Situación desesperante

Recuerdos del presente – Humberto Vacaflor Ganam

Mientras el gobierno y el periodismo dócil juegan la pantomima de las rebeldías concertadas, nadie presta atención a la gravedad de la situación de las exportaciones de gas natural. El motín a bordo en el sistema de información no deja observar la gravedad de las exportaciones de gas natural.

El déficit de la producción respecto de los compromisos de exportación pasará a ser dramático a fines de este mes, cuando Argentina ponga en operación el gasoducto que le permitirá pedir a Bolivia los 27,7 millones m3/d a que tiene derecho por un contrato firmado en 2006.



En ese momento faltarán 20 millones m3/d, pues la oferta comprometida total habrá crecido de 42 a 62 millones, con un déficit de 20 millones.

Y el contrato dice que si Bolivia no puede entregar el volumen comprometido, tendrá que pagar en efectivo.

Muy previsor, el gobierno argentino tendrá listas para ese día dos estaciones de regasificación, una en Escobar, con capacidad de recibir 15 millones m3/d en gas natural licuado y una en Bahía Blanca, con capacidad depara 12 millones.

Por lo tanto, si Argentina quisiera, podría decir a Bolivia que si no puede entregar el gas natural convenido, se haga cargo de las facturas del gas natural licuado que recibirá en esas estaciones desde Dakar o Kuwait.

El precio de ese gas superar en 30% al del gas boliviano. Esa factura será la que deba pagar Bolivia, en caso de que Argentina proponga esa solución.

Por lo tanto, en ese momento, la situación insostenible, como la definió el presidente Evo Morales el 27 de diciembre pasado, habrá pasado a ser desesperante.

Si las subvenciones para el mercado interno hacían insostenible la situación, el pagar las facturas argentinas la hará desesperante.

Las empresas petroleras han comenzado a dar señales de que no quieren ser responsabilizadas de esta catástrofe. La Total acaba de revelar que las estimaciones sobre la capacidad del pozo Aquío, festejadas con bombos platillos por el propio presidente, fueron exageradas.

Si Aquío hubiera podido entregar 6,5 millones m3/d, como dijo el propio presidente de YPFB, Carlos Villegas, alguna esperanza, por lo menos futura, hubiera habido para cumplir el compromiso con Argentina. Pero la producción sólo será de 0,5 millones m3/d según dice la empresa.

Sin mencionar que para aumentar la producción, ya sea en San Alberto, San Antonio, Margarita o incluso Aquío sería preciso traer equipos de perforación del exterior. Demora un año traer uno de esos equipos.

Y hay que traer tubos de acero. Ahí el asunto es más grave, porque las listas de espera para comprar tubos hablan de entregas dentro de tres o cinco años.

Más grave todavía: el país que produce esos tubos es Japón, que ahora está afectado por el tsunami.

Es decir que estamos, en el tema gasífero, en jaque mate. Los errores, las improvisaciones, las mentiras y el periodismo comprado no sirven para nada.

Los fuegos artificiales que el gobierno arma con maestría para distraer la atención no distraen a la realidad. El circo sobre la próxima elección sólo confunde a los incautos.

Está pendiente la propuesta de que Bolivia se declare en quiebra hidrocarburífera.