Ruidos cercanos

Economía de palabras – Humberto Vacaflor Ganam

Argentina tiene dificultades para pagar con dólares por el gas natural licuado (GNL) que compra de ultramar y el gobierno de la señora Cristina Fernández está aplicando restricciones monetarias para evitar la salida de dólares.

Brasil, en cambio, endureció su política tributaria para los préstamos del exterior porque no quiere que el ingreso masivo de dólares le lleve a revaluar el real.



Las importaciones de GNL que hace Argentina son muy caras. El millón de BTU le cuesta alrededor de 17 dólares, mientras que por el gas boliviano paga alrededor de 10 dólares.

Pero ha logrado negociar con algunos proveedores para poder pagar por el LNG en soya o sus derivados, lo que le permitirá cubrir con menos apuros los 4.000 millones de dólares que le costará el contenido de 80 barcos que llegarán este año a Bahía Blanca y Escobar. Y, de paso, Argentina coloca sus productos.

En el caso brasileño, la inquietud se debe a que el gobierno de la señora Dilma Rouseff quiere promover el crecimiento de las exportaciones, aunque en este momento está recibiendo una lluvia de importaciones que son las que llevan de regreso los miles de turistas brasileños que se han convertido en los más derrochadores de todos los turistas del mundo.

En suma, que Argentina y Brasil están haciendo esfuerzos por alentar sus exportaciones. Brasil ha decidido no revaluar el real porque no quiere que los productos brasileños se encarezcan para los extranjeros.

Son medidas que el gobierno boliviano no entiende seguramente, porque son exactamente lo contrario de lo que está haciendo con sus medidas tributarias y monetarias.

Aparte de ese detalle, la noticia de Argentina muestra que ese país está tomando medidas para reducir el costo alto de sus importaciones de gas natural. Está ofreciendo pagar en género.

Todos estos ruidos cercanos de tipo monetario y tributario tendrían que hacer meditar al gobierno boliviano.