García Linera habla sobre ser «vice»; al Mallku, su excompañero, lo considera un delator

García Linera ha sostenido un fuerte debate con algunos detractores del Gobierno. En medio de eso, recuerda a su excompañero Felipe Quispe, a quien lo considera un delator.

image Álvaro García Linera – Cómodo en el Salón de los Espejos del Palacio de Gobierno, el Presidente en ejercicio del Estado hace un alto a sus tareas de gobernante. Habla de varios temas, entre ellos de la necesaria diversificación de puertos de exportación más allá de Chile. En la discusión actual, considera a Rubén Costas, tras casi un minuto de madurar la respuesta, como “parte de una conjura antidemocrática; conservador, que visibilizó los límites de la clase social a la que pertenece”.



La Razón, Rubén D. Atahuichi López

García Linera habla sobre ser "vice"

El ‘proceso’ tuvo ‘adherencias superficiales’.

Se lo ha tomado serio esto de Presidente en ejercicio del Estado Plurinacional. Así, ha dado la vuelta el país en pocos días como el mismo presidente Evo Morales. Álvaro García Linera ha hecho suyo el Palacio de Gobierno y desde allí hace un repaso del país y sus debates de actualidad, mucho más de esto último que le ha puesto en el centro de la polémica con algunos “adherentes superficiales”.

Jacobino declarado y enamorado confeso, el segundo hombre del país considera que el proceso político que vive Bolivia no se consolida de la noche a la mañana, sino en décadas. Pero tuvo un comienzo…

— ¿Pudo ser ese presidente indígena Felipe Quispe?

— Era una de las posibilidades el 2002. Vimos con el despertar de Felipe, de Evo, uno de los grandes momentos, no tan rápido quizás;  siempre la historia sucede distinta a lo que uno imagina.

No habíamos pensado tan rápido que Felipe haya emergido con ese discurso tan fuerte desde el campo indígena, pero las circunstancias hicieron que Evo, desde la Guerra del Agua, mostrara la gran habilidad articulatoria de la sociedad. Mientras Felipe emergía como el grito guerrero indígena ante el Estado colonial, Evo se mostraba como el gran articulador hegemónico de un bloque nacional popular indígena. Ésa es la diferencia.

Felipe mostraba el antagonismo lacerante que había entre indígenas y Estado, era la denuncia. Y Evo era la construcción de la superación, lo mostró en su habilidad política, orgánica, en la Guerra del Agua, al crear en pequeñito el gran “frente nacional popular indígena” que logró la primera victoria: regantes, productores de coca, fabriles, clases medias, jóvenes… con un solo objetivo.

— Es decir, ¿Felipe se quedó en sólo la denuncia?

— En una brillante, audaz y contundente denuncia de la colonialidad del Estado. En Evo, lo que se visibilizaba era la solución, iba más allá, y es lo que logró entre el 2005 y el 2010.

— ¿Rompió con Quispe  o simplemente perdió el contacto?

— Felipe entró en una actitud de acusaciones, de denuncias… Yo no caigo en eso. Soporté cinco años, en una cárcel de máxima seguridad, la tortura, tres familiares míos encarcelados, la amenaza a mi familia, pero jamás fui un delator.

— ¿Eso fue Felipe?

— Jamás fui un delator y no lo voy a hacer. Si no pudieron doblegarme antes, menos ahora. Cualquier cosa acepto, menos la delación. No perdonan, tampoco yo perdono. Ni lo seré ni perdonaré esas actitudes inmorales. Nunca acusé ni delaté, ni en la tortura ni el cárcel de seguridad, ni ahora; así será mi vida.

Ésa es la diferencia con algunos compañeros.

— ¿No quiere nombrarlo?

— Pero creo que la cosa es elocuente para quien sepa entenderlo.

— Cuando se supo elegido, ¿qué idea le vino a la mente?

— Como suceden en las elecciones, el presidente Evo va siempre a votar al Chapare, se reúne con los compañeros y luego regresa a La Paz. En mi caso, espero los resultados de las elecciones a partir de las 18.00 en mi casa, me encierro en mi cuarto solo y sólo permito que me den algunas informaciones y me doy mi tiempo de una, dos o tres horas para reflexionar sobre el acontecimiento. Solo y debo asumir ya las tareas, eso pasó el 2005 y el 2009; necesito siempre ese momento de aislamiento en paz para entender la carga del momento y reflexionar sobre los siguientes pasos.

Soy un hombre de misiones. Los bolcheviques y los misioneros tienen esa mirada de la vida: asumir las cosas como una misión. Y en una misión uno entrega, pues, todo, hasta la última gota de sudor que se pueda para cumplir lo mejor. Asumir con responsabilidad las responsabilidades.

— ¿Qué cambió del papel del Vicepresidente? El Vicepresidente era la quinta rueda del carro.

— El gran problema de los vicepresidentes es que se creen presidentes y presidenciables. Y eso genera desde un principio tensiones y luchas por poderes mezquinos y personales; el Presidente tenía que protegerse de su Vicepresidente.  Aquí, el vicepresidente García Linera ha cumplido su meta de vida: indígena gobernante. No puede llegar a ningún otro lugar más.

— ¿Tiene ejemplos de vicepresidentes buscando ser presidentes?

— Todos sin excepción.

— Quizás las eventualidades acompañaron a los vicepresidentes Jorge Quiroga y Carlos Mesa.

— No, todos sin excepción. Todos buscaron esa ambición; hacen la política como un hecho personal. ¿Qué Vicepresidente estuvo dispuesto a entregar la vida por el gobierno de otros? Déme un solo ejemplo.

— Mesa dice que nunca soñó con ser Presidente…

— Dar es otra cosa distinta que entregar la vida por que gobiernen otros que son distintos a la clase de uno. Déme un solo ejemplo; no hay, pues. Y quien intentó hacer algo así, se murió previamente.

La vida ha querido que un hombre que ha luchado para que otro distinto a la clase de uno gobierne Bolivia. Creo que eso lo ha entendido bien el presidente Evo, por eso ha permitido que el Vicepresidente pueda colaborarle en más cosas. También tiene mucho del Presidente, en relación a la confianza, con más tareas.

— ¿Qué hace ahora que no hacían los vicepresidentes?

— Toda la parte ejecutiva, no se involucraban en la parte ejecutiva. Ahora el Vicepresidente tiene su papel en el Legislativo y en el Ejecutivo, y las distintas que el presidente Evo va viendo como complementos necesarios. Un Vicepresidente actual es bicéfalo, con un pedazo de cerebro en el Ejecutivo y con otro en el Legislativo.

— Lo asesora también. Muchas veces se decía que el Presidente lo embarraba y el Vicepresidente lo arreglaba.

— No, eso es falso. Si hay un acierto, es colectivo, y si hay un desacierto, también. No hay decisiones importantes que el Presidente las tome con su Vicepresidente, con todos. Éste es un trabajo en equipo.

— En las contradicciones del bloque nacional-popular que habla, ¿se consignan esas disidencias de Raúl Prada o Alejandro Almaraz?

— No son portadores de proyecto alternativo. Por un buen tiempo, el trípode de la lucha, de la reflexión y de la propuesta política está enmarcado en tres ejes del debate contemporáneo: plurinacionalidad, autonomía y economía plural.

Unos son más radicales en economía plural y otros más radicales en autonomías o en plurinacionalidad. Son los tres ejes que marcan el debate y la reflexión intelectual, política y organizativa del país. No escampamos de ese trípode, es el horizonte de época.

Le tocará a otra generación crear otro horizonte de época, que se ha instalado como propuesta el 2000, como proyecto organizativo el 2005 y como proyecto estatal, ideológico e intelectual el 2009.

— ¿No es una ‘tesis complicada’, como observa Prada? Él le dice que usted piensa imaginarios.

— Es posible que uno se equivoque, tiene que admitirlo. Pero muéstreme un proyecto alternativo a ese trípode, desde las izquierdas o desde las derechas. Lo que tenemos es un debate sobre interpretaciones del trípode, sobre variantes más o menos radicalizadas, más o menos atenuadas.

Aún los compañeros, esos que se han puesto a escribir (el Manifiesto por la Recuperación del Proceso de Cambio), se mueven en ese trípode: no era lo suficientemente plurinacional, no era suficientemente autonómico, no nacionalizaron de verdad.

— ¿Cómo se produce la ruptura con esos ciudadanos que en algún momento fueron parte del Gobierno?

En el libro polémico leninista que he escrito (El ‘oenegeísmo’, enfermedad infantil del derechismo o cómo la reconducción del ‘proceso de cambio´ es la restauración neoliberal) intento una explicación del tema y voy por el lado de las “adherencias superficiales” de ciertos sectores de clase media al proyecto indígena-nacional-popular, visibles desde un principio.

— ¿Pero, cómo los asumieron?

— Compañeros de ruta, no de destino. Todo un buen bolchevique sabe que en la vida va a encontrar eso; los ñañas con los que puedes llegar hasta la tumba y los compañeros que los conoces políticamente, compartes, pero cuando hay complicaciones, por sus intereses no se sienten suficientemente potenciados, te abandonarán en la ruta. La vida es así.

— ¿Necesita el ‘proceso’ un reencauce o ellos necesitan reencauzarse al proceso?

— Siempre es buena la crítica, permite a uno oír un punto de vista diferente sobre lo que se está haciendo, más aún para un gobernante. Como gobernante, uno tiende a vivir en un medio autoreferenciado, donde lo que uno dice le rebota por otras voces. Eso es feo, eso no es sano.

Cuando llega la crítica, es como aire fresco que entra por la ventana. Pero hay críticas y críticas, que vienen cargadas de sentido puro de criticidad (estudio de los fundamentos y límites de algo), y ésa es buena; son críticas constructivas. Pero a críticas destructivas, infundadas, maliciosas, tergiversadas u orientadas por el interés personal, no por el colectivo.

Buena parte de las críticas que hicieron estos compañeros están marcadas por eso. Si no, ¿cómo justificar los más de 100 errores y mentiras que tiene ese documento de 10 páginas, en sus datos, en su interpretación y en su explicación?

Uno puede tener cinco o 10 errores, pero 90 ó 100, es una actitud malsana.

— Dígame un error.

— Que solamente recibimos por hidrocarburos 800 millones de dólares, cuando los resultados son 2.300 millones de dólares. Que tenemos déficit fiscal o sobreendeudamiento, que no se ha nacionalizado o que las petroleras controlan todo.

No es crítica honesta, ya es interés personal que se encubre detrás de la palabra o el concepto de crítica. Quedé sorprendido por la cantidad de errores.

Ahí están las distintas diferencias. Siempre estaremos dispuestos a volver a hablar, pero sobre bases sanas.

Es previsible un 40% de abstención en las elecciones

— El imaginario popular, al influjo de la oposición, cree que los 116 candidatos judiciales son masistas.

— No es cierto. Aquí no hay votación partidaria. Le voy a dar otro dato que no le he dicho nunca sino en la preselección en la Asamblea: Si alguien me va a sugerir una persona, con nombre y apellido me deja el diputado o senador que la está sugiriendo, yo le voy a cobrar cuentas, a ese senador o diputado, de aquí a uno o cinco años, si esa persona hace daño al Estado.

— ¿Se atrevieron?

— Todos levantaron la mano. Nadie. Se ha ido seleccionando por descarte. ¿Quién se anima esto? Jefes de bancada, todos calladitos. Se eligió por descarte porque había que reducir la extensa lista y eso no fue por la gracia del Señor, sino una decisión humana basada en criterios por la vía de la negatividad y no por la vía de ‘éste es un buen candidato’. Quién decía eso, yo le pedía que ponga su firma. Nadie quiso firmar.

— ¿Cuánto de apoyo a los candidatos judiciales va a preocuparle al MAS?

— Es la primera vez. Creo que desde la Comuna de París, desde los comunistas de Francia de 1871, no se había dado algo así. Salario de obreros, revocables y por voto directo, las tres virtudes que tenían los comunistas, los elegidos por la Comuna.

— ¿Con cuánto?

— Es probable una alta dispersión del voto y sería normal, así objetivamente. No habría por qué sorprenderse. Es previsible al menos un 40% de abstención porque eso indican las estadísticas.

Ustedes han hecho un informe, pero no analizaron los picos y valles de la votación. En votación presidencial, el pico llega hasta un 95% de participación y en los valles de votación municipal, la participación cae en un 60%.

Es previsible que el comportamiento electoral sea parecido al de una votación municipal, es decir, un 40% o 42%, al menos, de abstención, nulo o blanco.

— Eso puede ser aprovechado para el argumento del plebiscito.

Por eso me adelanto, para que no haya ningún sin vergüenza que diga ‘ahí está mi votación’. Me adelanto, esto es lo previsible.

— ¿Hay riesgo de que las elecciones se conviertan el plebiscito?

— No. Estas elecciones son la primera experiencia democrática de la justicia en el mundo después de 140 años. Plebiscito no, la gente va ir a partir de otro tipo de criterios. Y quienes quieren convertir esto en plebiscito, revelan su espíritu antidemocrático y el profundo autoritarismo que se esconde y el desprecio a la democracia, junto con sus intereses personales.