Evonomics, a la cola del continente

EVONOMICS “Evonomics” es el término con el cual se le ocurrió bautizar a la política económica del gobierno actual al ministro de hacienda, Luis Arce Catacora, también conocido como “Superluchín” a raíz de otra ocurrencia propagandística, esta vez de la oficina de prensa de su cartera.

El nombre es un refrito pintoresco de la “Reaganomics” aplicada durante la presidencia de Ronald Reagan en los Estados Unidos, curioso símil para un régimen autodefinido como socialista.

Bajo el término de Evonomics, Arce Catacora intentó publicitar ante los mercados norteamericanos las bonanzas de la economía boliviana bajo Evo Morales, artificio que no convenció a muchos y que hoy suena casi a broma, a juzgar por el pobre desempeño de la misma en comparación con los estándares regionales.



Un reciente informe de la Fundación Milenio indica que la economía de Bolivia sólo creció un 4,2% en el 2010, contrastando con el promedio sudamericano de 7,9% en el mismo periodo.

De igual manera, mientras el crecimiento del PIB per capita boliviano fue de 21% en los últimos años, el de los países vecinos fue del 32%.

Cifras igual de magras son las que aparecen en relación a la inversión, que en Bolivia apenas llegó al 14,7% del PIB en los últimos años, contra un promedio sudamericano de 19,4%.

Nada mejor aparecen los indicadores de desarrollo humano, ya ni siquiera en comparación con los países de la región, sino con la misma experiencia nacional de años anteriores. Si el crecimiento del desarrollo humano fue del 6,3% en el lustro 2000-2005, éste bajó drásticamente a un 1,8% en el periodo 2005-2010.

¿Cómo explicar tamaño estancamiento, en un lapso que estuvo caracterizado por el impacto favorable de altos precios internacionales?

Quizás el hostigamiento sistemático del poder político hacia el sector privado, la destrucción de institucionalidad y la evaporación de la seguridad jurídica puedan servir de respuesta…

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