La soledad cívica

Tuffí Aré Vázquez

ARÉ1 En un par de semanas se cumplirá un año de la elección de Herland Vaca Díez como presidente del Comité pro Santa Cruz. El 12 de febrero de 2011 su victoria fue asumida como un hecho histórico, ya que se empoderaba a alguien que no provenía de las llamadas logias. Es más, el destacado médico cruceño había cuestionado en una anterior votación, en la que perdió, duramente a los grupos de poder que supuestamente tenían capturada a la institución cívica. Con algunas excepciones, ciertamente varios de los presidentes cívicos tuvieron que recibir la bendición de los grupos de poder para encumbrarse. Es por eso que la elección de Vaca Díez se interpretó como un cambio real, como la llegada de nuevos tiempos y como una etapa de inflexión en la conducción de la institución más prestigiosa e influyente de Santa Cruz.

Vaca Díez ganó la elección con su idea de que el Comité no debería tener dueños. Su discurso captó simpatía en los nuevos tiempos que vive Santa Cruz y el país, porque reivindica la inclusión de amplios sectores sociales en las tomas de decisiones, reservadas en los viejos tiempos a pequeños grupos. El médico tiene también autoridad moral para hablar así, ya que cuenta con un pasado y un presente sin cola de paja y, ante todo, su propia profesión le ha dado un contacto social amplio y una gran sensibilidad social.



Así llegó Vaca Díez al Comité. Las expectativas de apertura y cambio de la institución acompañaron fuertemente la inauguración de su gestión. No obstante, pasado casi un año, se percibe no solo un debilitamiento de la influencia cívica, sino una soledad del galeno en la presidencia.

Estos problemas tienen su explicación. Con su acostumbrada sinceridad, el médico confesó recientemente en el programa Asuntos Pendientes, de EL DEBER Radio, que ha tenido un año más difícil de lo esperado. Tales dificultades tienen relación con lo que él considera acciones desestabilizadoras de gente que lo acompaña en su directorio. Incluso, denunció haber identificado a dos dirigentes que quisieron tumbarlo porque se resistió a que el Comité siga siendo un instrumento puesto al servicio de intereses particulares o de algún empresario con cierta influencia. Vaca Díez ha desnudado también los problemas económicos del Comité, lo que llevó incluso a que él mismo destine Bs 300.000 de sus recursos para sanear el déficit. Por último, afirmó que tiene poco o casi nada de apoyo empresarial.

No es un secreto que la dirigencia del sector empresarial y agroproductivo, que dio la base social al Comité, se ha distanciado últimamente de la institución cívica y, en contrapartida, se ha acercado bastante al Gobierno. No obstante, Vaca Díez considera que esa situación es buena, ya que de alguna manera libera a su gestión de presiones. El líder cívico encuentra en ese distanciamiento una oportunidad para abrir definitivamente el Comité a otros sectores sociales y actores nuevos en Santa Cruz, sobre todo los más postergados por la acción excluyente de los grupos más poderosos.

Ciertamente, es una oportunidad. Sin embargo, por el momento, no hay señales claras de que se la esté aprovechando. Al contrario, Vaca Díez se inquieta por la soledad en la que ejerce su mandato. Los que antes reclamaron apertura en el Comité, no se han acercado para consolidar una etapa de cambio de Santa Cruz. Que no se quejen más adelante.

El Deber – Santa Cruz