Álvaro en el País de las Maravillas

garcia_linera_334 El vicepresidente (¿co-presidente?) del Estado Plurinacional fue el encargado de dar el discurso de clausura en el primer Congreso Internacional YPFB Petróleo Gas, realizado en Santa Cruz de la Sierra.

Álvaro García Linera aprovechó el momento para pintar una suerte de País de las Maravillas, casi una superpotencia económica en ciernes. Según el segundo mandatario, Bolivia está en vías de convertirse en “el polo industrial de Sudamérica”, afirmación demagógica que podría haber obnubilado a otro auditorio pero que en este caso arrancó sonrisas y cruces de miradas entre los asistentes al foro.

Según Álvaro, el país tiene materias primas “a lo largo y ancho del territorio nacional” para asumir ese rol: “Tenemos hidrocarburos, litio, hierro, plomo, plata y otros productos para que Bolivia sea una potencia económica regional con la perspectiva de consolidar la relación natural con los mercados del Asia, Europa, Norteamérica y Latinoamérica”.



La realidad suele ser más modesta y compleja que los artificios construidos por los discursos de los gobernantes, máxime cuando estos encarnan proyectos mesiánicos o refundacionales. Lo cierto es que, si bien Bolivia cuenta con importantes riquezas naturales, éstas no significan por sí mismas una garantía de desarrollo, ya que la verdadera clave para el crecimiento está en la riqueza cultural que representan los recursos humanos, la educación científica y tecnológica, además de una organización social que estimule y respete la iniciativa y creatividad de los ciudadanos, brindando seguridad jurídica y un clima de estabilidad.

Pensemos, por ejemplo, en el caso de Japón, casi despojado de recursos naturales relevantes y que empero conquistó un sitial entre las principales economías del planeta. Sin la auténtica riqueza que significa una cultura económica y social basada en la libertad y la educación, la riqueza natural puede ser dilapidada, como de hecho ha estado sucediendo en el gobierno de Evo Morales, que no supo invertir los frutos de la pasada bonanza externa.

Tenemos hidrocarburos, en efecto, pero los shows “nacionalizadores” y la dependencia hacia Hugo Chávez arrojan como resultado tangible la pérdida de los mayores mercados regionales, como Brasil y Argentina, que se encaminan a la autosuficiencia energética para no tener que seguir lidiando con el inestable socio boliviano.

En efecto, una nueva tecnología que permite recuperar gas de arcilla tendrá como consecuencia que Argentina pueda explotar la friolera de 760 tcf de reservas estimadas, hallazgo gigantesco que dejaría reducidos al enanismo a los yacimientos bolivianos.

La realidad no se parece demasiado al auto-aplaudido modelo extractivista/rentista de Chávez, Evo y Álvaro…

[email protected]