Rebasando límites

Karen Arauz

karen-arauz Hace unos años tuve la suerte de pasar carnavales en Tarija. Para nadie es un secreto que su gente es de sangre liviana y su hospitalidad y simpatía, hacen de cada visita a esa tierra una placentera experiencia.

Guitarreros infatigables de inagotable vena poética, tradicionalmente acompañados de un vinito patero, imprimen a la música de carnaval pura diversión en forma de coplas. Nunca me sentí agredida por su sentido del humor. Su picardía y sus rimas de doble sentido, no hacen a las mujeres incomodarse.



Diferencia abismal es el remedo que -lamentablemente- fue ampliamente difundido en los medios televisivos del país y del exterior gracias a la señal del canal oficialista protagonizado por el Presidente del Estado Plurinacional. Un cabal calificativo al supuesto divertido contrapunto coplero, es el de desagradable.

La música y culturas populares no tienen por qué ser sinónimo de mal gusto y vulgaridad, menos si contienen rasgos discriminatorios hacia el sexo femenino.

Irrepetibles los versos desapacibles, frenéticamente festejados por la audiencia circundante. Incomprensible que ni el Ministro de Cultura recomendase a los circunstanciales copleros, no inducir a que se falte el respeto a la investidura presidencial. Cuando se menciona la mítica soledad del poder, se debe referir a momentos como ése donde la obsecuencia da paso al servilismo imperdonable. Es probable que SE se haya visto sorprendido y empujado a participar, aunque es indudable que se lo notó divirtiéndose tanto como la ministra Suxo, ante la risa complaciente de las dos mujeres en línea directa de sucesión en este país como Montaño y Delgado. Aunque usted no lo crea.

El contenido misógino de las ya incontables bromas presidenciales de similar ralea, trae al tapete de la discusión común, hasta dónde son las mismas mujeres que atrapadas en el atavismo de la sumisión femenina, sonríen ante las ofensas porque se supone que eso es lo que se espera de ellas.

El maltrato psicológico al que son sometidas las mujeres en el país, sólo es superado por el número de las que además, son golpeadas físicamente. Usualmente encontramos en el alcohol el justificativo conveniente y muestra de ello tendremos con seguridad en los reportes médicos y policiales que surgirán después del largo carnaval que acaba de terminar. Mujeres maltratadas y niños abandonados. Estas tragedias que por ser tan cotidianas aparentan ser menos trágicas, a algunos nos laceran profundamente.

Si el Presidente mantiene el predicamento que proclama, debería ser la persona indicada para reflexionar a la población sobre la importancia de respetar a la mujer o sobre la paternidad responsable. El alcohol y las drogas son elementos que están destruyendo la familia y por ende la sociedad y nadie puede pasar ciertas verdades por alto.

Hay ligereza en las apreciaciones de SE. Hace unos días también nos sorprendió con eso de pedir que Derechos Humanos relaje sus normas a fin de no interferir con la disciplina de la instrucción militar. Somos muchos los que no olvidamos el caso del soldado Grover Poma, brutalmente muerto como resultado de excesos en la instrucción militar en Sanandita, caso que aún tiene al padre de su único hijo, peregrinando por justicia. No es comprensible la postura presidencial. La presión psicológica y física a la que son sometidos nuestros jóvenes apenas adolescentes en muchos de los recintos militares, no han merecido hasta donde yo conozco, una gestión directa de exigencia de respeto y apego a la ley.

Si SE dedicara parte de su tiempo a repensar sobre qué es lo que hace de uno un verdadero estadista, ello lo alejaría de los absolutistas que lo han seducido. Los que espectaron con escepticismo su asunción al poder del Estado, tuvieron la esperanza de que tal vez, quizás, Evo Morales podría resultar un gobernante justo, humano, equilibrado, que siendo sencillo, tendría la habilidad de rodearse de personas idóneas más allá de su sexo o ideología que lo colaboraran en su tremenda labor.

La lectura minuciosa de la biografía de Nelson Mandela le aportaría ideas y conductas más apropiadas que las que le pueden proporcionar Chávez, el ego desmesurado de Correa o el iraní de terror si lo que pretende es trascender.

SE es tan proclive a victimizarse que es probable que llegue a sentirse identificado con aquel que surgió de las más oscuras experiencias que un ser humano pueda soportar y se convirtió en ese Estadista de verdad que es respetado y amado por su pueblo y admirado por el mundo entero.

No es saliendo en la prensa mundial jactándose de mujeriego y machista lo que debe enorgullecerlo. No importa cuánto lo alaben y lo aplaudan sus satélites. Algún día, no muy lejano, comprenderá que los abyectos empuñan una letal espada de doble filo.