Sacarle el alma a Mojos

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El reciente conflicto por un escaño indígena en la Asamblea Legislativa de Santa Cruz, tiene mucho más de trasfondo del que se cree a simple vista.

Si recapitulamos nuestra historia nos encontramos con el hecho de que la fundación del 26 de febrero de 1561 dio luz a la capital de la recién creada gobernación de MOJOS. Nuestro fundador Ñuflo de Chávez planteó desde el inicio un proceso caracterizado por una “voluntad de autodeterminación” exigiendo un proyecto distinto al del resto de la colonia ubicado en las regiones montañosas de Los Andes y que contaban con riquezas extractivas mineras, cerros ricos que dieron lugar al montaje de un gran aparato colonial expresado en las Audiencias de Lima y Charcas.



El proyecto fundador de Ñuflo de Cháves planteó la decisión de separarse de la Gobernación del Paraguay, creando por orden del Virrey del Perú Andrés Hurtado de Mendoza la Gobernación de MOJOS el 15 de febrero de 1560. Este hecho marcó desde el inicio un conflicto entre centralidad del poder y economía versus regiones en desarrollo, que ha marcado toda nuestra historia matizándola de hechos de sangre y violencia, acercamientos, concesiones y exigencias de mayor autonomía y autodeterminación. Un lento proceso de acomodo y lucha entre el Centro y la periferia- región.

La fundación nació por tanto dentro de una contraposición de intereses, entre los cuales podemos citar la interpretación distinta que se planteó respecto a la función principal de Santa Cruz de la Sierra. Para los cruceños se trataba esencialmente de sentar una base o punto de partida, desde donde era posible llevar a cabo el descubrimiento de MOJOS y las entradas a las minas de Itatin. Esto se contraponía en cambio a la visión geopolítica de las autoridades coloniales, según la cual los cruceños debían encargarse del control y la defensa de la frontera chiriguana para la protección de la Audiencia de Charcas, de vital importancia económica y política.

MOJOS es un hito en nuestra historia, teniendo por lo tanto un alto valor simbólico y un enorme capital de identidad. Este es uno de los motivos subyacentes a la encarnizada pelea que se libra ahora entre el Ejecutivo nacional masita y el máximo órgano parlamentario de la gobernación cruceña a saber la Asamblea Legislativa Departamental y que se expresa en la negativa del Mas a darle un curul y asiento a la etnia mojeña y la enorme maquinaria que ha desplegado utilizando al Órgano Electoral y Judicial para imponer la supuesta representación de una etnia yuracaré-mojeña inexistente, un híbrido con base de representación política pero carente de representación étnica indígena-originaria.

El actual conflicto no está exento del deseo de borrar todos los rastros del simbolismo que liga al proceso de autonomías que se ha iniciado en el presente con nuestro momento fundacional, apelando a todos los elementos y tesis que ha elaborado el vicepresidente Álvaro García Linera para dar marcha a un país en el que no se respete la historia transcurrida en nuestros pueblos, y en el que a nombre de un retorno a los pueblos originarios, se descubre la intención de echar un manto de olvido, generar una amnesia inducida para olvidar el proceso histórico-social –político que hemos vivido a lo largo de la colonia y república y que ha generado la identidad cruceña, profundamente imbricada en un proceso de mestizaje con núcleos de etnias originarias, proceso todo que ha dado lugar a la cosmovisión cruceña y a la convivencia cruceña donde los distintos no se repelen ni se rechazan, y más bien buscan el respeto y reconocimiento mutuo. En nuestro departamento tenemos culturas vivas que son consideradas como patrimonio cultural de la humanidad y ese es más bien un capital humano, social y cultural que debemos seguir preservando sin dar paso a distorsiones que tan solo tienen fines ideológicos y político partidarios.

Prueba de que el paso de la historia no se pude hacer desaparecer de un plumazo es el hecho de que el mismo Estado Plurinacional ha planteado gobernaciones como régimen político administrativo. Las asambleas departamentales que ya se han dotado de estatutos plantean a su vez la inclusión indígena correspondiente y a la que nadie se resiste. Se trata por lo tanto de un proceso de inclusión absolutamente necesario pero no de retorno al pasado en una máquina del tiempo.

Pero como la manipulación del presente régimen de gobierno no tiene límites, se viene insistiendo en la aplicación forzada de una tesis del vicepresidente García Linera, que en un escrito que se le atribuye y que intitula Contrahegemonía y dominación K´hara, plantea: “lo que se busca desde una visión indígena es destruir la dominación simbólica del mundo k’ hara, es decir, la legitimidad de la representación subjetiva de lo "boliviano" y lo "occidental"… Para ello será necesario debilitar el capital cultural de la sociedad k’ hara… (violencia simbólica)…” El texto habla de quitarle el alma a los k´haras, quitarles la identidad, planteando las estrategias de violencia simbólica que se deben utilizar hasta “matar su alma”. “La lucha simbólica del poder impulsada en esta última etapa tiende a quitar al mundo k´hara, boliviano occidental, la legitimidad de su existencia, es decir, su razón de existir socialmente, la razón que justifica su existencia, su forma de vida… Quitarle al k´hara su capital económico, social, cultural y político se convierte por tanto en una estrategia de poder mucho más incisiva y sutil… Empobrecer al k´hara, romper sus relaciones sociales y mecanismos de ascenso y reproducción social, menospreciar la formación académica, sus meritos y reconocimientos, así como destruir sus referentes simbólicos, pertenencia, nacionales (himno, bandera, etc), todo ello busca quitarle su sentido de vida…” dice esta tesis de deslegitimación de nuestra historia y nuestros ancestros inclusive, que ahora para barrer la identidad mojeña, intentando borrar así un hito y marca importante de nuestra fundación, se los condena a convertirse en un hibrido sin identidad propia, los llamados yuracarés-mojeños.

Estamos recibiendo un nuevo ataque político, cultural, identitario, simbólico, en el intento de quitarle a esta tierra su alma pródiga. NO ES POCA COSA.

Es necesario que defendamos nuestro capital cultural, nuestras raíces étnicas genuinas, que sigamos haciendo historia y no pasemos a dejar que nos distorsionen nuestra historia con tesis de raigambre político-ideológico y con fines de acaparar el poder generando una colonización interna. Claro que esto implica un sacrificio, incluso en el colmo del abuso nos están castigando con la cárcel, pero no podemos convertirnos en cómplices de este genocidio antropológico e histórico, con el que nos apuñala un proyecto de poder que no repara en conseguir su botín de guerra a cualquier precio.