Discapacitados se crucifican y el diálogo sigue congelado

La caravana de discapacitados que cumple una huelga de hambre desde el viernes a una cuadra de la plaza Murillo y que se encuentra cercada por barreras policiales, radicalizó sus medidas de presión en busca de conseguir un bono solidario anual. Al menos cuatro de los miembros de la protesta procedieron a crucificarse y una señora a enjaularse con su hija. Los hechos se registraron entre las calles Ingavi y Yanacocha.

El dirigente de la protesta, Carlos Mariaca, informó que en las próximas horas se tomarán otros mecanismos y más crucificados. Después de los enfrentamientos con la Policía el jueves, la caravana de discapacitados logró instalar un punto de vigilia a una cuadra de la plaza Murillo. En respuesta, la Policía cercó la protesta también a una cuadra a la redonda y se encuentra alerta para detener a cualquier presunto infiltrado.

El tránsito vehicular está cortado en las inmediaciones del Km 0. Ayer, al menos 250 discapacitados, instalados en la esquina de las calles Ingavi y Yanacocha, recibieron la solidaridad de la gente y de instituciones allegadas a las personas con capacidades especiales.



Ahora cuentan con una carpa y atención de médicos. Uno de los dirigentes de la marcha, Camilo Bianchi, sostuvo desde su silla de ruedas que ante la falta de respuesta inmediata del Gobierno ante la petición de la caravana de un bono de unos 3.000 bolivianos, equivalentes a 430 dólares estadounidenses anuales, no descartan asumir medidas más radicales que una huelga de hambre. Los discapacitados después de la intensa lluvia tuvieron que armar carpas para contener la intensa lluvia.

Fuente: Jhon Arandia, Todo A Pulmón, Cadena A.

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