Bolivia. Matan a violador y revive tema de niños en la cárcel

Palmasola. Un violador fue linchado en el penal por tener fotos y videos de niñas a las que abusaba. Hoy se tratará el tema de la presencia de menores en la cárcel. Falta de programas trunca ayuda a familias de los reos.

image Reincidente. Esta es la ficha del convicto asesinado, Sabino Paredes Condori

El Deber, Berthy Vaca Justiniano



Matan a violador y revive tema de niños en la cárcel

Santa Cruz: Violencia. Un violador, condenado a 25 años, fue linchado en el penal por tener fotos y videos de niñas a las que abusaba. Hoy se tratará el tema de la presencia de menores en Palmasola

Fotografías y videos de niñas desnudas y en actos sexuales grabadas en la memoria del teléfono celular del recluso Sabino Paredes Condori (63) significaron su tácita condena de muerte, pues una turba enardecida lo linchó a golpes la noche del lunes en el ambiente de régimen abierto de la cárcel de Palmasola, acto que reabrió la vieja polémica sobre la presencia voluntaria de las mujeres e hijos de los presos en el penal.

Según datos oficiales, 452 niños cohabitan actualmente con sus padres en Palmasola y alrededor de 600 mujeres viven encerradas de manera voluntaria con sus maridos en el centro penitenciario poblado hasta ayer con 3.267 internos, la mayoría recluidos en condiciones de hacinamiento.

El pederasta ‘ajusticiado’, que purgaba una pena de 25 años precisamente por el delito de violación, fue sometido a intensos momentos de pánico a lo largo de ocho horas, durante las cuales pidió perdón, pero no hubo clemencia. Todo empezó a las 15:00, cuando Paredes alzó el grito al cielo al percatarse que le habían robado su celular, reclamo que resultó peor para él, pues el autor de la sustracción descubrió las impúdicas imágenes de dos chicas, hijas de un interno, y dio aviso al padre y a los encargados de la disciplina.

“A las 23:05 del 13 de junio, el coordinador de disciplina Armin Serrudo Ramos, me dio parte de un posible linchamiento por la violación de dos niñas de entre 5 y 8 años, luego de hallar el celular con fotos y videos de las chicas desnudas. Ingresamos al sector denominado El palomar, frente a la cancha, al cuarto del interno Sabino Paredes Condori, que se encontraba rodeado del personal de disciplina, como también del señor Maiber Romero (regente), quienes lo resguardaban, pero los demás reclusos sentenciaron que Paredes no iba a salir vivo de la situación. Luego entré al cuarto del señor Manuel V.N., padre de las niñas, donde el acusado se disculpó, mientras la población entera se aglomeró en la cancha portando palos. Intenté persuadirla para evacuar al supuesto agresor, pero los internos reaccionaron arrojándonos botellas; nos rebasaron y sacaron a la víctima del cuarto golpeándola hasta morir para luego retirarse a sus pabellones. Cabe hacer notar que ingresé con siete policías, pero resultaron insuficientes, por lo que el señor Serrudo nos protegió haciendo un círculo con su personal de disciplina y nos sacó del lugar, ya que los ánimos estaban muy exaltados y nuestras vidas corrían peligro”, manifiesta en su informe el mayor Tito Lucero, jefe de seguridad interna del penal.

El cuerpo de Paredes, oriundo de La Paz, fue levantado legalmente por la Felcc y trasladado a la morgue del hospital San Juan de Dios, donde el médico forense Hugo Cuéllar certificó que la muerte se debió a un traumatismo cráneofacial a consecuencia de golpes.

Juan Carlos Justiniano y René Arce, director de Régimen Penitenciario de Santa Cruz y gobernador de Palmasola, respectivamente, informaron de que el violador tenía más de 20 fotos y al menos siete videos con chicas de entre cinco, ocho y 12 años, a las que abusaba en su cuarto.

Arce manifestó que el individuo se ganaba la vida arreglando zapatos con su máquina especial para coser calzados, pero atraía a sus víctimas con una bicicleta, que alquilaba a las niñas a precios bajos para que dieran vueltas por el sitio. Sin embargo, la verdadera intención eran los vejámenes.

Las autoridades penitenciarias anunciaron para hoy, a las 10:00, una reunión del consejo penitenciario para tratar la permanencia de niños y mujeres en la cárcel, puesto que el riesgo de violaciones sigue latente si se considera que los depravados sexuales componen un 10% de la población carcelaria en el país, conforme a un estudio publicado en septiembre de 2010.

Jimmy Condori Flores, subregente del PC-4, considera una exageración la cifra mencionada y afirma que en Palmasola los niños y las esposas de los reos viven en el marco del respeto implantado por los mismos internos.

Condori indicó que un acto de violencia, como el linchamiento del lunes, vuelve a ocurrir después de seis años, lo cual, en su criterio, demuestra la paz con la que se vive en el penal. “No estamos de acuerdo con que saquen a nuestros hijos y a nuestras mujeres, porque ellos nos motivan a superarnos y a reinsertarnos a la sociedad”, señaló el dirigente.

      Un llamado de atención       

Un padrino violador. Sabino Paredes Condori fue condenado a la pena máxima por violación (25 años) en mayo de 2008 por el Tribunal Primero de Sentencia, luego de comprobarse que abusó de su ahijada, de 11 años, en la av. Virgen de Luján, donde lo acusaron de violar a otras cuatro niñas.

Ambiente de riesgo. En abril de este año, EL DEBER publicó un reportaje sobre el peligro al que están expuestos los niños en Palmasola, donde viven en condiciones de hacinamiento, expuestos a enfermedades, abusos y promiscuidad.

Ayuda. Algunos niños y adolescentes presos por las necesidades de sus padres salen del penal a estudiar a un colegio de convenio. Los más pequeños reciben atención en una guardería, pero por las noches vuelven con sus progenitores.

Selección a medias. En Palmasola no hay la infraestructura adecuada para seleccionar a los reclusos. Existe un pabellón para las mujeres, Chonchocorito para los más de 200 reincidentes, el sector de régimen abierto, donde vive la mayoría de los internos; el PC-5 para los contagiados con tuberculosis y sida, y un pabellón donde recluyen a autoridades procesadas, presos por pensiones, policías y choferes infractores.

Falta de programas trunca ayuda a familias de los reos

Violencia. Los niños y las esposas se exponen a cosas negativas en el penal, pero los reclusos afirman que ellos hacen primar el respeto. Las autoridades no tienen planes para asistirlos.

imageIngreso. Los menores y adolescentes que viven con sus padres en la cárcel de Palmasola todos los días hacen el ritual de la foto, puesto que entran y salen del penal para ir a clases en un colegio de convenio

El Deber, Berthy Vaca y C. Peña y Lillo

El linchamiento del recluso Sabino Paredes Condiro, acusado de violaciones, en el penal de Palmasola, no solo ha puesto al descubierto el riesgo al que viven expuestos los niños y las mujeres de los internos, pues el problema también desnudó la ausencia de programas institucionales y la falta de infraestructura para ayudar a las familias de los presos, lo cual torna difícil su salida a corto plazo y, por lo visto, las más de 1.000 personas seguirán recluidas al lado de sus seres queridos.

La Defensoría de la Niñez y Adolescencia, encargada por mandado constitucional de proteger de oficio a los menores, informó de que se requiere de políticas sistemáticas y complementarias al régimen penitenciario. “Las cosas no pueden hacerse en solitario. Debe haber una reforma estructural profunda que lleve a prohibir el ingreso de las familias en las cárceles. Este fenómeno no es nuevo; se sabe que hay maltrato, hacinamiento y la vulneración de los derechos de los niños, pues en ese ambiente hay muchas cosas negativas. Hace años hubo un programa nacional denominado Libera mi niñez, tras el cual se creó el hogar La Esperanza, pero no fue una labor sistemática de la Prefectura”, dijo la defensora Rossy Valencia.

A decir de la encargada del Servicio de Políticas Sociales de la Gobernación cruceña, Vania Schwarn, la realidad desvelada en Palmasola será nuevamente tratada en coordinación con la Defensoría de la Niñez y Adolescencia de la Alcaldía.

“Vamos a coordinar acciones conjuntas”, indicó la funcionaria de la Gobernación y apuntó que ellos se hacen cargo de dotar de alimentos, materiales didácticos, infraestructura y mobiliario de los centros donde se atienden a los menores que no tienen familiares.

De los 70 centros de acogida que hay en el departamento, cinco se dedican a trabajar con niños y adolescentes que tienen a sus padres purgando penas en la cárcel. Uno de estos lugares está en el interior de Palmasola, donde son atendidos los pequeños hasta que cumplen seis años.

A decir de Schwarn, la capacidad de los centros bajo la tutela de la Gobernación es de 7.000 niños, aunque para aquellos cuyo problema de desamparo se debe a la reclusión de sus padres, solo hay cerca 150 cupos, número insuficiente considerando que hay 452 menores de edad viviendo en el penal.

El representante regional del Defensor del Pueblo, Hernán Cabrera, adelantó que en algunos días más se llevará adelante una cumbre nacional en La Paz para tratar este tema y afirmó que la decisión de su institución es no tener en 2012 a ningún niño viviendo en las cárceles del país.

Cabrera encarará la labor de concienciar a los padres de familia de que sus hijos no deben crecer en Palmasola. “Ellos (los privados de libertad) deben asumir la necesidad de no tener a sus hijos allí”, aseguró la autoridad.

Una de las propuestas que se piensan implementar es la creación de una escuela de padres de familia en Palmasola, donde se impartan clases para ayudar a los reclusos a conocer la realidad en la que viven sus hijos. 

La tarea de sacar a las familias de Palmasola es difícil, pero el gobernador del penal cruceño, coronel René Arce, se mostró decidido a hacerlo incluso por la fuerza. “Vamos a hacer lo que debía hacerse hace rato, que los menores y las esposas abandonen definitivamente Palmasola. Siempre hubo resistencia, pero vamos a tener que usar la fuerza para que estos hechos no vuelvan a repetirse”, dijo Arce.

Se tiene que cambiar la normativa

Sayuri Igarashi | Exdirectora de Palmasola

Para resolver el problema de los niños que viven en el penal de Palmasola junto a sus padres se debe cambiar la Ley 2298, donde se autoriza que los menores de seis años pueden estar con sus progenitores.

Sin embargo, esta normativa no establece qué se debe hacer con los niños cuando estos tienen siete u ocho años. No hay hogares suficientes para llevar a los menores fuera del penal y en la mayoría de los casos son pocos los casos donde hay otro grupo familiar que pueda hacerse cargo de la tutela del pequeño mientras sus padres cumplen una condena.

Hay proyectos para solucionar este problema y las autoridades encargadas de evitar que esta realidad se mantenga trabajan en hacer efectivas las iniciativas, pero hace falta un mayor aporte en cuanto a infraestructura, no hay suficientes centros donde se pueda albergar a estos niños.

Se tiene que poner todo de cabeza, es necesario cambiar y empezar de cero.

        Panorama nacional       

Población. Según un informe divulgado por la Defensoría del Pueblo, 1.056 niños y niñas vivían hasta abril de 2010 en las cárceles del país junto a sus padres, de los cuales casi la mitad habitan en la cárcel de Palmasola. Dicha oficina inició una campaña de sensibilización para que los menores puedan salir de los reclusorios, pero no hubo resultados positivos.

En el eje troncal. En las ciudades capitales de Santa Cruz, La Paz y Cochabamba se concentra el 74% de la población carcelaria nacional.

n Diferencias. En los penales de La Paz hasta el año pasado había 1.963 presos, mientras que en Palmasola hasta ayer se contabilizaron 3.267, sin contar los recluidos en la cárcel de Montero. Cochabamba tiene 1.784 encarcelados, siendo el penal de El Abra el de mayor capacidad.

Reclusorios. A escala nacional el sistema penitenciario cuenta con 53 recintos penitenciarios, de los cuales 17 tienen asiento en las nueve capitales de departamento y 36 en las provincias, donde solamente son ‘carceletas’ de menor capacidad.

Facilidades. Para nadie es extraño saber que los internos, en la mayoría de las cárceles del país, gozan de privilegios, como el uso de teléfonos celulares, fiestas, churrascos y consumo de droga y alcohol sin control.

Ingreso. Pese a que la ley dispone que las visitas deben permitirse los jueves y los domingos, la entrada es a diario.