La política bipolar

La política exterior del gobierno de Evo Morales hacia Estados Unidos bien podría calificarse como bipolar, sujeta a violentos bandazos contradictorios entre lo que manda el radicalismo “antiimperialista” y el pragmatismo forzado por el caso Sanabria.Así tenemos que, en pocos días, se dio un escándalo mediático por las denuncias contra la embajada de EEUU en el “caso Paintball 2” y casi al mismo tiempo el presidente Morales promulgó la ley que ratifica el acuerdo marco, por el cual Bolivia y Estados Unidos comienzan a normalizar sus relaciones bilaterales.¿El régimen genera conflictos de opereta para mantener su imagen “revolucionaria” ante las bases cocaleras o los aliados del ALBA, mientras negocia con el “imperio” para no ser considerado cabeza de un narco-Estado?Otra interpretación posible tiene que ver con el bluff de la denuncia del ministro Romero, sobre las armas en la movilidad de la legación norteamericana. Una vez demostrado que el traslado estaba relacionado a un convenio con la Policía Boliviana, ya era demasiado tarde para retroceder, así que la administración evista tuvo que hacer malabares para tratar de mantener su versión de los hechos.En ese contexto y como muestra de “buena fe”, al decir de Choquehuanca, se produce la promulgación de la ley del acuerdo marco, para descomprimir las relaciones con la potencia del norte.Esta bipolaridad en la política exterior tiene que ver, por una parte, con las complejidades del vínculo estructural que une al gobierno con la producción cocalera del Chapare, mayormente destinada a la fabricación de cocaína; y por la otra, con una gestión ideologizada de las relaciones internacionales…[email protected]