Cientos de jóvenes interpretan música barroca; turistas disfrutan del festival en la Chiquitanía

Bolivia. La obra más esperada es la "Opera de San Ignacio", en la que participan 170 muchachos y muchachas de los coros y orquestas de Hombres Nuevos, Santa Ana y San Ignacio.

imageFestival de Música Barroca (Foto de archivo)

“El apoyo del municipio ayuda a mantener este esfuerzo, aunque tarde en concretarse, pues ahora no hay respaldo de la cooperación internacional como antes”.



Cientos de jóvenes interpretan música barroca

Por LUPE CAJIAS, Enviada de ANF

San Ignacio, 30 Abr. (ANF).- Cientos de jóvenes bolivianos interpretan en estos días música coral y para orquesta de origen barroco chiquitano, como la parte central del programa del IX Festival de Música Renacentista y Barroca Misiones de Chiquitos que por once días ocupa una veintena de templos católicos en Santa Cruz de la Sierra y en las antiguas misiones jesuíticas, además de Villamontes en Tarija.

La obra más esperada es la "Opera de San Ignacio", que agrupa a 170 muchachos y muchachas de los coros y orquestas de Hombres Nuevos, Santa Ana y San Ignacio. También se presentan los conjuntos corales de Concepción y de Buena Vista.

El profesor Eduardo Silveira es un cubano que vive desde hace once años en San Javier y está a cargo del coro y de la orquesta misional que ahora cantará vísperas, música sacra y también un pupurrí con música criolla camba.

"El apoyo del municipio ayuda a mantener este esfuerzo, aunque tarde en concretarse, pues ahora no hay respaldo de la cooperación internacional como antes. También enseño en Comarapa, en los valles interandinos que se integran a estas orquestas. Destaco la experiencia de Villamontes porque esa alcaldía ha dado mucha importancia a la cultura y rehabilitó un museo histórico, aportó para la formación musical de los jóvenes y ahora ayudó a ser sede dentro del Festival".

Durante la entrevista, los chicos se organizan con los violines y el chelo. Atrás está el coro, entre ellos Carla, una chiquitana que tiene en sus brazos a su hijito de dos años. A el también le gusta la música, mantiene silencio mientras su madre recita en latín. Me asombra cuando sigue con su suave voz el ensayo del do re mi fa y cierra los puñitos con el método de enseñanza infantil de la escala musical.

Por las calles de los pueblos encontramos estos días a Julían con su mochila colegial de donde sobresale el arco de un violín. Más allá pasan otros amigos con sus instrumentos musicales envueltos en estuches artesanales. El sonido de los ensayos colma la tarde dominical.

Solamente el mal tiempo continua entorpeciendo el programa oficial y, sobre todo, los programas alternativos con los grupos locales que prepararon los municipios al aire libre. Se anuncian lluvias hasta el jueves y han temor porque ello afecte las iniciativas pendientes.

Turistas disfrutan los aires barrocos en la Chiquitanía

Susana Notfelk está contenta. Aplaude el último alegro del Concerto X de L’estro armonico, de Antonio Vivaldi (1678-1741), que acaban de interpretar sus paisanos de La Barroca del Suquía (Córdova, Argentina).

ANF / Concepción.- Llegó hasta el templo dedicado a la inmaculada Concepción, la capital de la orquídea Chiquitana, en Santa Cruz, en el marco del Festival de Música Barroca. Susana es una porteña jubilada que vive en Nueva York. “Nos enteramos desde hace un año de este festival de música renacentista y barroca en Bolivia, y nos apuntamos para venir. Me parece fantástica la idea de recorrer varios pueblos escuchando conciertos en el ambiente inmejorable de las misiones jesuíticas en el trópico sudamericano”, comenta. “Nuestro grupo —agrega— está formado por unas diez parejas de españoles, hay alemanes, franceses y argentinos”.

Hernán es colombiano y también aplaudió la interpretación del virtuoso Manfredo Kraemer, que dirige al grupo de cuatro violines, una viola, un chelo y teclados. “Fue una magnífica interpretación de Bach y de Biber, músicos europeos del siglo XVII. Vine con un grupo de bogotanos, amamos esta música. En la Embajada de Bolivia no nos daban razones y recién esta vez tuvimos suerte, y contratamos una agencia de viajes que ofrecía el paquete completo. Gozamos la música y también la comida boliviana”, relata.

En cambio, la italiana Elizabeth asiste por cuarta vez: “Amo Bolivia y este festival, aunque la última vez no cumplí mi itinerario porque la ruta estaba bloqueada. Pero igual volví y vine con mi amiga. Disfrutamos el concierto que tocó música de autores italianos, Vivaldi, Corelli, Geminiani. Es una experiencia única por el contexto especial, el trópico, la iglesia, los indígenas, los jóvenes pidiendo autógrafos y fotos a los músicos como si fueran estrellas de rock”.

La contadora Mayra es cochabambina y llegó a Concepción para ayudar en el Vicariato de Chiquitos. “Una vez escuché un concierto en Sucre, pero no tuve otras oportunidades y me maravillo de esta música”, confiesa mientras filma y graba el Concerto grosso de Corelli. Sus amigas, coquetas adolescentes, sacan fotos a los violinistas argentinos Mauro Asis, Hernán Rodríguez y Marcos Palacio. Luego pedirán su firma a Federico Ciancio, que se encargó de los teclados. Junto a ellos tocaron la viola Joelle Perdaens y el violanchelo Nina Diehl.

El director, el pemiado Manfredo Kraemer, cuenta de vez en vez datos sobre los músicos, sus características sacras, profanas y hasta burlescas. “Elijo un repertorio europeo porque esa es mi línea, aunque también toqué alguna música de Chiquitos”.

Guadalupe Antelo, propietaria del restaurante El Buen Gusto, calcula que vende entre 200 y 250 platos por día. “Este año hubo apoyo de la Gobernación, de las alcaldías y eso ayuda mucho”. Los organizadores están contentos con la cooperación del Ministerio de Culturas, no solo económico sino en la difusión con gingles y propaganda. El movimiento turístico que genera el festival de música barroca hace que la Chiquitanía compita entre los lugares más visitados en el país junto al salar de Uyuni, Rurrenabaque y el lago Titicaca.