba a traficar?

Hay mucho por conocer y mucho más por investigar. El Gobierno está llamado a no escatimar ningún esfuerzo para hallar a todos los integrantes de la banda policial que ha tenido que contar con participación de civiles, aviesos narcotraficantes, que se incrustaron nada menos que en uno de los más importantes ministerios del Gobierno para desde ahí dirigir sus operaciones sin levantar sospechas.

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El Diario: Bolivia sin soberanía ni seguridad alimentaria

De manera contraria a los ofrecimientos del programa del Estado Plurinacional con el se que maneja las riendas del país, actualmente en Bolivia no existen la seguridad ni la soberanía alimentaria, conceptos que se los estuvo predicando desde hace años y que se ofreció superarlos desde el uso del poder político. En forma específica, la agricultura boliviana no abastece a la población y es necesario hacer importación de grandes cantidades de alimentos básicos. Esos fenómenos habían dejado de presentarse desde hace unos cincuenta años y se pensaba que no volverían a ocurrir.

Confirmando esa noticia, el Instituto Nacional de Estadística (INE) acaba de anunciar que sólo en el mes de enero pasado, el Estado Plurinacional importó casi 470 millones de dólares, suma apreciable que demuestra con claridad que el pueblo boliviano se está alimentando de productos extranjeros y que ha dejado de consumir productos nacionales, porque éstos ya no se los produce en el país.

Esa información numérica es todavía más grave porque en relación con enero del año pasado, la importación de alimentos subió en casi 77 millones de dólares. En efecto, en el primer mes del 2010 sólo se importó 391 millones de dólares, dato que comparativamente permite concluir que las importaciones de alimentos crecieron aproximadamente en 20 por ciento, porcentaje que en realidad es muy preocupante.

La crecida compra de alimentos extranjeros confirma que las políticas agrarias del Estado Plurinacional están originando que el país deje de producir sus alimentos y se vea obligado a depender de las importaciones, vale decir que se trata de políticas inadecuadas que se basan en el error, pues de otra forma se habría registrado menor importación de alimentos. Se debe destacar que las importaciones bolivianas se refieren en alto porcentaje a “alimentos elaborados”, los mismos que fueron traídos de países extranjeros en la enorme suma de 31 millones de dólares, cantidad superior a la de enero del año pasado que sólo alcanzó a 21 millones de dólares, o sea en alrededor del 50 por ciento.

A la importación de “alimentos elaborados” se debe agregar que el Gobierno del Estado Plurinacional está importando maíz, harinas, trigo, aceite, arroz y otros productos de la canasta familiar en proporciones crecientes. Se debe señalar que esas importaciones se las hace con altos costos y que tales productos se los vende a la población en la mitad de su precio, originando pérdidas considerables que no se sabe cómo subsana el Estado Plurinacional.

No se debe dejar de tomar en cuenta para esta falta de producción propia de alimentos, la actividad del contrabando, que atiende en alto porcentaje los requerimientos de los consumidores. Es conocido que en los mercados de las capitales departamentales y provinciales del país se vende artículos importados, como verduras, cereales y fruta. Se debe recordar que el 70 por ciento de la fruta que se vende en los mercados de La Paz es de origen extranjero.

Entre las causas de esa alarmante situación están la reducción de las áreas cultivadas, la caída de la productividad por hectárea, la sustitución de cultivos de alimentos por el cultivo de la hoja de coca, la competencia desleal de productos importados por el Gobierno y comerciantes privados, la falta de seguridad jurídica, legislación obsoleta y contraria a los intereses de los agricultores, el abandono de los campos y aspectos climáticos que no es necesario citar. En todo caso, el pueblo boliviano ha llegado a confirmar en los hechos que carece de seguridad en la provisión de alimentos y que la llamada soberanía alimentaria ha desaparecido y fue una oferta demagógica.

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El Mundo: Despistados

Todo hace suponer que el problema del narcogeneral ha sorprendido a las autoridades de Gobierno de la misma manera que al común de la ciudadanía que trata de explicarse cómo una persona que gozaba de la confianza de las autoridades, se ve involucrada en un problema que hasta donde se conoce, ya ha excedido los limites presumibles.

Lo que no acaba de comprender la ciudadanía es la forma en que han reaccionado las autoridades y que no hacen otra cosa que llevar el tema por caminos que a todas luces no son los apropiados para tratar de esclarecer la situación y por el contario, tratan más bien de distraer la atención.

Siguiendo un poco la cronología, en el momento de conocerse el hecho, el Presidente atribuía la situación a la DEA que según él, trataba de echar sombras sobre su Gobierno y a las autoridades de Estados Unidos, el imperialismo persiguiendo a sus víctimas.

Sin embargo, el problema no nace precisamente en el país del norte sino en los vecinos afectados por el hecho de haber sido utilizados como un punto de tránsito para el traslado de los contenedores hacia el norte, lo que sabemos y nos queda claro, es que los carabineros chilenos lograron las evidencias para denunciar el tráfico y ello permitió que la policía de Panamá detenga a la cabeza del grupo y la envíe, con su ayudante, a los Estados Unidos que era el destino final de la mercancía.

El Ministerio de Gobierno muestra su molestia porque no se le había avisado que se estaban haciendo las investigaciones, tratando de ignorar que su despacho era y es parte de las sospechas, ya que el jefe del operativo era uno de sus más cercanos colaboradores; sin embargo, disimula deteniendo a algunos policías que trabajaban en sus oficinas junto al general detenido.

El Vicepresidente sale por otro lado y termina acusando a los medios de comunicación de crear dificultades al Gobierno, por haber dado muchos detalles de una noticia que da vueltas al mundo y que muestra al país como centro de una operación del narcotráfico que no deja de ser interesante y comprometedora y la audiencia espera conocer todos los detalles, cosa que también debería interesar a las autoridades.

El último paso resulta todavía más extraño ya que continuando con la ventilación del problema, el Presidente del Estado Plurinacional decide cambiar al jefe de la Policía, olvidando deliberadamente que el “narcogeneral” había dejado de pertenecer a la institución del orden por encontrarse jubilado, pero que fue acogido por el Gobierno por su experiencia en el tema de narcóticos.

La orden que se ha dado al nuevo jefe policial es la de limpiar la institución de la corrupción, el hecho se ha denunciado en varias oportunidades y por diferentes temas, pero en el caso actual que parece ser el origen de la decisión, la Policía como institución estaba al margen de la situación y el problema parece estar a otros niveles.

No estaría demás recordar al Presidente que al comenzar el año aseguró su decisión de gobernar atendiendo el clamor popular. En el momento actual, los sectores sociales piden la sustitución del Ministro de Gobierno, en cuyo despacho de ha gestado una operación que si bien era conocida en forma velada, lo último que se esperaba era que nazca en esas instancias del Gobierno.

Mientras la Policía anunciaba que en el país estaba actuando un cártel colombiano del narcotráfico, los encargados de controlar la situación ignoraban que el coordinador de los cárteles y encargado de distribuir la mercancía estaba instalado en el Ministerio de Gobierno, aunque la autoridad en esas funciones lo desconocía.

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Opinión:

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Clarín, Argentina: Distorsiones y costos por la política energética oficial

La política energética oficial derivó, en los últimos siete años, en un creciente déficit en todo el arco de la oferta energética, que fue cubierto con subsidios e importación de combustibles y que causó aumentos de costos e interrupciones en la producción en el sector privado, así como cortes de electricidad domiciliaria.

El aumento de la actividad interna y de los precios de los combustibles en el mercado internacional crearon, por una parte, la necesidad de aumentar la oferta, pero también, las condiciones propicias para la inversión en nuevas y tradicionales fuentes de energía.

Sin embargo, el Gobierno, lejos de tomar en cuenta esas necesidades y posibilidades eligió una política de subsidios al consumo que mantuvo bajos los precios de la energía, una decisión que pudo estar justificada en los primeros momentos de la pos crisis, pero que luego perdió sentido con la recuperación del empleo y del ingreso y que prácticamente eliminó los estímulos a las inversiones en el área.

Un reciente documento elaborado por ex secretarios de Energía de diferentes gobiernos analiza el sector energético y pone de manifiesto las distorsiones y costos de semejante orientación y la carga que supone para el futuro inmediato.

Según el mismo, entre 2003 y 2010 la demanda eléctrica aumentó un 44%, mientras la capacidad instalada lo hizo en sólo un 21% y para cubrir la brecha existente sería necesario una capacidad de generación equivalente a ocho centrales atómicas Atucha. Un dato dramático de este cuadro es que la construcción de esas centrales costaría una suma equivalente al 60% de los subsidios pagados por el Gobierno en el período considerado.

En el área petrolera, hubo una fuerte reducción de las inversiones en la exploración petrolera que se tradujo en una caída del 18% en la producción de petróleo y del 8% en la de gas. También cayeron las reservas, en lo que se considera un hecho sin precedentes en los últimos cincuenta años, lo cual implica una pérdida de recursos por un monto estimado en 100.000 millones de dólares.

Para compensar la reducción de la oferta se realizaron importaciones de combustibles, las cuales aumentaron un 711% desde 2003, dando lugar a un creciente déficit de divisas en el renglón energético.

A esto debe agregarse que tanto algunas compras externas de combustible -como las realizadas en Venezuela-, como los subsidios otorgados, se han llevado a cabo con escasa transparencia y están, por ese motivo, cubiertos por un manto de sospecha. Actitud comprensible si se tienen en cuenta los numerosos casos de manejo discrecional y oscuro de dinero público, que han dado origen a numerosas causas judiciales.

Todo indica que la política energética oficial se profundizará en el corriente año ya que, por motivos electorales, no se modificarán las tarifas, lo cual obligará a aumentar subsidios e importaciones y provocará crecientes costos en las empresas que ven obstruida su actividad y/o tienen que invertir en fuentes alternativas de energía. Como esta orientación no es sustentable en el tiempo, especialmente si se mantienen elevados los precios del petróleo, en un futuro cercano llegará la hora del sinceramiento de la explicitación de los costos económicos y sociales de la política actual. Sólo es de esperar que, en se momento, se formule, finalmente, una estrategia de largo plazo para la generación de energía.

La política energética oficial ha derivado en una pérdida de reservas de gas y petróleo, un aumento en la oferta eléctrica menor al de la demanda y en un creciente déficit de divisas en el sector. El déficit de la oferta fue compensado con subsidios y ocasionó trastornos en el consumo domiciliario y costos en el sector privado. Esta política no es sustentable y debe dar lugar a una estrategia de largo plazo.

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