Sacha Llorenti. Ministro de Gobierno | «Mis sinsabores son la corrupción y la burocracia»

A días de destituir al comandante de la Policía, Ciro Farfán, dice que estas medidas tratan de fortalecer la institución del orden. Asegura que los gobernadores no volverán a ser jefes de la Policía porque eso atentaría al mando único policial

imageTransformaciones. El ministro aclara que el jefe de la Policía gana más que él



El Deber, Pablo Ortiz

No es el mejor momento para ser ‘el inquilino’ del Ministerio de Gobierno. Por donde se mire, la casona de la avenida Arce está llena de uniformados justo en el momento en que el Gobierno ‘purga’ la institución. Ni siquiera la decoración se salva de la influencia policial. El gusto por el cuero negro y los tapizados verde olivo se cuela por los sillones y las mesas de trabajo. En ese escenario trabaja Sacha Llorenti, tal vez el ministro más cuestionado del gabinete de Evo Morales y tal vez el hombre más presionado por su entorno uniformado. Canoso, cansado, con un megavaso de mate de hierbas en la mano, se sienta en la cabecera de la mesa verde y durante una hora dirá que tiene los nombres de quienes le provocaron cada nueva cana que peina; que no presta oído a las amenazas y que está harto de la corrupción y la burocracia en el ministerio y la Policía.

– El presidente dio a Ciro Farfán un plazo de 90 días para acabar con la corrupción en la Policía, pero la corrupción se terminó llevando al comandante, ¿cómo enfrentará ahora este proceso?

– Estamos en un verdadero proceso de refundación de la Policía boliviana y es irreversible e imprescindible. Es una de las instituciones más importantes que tiene el Estado y por lo tanto debe brindar servicios en el marco de las exigencias de la sociedad. Uno de los principales problemas es la corrupción. La ciudadanía sabe, conoce, vive y padece las distintas situaciones de corrupción dentro de la Policía. El objetivo de ese plazo era que salgan propuestas para cambiar.

– ¿Y salieron?

– Todavía no. Vamos a trabajar con el comando de la Policía para realizar nuevas propuestas. Pero nosotros ya hemos empezado, tenemos cuatro medidas: la primera es la reforma al sistema de ingreso a la academia y a la escuela básica. Ese era un foco de corrupción, era un secreto a voces que se cobraba por entrar, que había cupos… Los cadetes han ingresado con otra mentalidad, no con la mentalidad del que paga $us 4.000 que deberán ser ‘recuperados’. El segundo gran paso es la ley 101 que le devuelve la jerarquía, la disciplina y establece instrumentos eficaces de lucha contra la corrupción en la Policía. Ahora si hay un caso de connotación importante en el día los policías son suspendidos sin goce de haber y son dados de baja en semanas, no en años. El tercer gran pilar es la transferencia del servicio de identificación y de licencias a control civil. Estas no son funciones policiales.

– ¿Pese a que siempre se dijo que eran tareas de seguridad?

– Son temas de seguridad pero no necesariamente las tiene que administrar la Policía. Esta medida nos permitirá de manera casi inmediata tener por lo menos 1.000 efectivos para seguridad ciudadana. La cuarta medida es un consejo interinstitucional y ciudadano de reforma de la currícula de los institutos policiales.

– ¿Cuánto dinero se necesita para implantar planes como la nueva cédula de identidad?

– No me gustaría adelantarme y entrar en detalles porque todavía no ha salido la ley. Queremos que los nuevos documentos estén garantizados. Ahora tenemos casos en los que 10 personas tienen el mismo número de carné y también el caso en que una persona tiene 10 cédulas. El Tesoro tendrá que hacer un sacrificio presupuestario.

– Da la impresión de que se quiere ‘civilizar’  la Policía.

– Es una institución civil pero vertical, que se basa en la jerarquía y la disciplina. Nosotros vamos a ser los primeros en defender el mando único, en contraposición a la propuesta del estatuto autonómico de Santa Cruz, no solo por cuestiones constitucionales sino por cuestiones de seguridad.

– Pero hay experiencias exitosas, donde una región invirtió en capacitar a los policías más allá de que la institución siguió siendo nacional. Una de ellas es Bogotá, ¿por qué no toman esas experiencias?

– Pero esa no es la propuesta del gobernador de Santa Cruz, sino crear policías departamentales y así tendríamos policías de primera, segunda, tercera y cuarta de acuerdo con el presupuesto de cada departamento.

– Sin embargo, la situación actual es insostenible, porque no hay coordinación entre el Gobierno y los departamentos.

– Lo que hay que mejorar es la coordinación. Con la mayoría de las gobernaciones no tenemos ningún inconveniente y nuestra intención es coordinar con todas, sean de la oposición o del oficialismo. En estos temas no existen diferencias.

– ¿Volverá el gobernador a ser comandante de la Policía?

– No, porque para nosotros hay que preservar el mando único de la Policía.

– ¿Qué hacemos con las crisis de confianza?

– Mejoramos la coordinación, tenemos que tener experiencias que nos permitan superar estas diferencias. Esperamos que la cumbre nacional pueda tener elementos concretos de cómo podemos fortalecer al Estado en sus distintos niveles de lucha contra la delincuencia.

-  Los policías ganan tan poco que cuesta creer que se puedan mantener con ese dinero, ¿fomenta eso la corrupción?

– El salario mínimo de un policía recién egresado es de Bs 1.700 y el comandante gana más que el ministro de Gobierno. Hay que mejorar las condiciones de ingresos, de trabajo, infraestructura. A nosotros nos gustaría que la cumbre defina qué va aportar el Gobierno nacional, el departamental y el municipal para fortalecer las capacidades de la Policía. Me gustarían proyectos concurrentes de construcción de vivienda policial, de compra de equipamiento. ¿Qué pasa en Santa Cruz? Han comprado un sistema de cámaras y no está siendo utilizado como debiera. La desconfianza hay que superarla.

– Fue destituido Farfán y ascendió el subcomandante Jorge  Santiesteban,¿qué garantiza que él no esté al tanto de la clonación de placas?

– No podemos hacer escarnio de las instituciones. Le depositamos la confianza al nuevo comandante y esperamos que estas transformaciones sean entendidas como medidas de fortalecimiento de la Policía. La Policía no va a perder sus ingresos por identificación de licencias.

– ¿Se premió a Santisteban con la comandancia por haber participado en el operativo del hotel Las Américas?

– Creo sinceramente que ese operativo es una de las páginas más significativas de la historia de la Policía, porque nos libró de un grupo terrorista y separatista, pero no se lo ha premiado a Santiesteban. En este caso en particular se lo puso a Farfán como comandante porque era el primero de su curso. Santiesteban era subcomandante y, establecida esta jerarquía, le correspondía asumir la comandancia. Es una cuestión muy lógica institucionalmente.

– ¿Su intranquilidad mayor comenzó con la caída de Sanabria por narcotráfico?

– Hemos trabajado con la misma consigna de siempre: cuando identificamos un caso de corrupción o violación de las leyes actuamos con la mayor fuerza sin importar de quién se trate.

– ¿Cómo recibió la noticia?

– Tampoco era una persona tan allegada. Lo que hicimos fue actuar de manera inmediata. Ese mismo día, en pocos minutos empezamos la desarticulación del equipo.

– ¿Ya está desarticulado?

– Está desarticulado en parte.

– ¿Dentro del propio ministerio también?

– En el ministerio no, porque era una institución de policías y la mayoría ya está en la cárcel. Se ha avanzado en la desarticulación de la red y creo que queda un trabajo por hacer de investigación y aprehensiones. Hemos actuado con una celeridad importante, en coordinación. Hemos recibido información del propio encargado de negocios de Estados Unidos.

-¿Ahí sí hubo coordinación con la embajada?

– Hemos recibido información que ha sido muy útil de la embajada para detener a varios de los miembros de esa banda.

– ¿Le molestó que no le hayan dado información antes?

– Eso hubiera sido lo ideal, pero bueno, se dieron los hechos tal y como sucedieron.

– ¿Qué expectativa tienen del juicio contra Sanabria?

– Sanción, sanción y sanción a todos los responsables. El narcotráfico es un delito transnacional.

– ¿Y pese a ello sigue afirmando que no hay cárteles en Bolivia?

– Hay gente de organizaciones que pueden estar o no, pero no hay cárteles instalados en nuestro país. Nuestra debilidad en narcotráfico es tecnología, radares, aviones de intercepción, helicópteros, comunicaciones. Estamos hablando muy bien con Brasil en temas de cooperaciones.

– Juan Ramón Quintana dijo que hay que reformar el Ministerio de Gobierno, ¿qué opina?

– Por supuesto que hay reformar y ya hemos anunciado algunas medidas, como la desaparición de Dircabi. La segunda medida es la reforma del propio ministerio a mediano plazo, la transferencia del sistema penitenciario al Ministerio de Justicia; la tercera es la modernización de nuestro sistema migratario; la cuarta es la tarea de transformación de la Policía. Hay que hacer reformas.

– ¿Cuál ha sido su mayor sinsabor?

– El sinsabor es que uno tiene que asumir responsabilidades por cosas que no ha hecho o de otras personas. Los dos sinsabores más grandes son la corrupción y la burocracia, que son mis dolores de cabeza. Cada una de estas canas son culpa de la corrupción y la burocracia. Cada una tiene un nombre y será vengada (en tono de broma).

– ¿Ha recibido amenazas?

– No comento esas cosas, es darle importancia a cosas que no ameritan.

– Alguna felicidad habrá tenido…

– La posibilidad de aportar al proceso de cambio, de trabajar, de llevar esta transformación.

– ¿Ha sido injusto alguna vez?

– ¿Injusto? Preferiría que otra gente califique eso. Siempre he tratado de actuar en el marco de la ley, defendiendo el proceso.

– ¿Ha perdido amigos?

– No solo eso, sino que me he ganado muchos enemigos, pero no me estoy quejando, por si acaso, así nomás es la vida.

       Ping-pong     

Derechos humanos. Mi esencia.

Caranavi. ¿Caranavi? Una decisión difícil pero necesaria y nuestro firme deseo de que se encuentre a los responsables de esas muertes.

General Sanabria. Una vergüenza para la Policía, pero al mismo tiempo un llamado a la lucha contra la impunidad. En una palabra: cárcel.

Embajada de EEUU. Dignidad y soberanía primero.

Corrupción policial. Permanente dolor de cabeza, no solo la corrupción en la Policía sino también en el propio ministerio.

Narcotráfico. Reconocimiento de la comunidad internacional a los esfuerzos que hace Bolivia.

Evo. Radicalmente honesto, trabajador, patriota. Encarna el proceso que lleva adelante. 

Caso Rózsa. Ha sido la desarticulación de la amenaza más seria que ha sufrido Bolivia de desmembramiento territorial.