Sanabria cortará cabezas

José Gramunt de Moragas

Por Jose Gramunt de Moragas El 42% de los homicidios por armas de fuego que se cometen a nivel mundial se registran en las Américas. El dato lo dio a conocer el domingo pasado, el Secretario General de la Organización de Estados Americanos, al inaugurar la 41 Asamblea Anual de la OEA, en San Salvador, y anunció que se desarrollará “un plan de acción en todos los países de la región, para combatir el crimen organizado y la inseguridad ciudadana.

Por su parte, el canciller salvadoreño y presidente de la Asamblea General, Hugo Martínez, dijo que en la región se registra un homicidio cada tres minutos y el 66% de todos los secuestros en el mundo. Entre las principales causas de esos crímenes se citan "la pobreza, la indigencia, la desigualdad, la exclusión social, la inestabilidad económica y el desempleo". Las preocupantes advertencias formuladas en la Asamblea han de ser atendidas por los gobiernos de los 34 países miembros (Cuba no participa de la OEA). La realidad es que ninguno de los países está libre de culpa.



Pero aquí el caso que nos concierne especialmente es el de Bolivia. Muy en particular en lo que se refiere a la producción y comercialización de cocaína. El problema viene de lejos. Pero en la actualidad, el Gobierno, con el fin de eludir responsabilidades, ha pretendido confundir el acullico legal con los cultivos excedentes de la hoja de coca. A lo que hay que añadir el escaso rigor con que se persigue y sanciona el tráfico de la cocaína.

Por citar el caso más escandaloso y reciente, pongamos el del ex general de la Policía René Sanabria, quien, curiosamente, no fue detenido en Bolivia sino en Panamá. El ex general fue encarcelado en los Estados Unidos. Según todas las previsiones basadas en la legislación del estado de Florida, Sanabria será condenado a cadena perpetua. Si se declara inocente —aseguran los expertos— será imposible que se libre de la cadena perpetua, supuesto que las pruebas acumuladas son contundentes. Pero si el acusado se declarase culpable, lo más probable es que se acogiese a la condición especial de “testigo protegido”, con lo cual podría obtener algún alivio en la pena de por vida. Pero si revela todo o mucho de lo que sabe sobre el narcotráfico en Bolivia y en otros países, podría ayudar a desarticular una gran red del crimen organizado, al mismo tiempo que cortaría muchas cabezas. Éste es un pronóstico que arriesgamos, supuesta la decisión de la OEA al proponer una guerra sin cuartel al crimen organizado en toda la región y más allá.

La Razón – La Paz