Los incondicionales del “jefazo”

Mauricio Aira

mauricio_aira2.JPG Sacha Llorenti, con García Linera y Ramón Quintana, están entre los ya menguados incondicionales del "jefazo", cuyo vocabulario adulón mengua y se hace agua.

Me tomé valiosos minutos para tragar toda la entrevista que John Arandia le hizo a Sacha Llorenti con el fin de clarificar del porqué el ministro calificó de "rehén" al canciller Choquehuanca a manos de "los violentos terroristas que se auto nombran marchistas" cuando éste último acudió a dialogar con los dirigentes de los originarios del TIPNIS.



Amable y cordial el presentador de TV, trató con sus modos suaves aunque insistentes y reiterativos de precisar la verdad de los hechos, partiendo de algo conocido por todos, "Choquehuanca no fue tomado como rehén, ni obligado a caminar con un grupo de mujeres marchistas sino que lo hizo de buena voluntad para demostrarles que los colonos no estaban bloqueando sino en vigilia".

A lo largo de 22 minutos John hizo verdaderos esfuerzos para introducir a Sacha en un plano de realidad y que reconociera la verdad de los hechos, que de parte de su Ministerio se estaba magnificando, por no decir "manipulando la realidad" mostrando a los originarios que reclaman ante el Supremo Gobierno de la Nación que no se divida en dos partes su territorio, considerado uno de los más hermosos parques de recursos naturales del Continente, como si éstos fueran realmente violentos y que pretendiesen atropellar al originario canciller.

Con muy poca fortuna Sacha una y otra vez salía del tema en cuestión reiterando con su meliflua voz, que adquiere un aire de inocencia e ingenuidad que su Presidente Evo Morales y su gobierno eran víctimas de un complot, que en realidad había una conspiración en marcha alentada por fuerzas derechistas y por los oligarcas de Gonzalo Sánchez de Lozada, aliado con reaccionarios y neoliberales que estaban utilizando a los del TIPNIS para oponerlos a "su jefe". Pude contar que al menos 8 veces reiteró el mismo argumento y no se refirió para nada a la imposición del trazo de la carretera asignada a Bolivia por el ex-presidente Lula con el financiamiento generoso y ya listo para el desembolso de la empresa brasileña OAS, que luego se supo está liderado por un ejecutivo muy ligado al brasileño convertido en el mayor interesado en la realización de la multimillonaria carretera, se defendió Sacha no dándose por aludido por las acusaciones que se le formulaban de manipulador, falso, agresor y vengativo.

Cuando se vio finalmente acorralado por la persistencia del periodista Arandia, terminó formulando una confesión que motivó este artículo: "Estoy convencido que este proceso de cambio continuará bajo la conducción de su único líder Evo Morales. No hay proceso sin Morales".

Una afirmación propia de un adulón, de un incondicional, de alguien que le soba la espalda "al jefazo" como lo hicieron algunos otros que hoy están en su contra, otros más que se están convenciendo de que no hay tal cosa, que EM no había sido el hombre marcado por el destino para ésta empresa. Entre los que se empalagaron con adulonería y relames vergonzosos están algunos senadores y diputados que le juraron "eterna lealtad", pero que hoy alinean entre sus críticos más acerbos. No vamos a dar sus nombres porque el pueblo los conoce de sobra. Ahora no lo reverencian ni alaban, escriben sobre arte, historia o chismes simplemente sin dejar de pinchar al mismo ex-benefactor, o a sus colaboradores, como muestra de su ingratitud.